No hay nada estable, los ademanes netamente amorosos del niño se precipitan al vacío. Escribí: «grupo de camareros retornando al trabajo» y «arena barrida por el viento» y «vidrios sucios de septiembre». Ahora puedo darle la espalda. El jorobadito es la estrella de tu camino. Casas blancas desperdigadas por las faldas de las montañas. Carreteras desiertas, chillidos de pájaros entre el follaje. Y ¿lo hice todo?, ¿la besé cuando ella ya no esperaba más besos? (Bueno, a bastantes kilómetros de aquí la gente aplaude y ése es mi desconsuelo.) Ayer soñé que vivía en el interior de un árbol hueco, al poco rato el árbol empezaba a girar como un carrusel y yo sentía que las paredes se comprimían; desperté con la puerta del bungalow abierta de par en par. La luna ilumina el rostro del jorobadito… «Palabras solitarias, gente que se aleja de la cámara y niños como árboles huecos»… «Adondequiera que vayas»… Me detuve en las jodidas «palabras solitarias». Escritura sin disciplina. Eran como cuarenta tipos, todos con sueldos de hambre. Cada mañana el andaluz se reía estrepitosamente después de leer el periódico. Luna creciente en agosto. En septiembre estaré solo. En octubre y noviembre recogeré piñas.