FOTOGRAFÍA DE LA MUCHEDUMBRE En la fotografía de la muchedumbre mi cabeza es la séptima de la orilla, o tal vez la cuarta a la izquierda, o la veinte desde abajo; mi cabeza no sé cuál, ya no una, no única, ya parecida a las parecidas, ni femenina, ni masculina, las señales que me hace son ningunos rasgos personales; quizás la ve el Espíritu del Tiempo, pero no la mira; mi cabeza estadística que consume acero y cables tranquilísima, globalísimamente; sin la vergüenza de ser una cualquiera, sin la desesperación de ser cambiable; como si no la tuviera en absoluto a mi manera y por separado; como si se hubiera desenterrado un cementerio lleno de anónimos cráneos en un aceptable estado de conservación a pesar de su mortalidad; como si ya hubiera estado allá – mi cabeza, una cualquiera, ajena- donde, si recuerda algo, sea tal vez el profundo futuro. De "Si acaso", 1978 |