¿Copias? ¡Mierda! Me había olvidado. Las copias que había hecho imprimir. Estarían saliendo de la impresora láser en la zona de las secretarias, a la vista de cualquier policía que anduviera por allí. Salté de la silla, abrí la puerta y salí disparada de mi despacho.
– -¡Mi escrito! --grité para justificarme, pero ya era demasiado tarde.