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SÁBADO

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En algún lugar recóndito del océano Internet, un segundo mensaje, muy distinto, se cruzó con el anterior, pocas horas después, en la madrugada del sábado.

«Hermanos/hermanas cátaros de grado primero:

»El Dios bueno nos ha concedido la victoria y los nuestros controlan ya puestos claves en la Corporación.

»La bestia ha sido vencida y nuestros enemigos continúan cayendo a manos de Davis.

»Ahora debemos consolidar posiciones con discreción. En el momento oportuno cada uno recibirá instrucciones precisas.

» La Corporación será el púlpito para extender nuestra fe.»

Unas manos femeninas, con dos uñas de su mano derecha recortadas, teclearon la firma: «Linda Americo».

Una vez transmitido el mensaje, se apresuraron a borrarlo.

La mujer apagó el ordenador, y en silencio, para no despertar a su compañero, regresó a la cama.

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