Nada sucede dos veces ni va a suceder, por eso sin experiencia nacemos, sin rutina moriremos. En esta escuela del mundo ni siendo malos alumnos repetiremos un año, un invierno, un verano. No es el mismo ningún día, no hay dos noches parecidas, igual mirada en los ojos, dos besos que se repitan. Ayer mientras que tu nombre en voz alta pronunciaban sentí como si una rosa cayera por la ventana. Ahora que estamos juntos, vuelvo la cara hacia el muro. ¿Rosa? ¿Cómo es la rosa? ¿Como una flor o una piedra? Dime por qué, mala hora, con miedo inútil te mezclas. Eres y por eso pasas. Pasas, por eso eres bella. Medio abrazados, sonrientes, buscaremos la cordura, aun siendo tan diferentes cual dos gotas de agua pura. De "Llamando al Yeti", 1957 |