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La princesa Sac-Nicté3
Después de haber vivido diez siglos en la selva de América
Central, los mayas emigraron al Norte y fundaron en la península
de Yucatán tres ciudades: Chichén Itzá, Mayapán y Uxmal. Las
tres ciudades vivieron en paz y amistad por más de dos siglos y
ningún pueblo guerrero se atrevió a atacarlas.
Pero hay una historia triste de aquella alianza de paz. Se cuenta
que el joven rey de Chichén se enamoró de una princesa de
Mayapán y la robó el mismo día en que iba a casarse con el
príncipe de Uxmal.
La leyenda dice que había en Mayapán una bella princesa que
tenía el dulce nombre Sac-Nicté que quiere decir Blanca Flor.
Había también en las tierras de los mayas el príncipe Canek que
quiere decir Serpiente Negra. El joven era valeroso, duro y tenaz de corazón. Cuando Canek cumplió 21 años él se hizo rey de la
ciudad Chichén Itzá. El día en que Canek fue levantado a rey, el
3 Cuento adaptado del libro "Lecturas Ejemplares" de H. Almendros.
209
vio a la princesa Blanca Flor y se enamoró de ella a primera vista.
La princesa también al verlo por primera vez supo que su vida y la
vida del principe Canek correrían como dos ríos que corren juntos
hasta el mar. Pero por desgracia la princesa Blanca Flor ya había
sido destinada por su padre, el poderoso rey de Mayapán, para el
joven príncipe heredero del reino de Uxmal.
Pocos días faltaban para el casamiento. En la maravillosa ciudad
de Uxmal se preparaba la boda, toda la ciudad estaba adornada
de plantas y flores. De todas partes llegaban los invitados con
ricos regalos. Vinieron músicos y poetas. Todo el mundo danzaba
y estaba alegre porque nadie ^abía lo que iba a suceder.
Todo sucedió en un momento. Era ya el mismo día en que iban
a casarse la princesa Blanca Flor con el príncipe de Uxmal. El rey
Canek llegó a la hora que había de llegar. Con sesenta de sus
guerreros principales él entró de pronto en medio de Uxmal,
arrebató a la princesa en sus brazos delante de todos y pasó como
un relámpago. Así Canek robó a la princesa.
Poco tiempo después la poderosa ciudad Mayapán se juntó
con Uxmal, y juntos se volvieron contra Chichén Itzá. Los
habitantes de Chichén dejaron sus casas y sus templos y
abandonaron la bella ciudad situada a la orilla del agua azul.
Todos se fueron para salvar sus vidas. Delante de los itzaes iba el
rey Canek, a su lado iba la princesa Blanca Flor. Ella levantaba la
mano y señalaba el camino, y todos iban detrás.
Por fin llegaron a un lugar tranquilo y verde, junto a una laguna
quieta, lejos de todas las ciudades. Y allí fundaron su reinado,
edificaron las casas sencillas y cultivaron las tierras. Se salvaron
así los itzaes por el amor de la princesa Sac-Nicté, que entró en el
corazón del último príncipe de Chichén para salvarlo del castigo y
hacer su vida pura y blanca.
Mientras tanto, la hermosa ciudad Chichén Itzá quedó solitaria
en medio del bosque. Cuando llegaron los numerosos ejércitos de
Uxmal y Mayapán, no encontraron ni los ecos en los palacios y en
los templos vacíos y decidieron incendiar la ciudad. Así se dio fin
a la brillante y sagrada Chichén Itzá y el bosque creció y cubrió las
ruinas de la antigua riqueza. 210
Vocabulario
• atreverse
•
• robar vt
•
• serpiente(f)
•
duro adj
,
tenaz de corazón
por desgracia
destinar vt
heredero m
• adornar vi
•
suceder vi
,
• arrebatar vt
•
,
relámpago m
• abandonar vt
•
,
señalar vt
• quieto adj
•
,
castigo m
•eco
incendiar vf
Responde a las preguntas:
1. ¿Dónde fundaron los mayas sus nuevas ciudades después
de haber vivido por diez siglos en la selva?
2. ¿Qué quieren decir los nombres de la princesa Sac-Nicté y
del príncipe Canek?
3. ¿Cómo era el joven rey de Chichén Itzá?
4. ¿Por qué Canek decidió robar a la bella princesa?
5. ¿Cómo los habitantes de Chichén Itzá salvaron sus vidas?
Traduce:
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9.
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10.
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Encuentro de Don Quyote
con Dulcinea del Toboso4
Después de haber estado cerca de un mes en su casa, don
Quijote decidió salir de nuevo en busca de aventuras, pero ante
todo quiso dirigirse al Toboso y saludar a la señora de sus
pensamientos, a la encantada Dulcinea. Esperó a que llegara la
noche para entrar en su pueblo, y acompañado por su fiel escu-
dero Sancho Panza anduvo por el Toboso en busca del palacio de
Dulcinea. Pero todo era en vano y al amanecer se retiraron a un
bosque cercano.
4 Fragmento adaptado del libro "Don Quijote" de Miguel de Cervantes Saavedra.
212
Al día siguiente Sancho propuso a Don Quijote que esperara
en el bosque y que le dejara ir sólo al Toboso a buscar a Dulcinea.
Don Quijote accedió y Sancho se puso en camino. Pero en vez de
entrar en el pueblo, se sentó Sancho al pie de un árbol, lejos de su
amo y allí estuvo descansando todo el día. Pensó que su amo
siendo un poco loco y tomando unas cosas por otras, como había
sucedido con los molinos de viento, fácilmente creería que una
labradora cualquiera era la señora Dulcinea.
Cuando, por la tarde, Sancho se levantó para subir en el asno, vio
que se acercaban hacia donde él estaba tres labradoras sobre tres
borricos. Entonces, se dirigió de prisa a buscar a su señor Don Qui-
jote y le dijo que montara sobre Rocinante, pues iba a entrevistarse
con Dulcinea, que se acercaba acompañada de dos doncellas.
Salieron del bosque. Don Quijote tendió los ojos por todo el
camino del Toboso y como no vio más que a tres aldeanas se
quedo extrañado, y así se lo dijo a Sancho.
Sancho Panza replicó que no eran tres labradoras sino Dulci-
nea acompañada de dos doncellas, y que iban montadas no en
borricos, sino en tres caballos blancos como la nieve y que era
imposible que los caballos le pareciesen burros.
- Pues yo te digo, Sancho amigo - dijo Don Quijote -, que es
tan verdad que son burros o burras, como yo soy don Quijote y tú
eres Sancho Panza.
Sancho insistió en sus afirmaciones y adelantándose a recibir
a las aldeanas se puso de rodillas ante una de ellas y le dijo:
- Reina y princesa de la hermosura, reciba a su caballero que
no es otro que el ilustre don Quijote de la Mancha, llamado por
otro nombre el Caballero de la Triste Figura.
Miraba Don Quijote a la que Sancho llamaba reina y princesa,
pero no veía en ella más que una aldeana y no de muy buen
rostro, la cual dijo mal humorada:
- "Apártense del camino y déjennos pasar, que vamos de
prisa".
Sancho insistió aún en que se detuviera para hablar con el famoso
caballero andante, y don Quijote, dirigiéndose a la que creía