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– Es lo mismo.

Kovac se echó a reír.

– Tinks, eres demasiada mujer para él, en cualquier caso. Ese tipo es un capullo, y Ace Wyatt otro. Se merecen la mutua compañía.

– Claro, siempre prestando servicios sociales, ayudando a la gente, trabajando con las víctimas… Qué cabrón.

– Siempre rodeado de publicidad, siempre con promociones, todo ese dinero de Hollywood -replicó Kovac, ceñudo-. Ace Wyatt nunca ha hecho nada que no fuera en beneficio de Ace Wyatt.

– Salvó la vida a Mike Fallon.

– Y se convirtió en una leyenda.

– Claro, seguro que fue premeditado.

Kovac hizo una mueca de disgusto.

– Vale, hizo una cosa decente y desinteresada en su vida -concedió cuando salían al exterior helado e impregnado por el humo de los tubos de escape-, pero eso no significa que no sea un cabrón.

– Los seres humanos son muy complejos.

– Sí -asintió Kovac-, por eso los detesto tanto. Al menos con los psicópatas sabes a qué atenerte.


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