El grueso de la historia que se cuenta en este libro está inspirado en los avatares reales vividos entre junio y julio de 1921 por los soldados españoles, en su mayoría del regimiento de Ceriñola, que defendían las posiciones avanzadas de Sidi Dris, Talilit y Afrau, en Marruecos. No soy amigo de prólogos, pero el hecho de que la narración no tenga un carácter enteramente ficticio impone el deber de realizar alguna advertencia.
En primer lugar, y si bien es cierto que la secuencia de la acción se corresponde a grandes rasgos con la de los acontecimientos reales, debo indicar que me he permitido introducir algunas modificaciones que impiden que el relato pueda seguirse como un fiel reflejo de lo allí acaecido. En algún caso sólo he abreviado o refundido peripecias, pero en muchos otros he recurrido lisa y llanamente a la invención. El criterio para ello ha sido estrictamente literario. [1] Por las mismas razones he renunciado a imitar con absoluta fidelidad el habla probable de aquellos soldados, que para mi gusto habría lastrado el texto de un excesivo casticismo. El lector interesado en ambos particulares (la realidad rigurosa de lo ocurrido y la voz exacta de aquellos hombres), podrá encontrar satisfacción en la notable aunque a menudo desconocida literatura española sobre la guerra marroquí. A mí me interesaban más los aspectos «intemporales» de aquel episodio, y a ellos he procurado primordialmente ceñirme.
Algunos personajes tienen referencias bien precisas, que el conocedor de la historia real desentrañará sin gran dificultad. Al construirlos, a ellos como a los enteramente inventados, he intentado que fueran un reflejo medianamente verosímil de los auténticos, sobre cuyas circunstancias y peripecias he tratado de instruirme con la mínima negligencia posible. Nada de eso les priva, no obstante, de su condición de criaturas de fantasía. En cuanto a los nombres originales de los barcos y de las posiciones, han sido respetados por comodidad para el lector y por su sugerente sonoridad, pero tampoco deben inducir en modo alguno a conferir valor histórico a la narración.
Ciertos detalles relevantes de la historia proceden de la experiencia y los recuerdos del sargento del Ejército de África Lorenzo Silva Molina. Este libro quiere ser, en su limitación, un homenaje a él y a aquellos olvidados soldados de Ceriñola, que padecieron el infortunio de encontrarse a la vez en el peor lugar y en el peor momento y que se vieron obligados, por ello, a sacrificarlo todo a cambio de nada.
Getafe, diciembre de 1998