– Divini Platones… -murmuré-. Conozco esa obra.
– ¿De veras?
Asentí:
– Es la famosa traducción de las obras completas de Platón que hizo Marsilio Ficino para Cosme el Viejo de Florencia.
– Pues el muy bribón asegura que Leonardo la tenía en gran aprecio. Que llevaba días usándola para dar forma a uno de los apóstoles del Cenacolo. ¡Y a mí qué diablos me importa eso! He perdido a un amigo por culpa suya y quiero saber por qué. ¿Me ayudaréis?