Recuerdo que andaba de un lado para otro sin detenerse demasiado tiempo en ningún lugar. A veces tenía el pelo rojo, los ojos eran verdes. El sargento se le acercó y le pidió los papeles. Miró hacia las montañas, allí estaba lloviendo. Hablaba poco, la mayor parte del tiempo se limitaba a escuchar las conversaciones de los jinetes del picadero vecino, de los albañiles o de los camareros del restaurante de la carretera. El sargento procuró no mirarla a los ojos, creo que dijo que era una pena que estuviera lloviendo en las vegas, después sacó una cajetilla de cigarrillos y le ofreció uno. En realidad buscaba a otra persona y pensó que ella podía darle información. La muchacha contemplaba el atardecer apoyada en la cerca del picadero. El sargento caminó por un sendero en la hierba, tenía las espaldas anchas y llevaba una chaqueta azul marino. Lentamente empezó a llover. Ella cerró los ojos en el momento en que alguien le contaba que había soñado un pasillo lleno de mujeres sin boca; luego caminó en dirección contraria al bosque. Un empleado viejo y gastado apagó las luces del picadero. Con la manga limpió los cristales de la ventana. El policía se alejó sin decir adiós. A oscuras, se sacó los pantalones en el dormitorio. Buscó su rincón mientras los vellos se le erizaban y permaneció unos instantes sin moverse. La muchacha había presenciado una violación y el sargento pensó que podía servirle de testigo. Pero en realidad él iba detrás de otra cosa. Puso sus cartas sobre la mesa. Fundido en negro. De un salto estuvo de pie sobre la cama. A través de los vidrios sucios de la ventana se veían las estrellas. Recuerdo que era una noche fría y clara, desde el lugar donde se hallaba el policía se dominaba casi todo el picadero, los establos, el bar que casi siempre estaba cerrado, las habitaciones. Ella se asomó a la ventana y sonrió. Oyó pisadas que subían la escalera. El sargento dijo que si no quería hablar no lo hiciera. «Mis nexos con el Cuerpo son casi nulos, sobre todo desde el punto de vista de ellos»… «Busco a un tipo que hace un par de temporadas vivió aquí, tengo motivos para pensar que usted lo conoció»… «Imposible olvidar a nadie con esas características físicas»… «No quiero hacerle daño»… «Bordeando la costa encontraron bosques dorados y cabañas abandonadas hasta el verano siguiente»… «El paraíso»… «La muchacha pelirroja miraba el atardecer desde el establo en llamas»…