Y al día siguiente hice el Examen 2 y el reverendo Peters leyó El precio del discipulado de Dietrich Bonhoeffer, pero esta vez no se fumó un cigarrillo, y Siobhan me hizo ir a los lavabos antes del examen y sentarme yo solo y hacer respiraciones y contar.
Estaba jugando a The Eleventh Hour en el ordenador aquella noche cuando un taxi se paró fuera de la casa. El señor Shears iba en el taxi y salió del taxi y tiró una gran caja de cartón llena de cosas que pertenecían a Madre en el jardín. Eran un secador y algunas bragas y champú L'Oreal y un paquete de muesli y dos libros, Diana, su verdadera historia, de Andrew Morton, y Rivales, de Jilly Cooper, y una fotografía mía en un marco de plata. El cristal de la fotografía se rompió cuando cayó en la hierba.
Entonces, sacó unas llaves del bolsillo, se metió en su coche y se marchó, y Madre salió corriendo de la casa a la calle y gritó «¡No te molestes en volver, cabrón!» y tiró el paquete de muesli y le dio en el maletero del coche cuando se alejaba, y la señora Shears estaba mirando por la ventana cuando Madre hizo eso.
Al día siguiente hice el Examen 3 , y el reverendo Peters leyó el diario Daily Mail y se fumó tres cigarrillos.
Y ésta era mi pregunta favorita
Demuestra el siguiente resultado:
«Un triángulo cuyos lados pueden escribirse en la forma n2 + 1, n2 – 1 y 2n (donde n › 1 ) es rectángulo.»
Demuestra, mediante un ejemplo opuesto, que el caso inverso es falso.
Yo iba a escribir cómo respondí a la pregunta, pero Siobhan me dijo que no era muy interesante. Yo dije que sí lo era. Y ella dijo que la gente no iba a querer leer las respuestas a un problema de matemáticas en un libro, y dijo que podía poner la respuesta en un Apéndice, que es un capítulo extra al final de un libro y que la gente puede leerlo si quiere. Y eso es lo que he hecho.
Entonces el pecho ya no me dolía tanto y me era más fácil respirar. Pero aún me sentía mareado, porque no sabía si me había salido bien el examen y porque no sabía si el tribunal examinador permitiría que mi examen fuera considerado después de que la señora Gascoyne les hubiese dicho que yo no iba a presentarme.
Es mejor saber que una cosa buena va a pasar, como un eclipse, o que te regalen un microscopio por Navidad, que saber que una cosa mala va a pasar, como que te pongan un empaste o tener que ir a Francia. Pero creo que lo peor de todo es no saber si lo que va a pasar es una cosa buena o una cosa mala.
Padre pasó por casa aquella noche y yo estaba sentado en el sofá viendo University Challenge y acababa de responder a las preguntas de ciencias. Padre se quedó de pie en el umbral de la sala de estar y dijo:
– No grites, Christopher, ¿de acuerdo? No voy a hacerte daño.
Madre estaba de pie detrás de él así que no grité.
Entonces se acercó un poco más a mí y se agachó como haces con los perros para mostrarles que no eres un Agresor y dijo:
– Quería preguntarte cómo te ha ido el examen.
Pero yo no dije nada. Y Madre dijo:
– Díselo, Christopher.
Pero yo seguía sin decir nada. Y Madre dijo:
– Por favor, Christopher.
Así que dije:
– No sé si respondí bien a todas las preguntas, porque estaba muy cansado y no había comido nada, así que no podía pensar correctamente.
Y entonces Padre movió la cabeza para decir que sí y no dijo nada durante un ratito. Entonces dijo:
– Gracias.
Y yo dije:
– ¿Por qué?
Y él dijo:
– Sólo… gracias. -Entonces dijo-: Estoy muy orgulloso de ti, Christopher. Muy orgulloso. Estoy seguro de que lo has hecho muy bien.
Y entonces se fue y vi el resto de University Challenge.
Y la semana siguiente Padre le dijo a Madre que tenía que irse de la casa, pero ella no podía porque no tenía dinero para pagar el alquiler de un piso. Yo pregunté si a Padre lo arrestarían y lo meterían en la cárcel por matar a Wellington, porque podríamos vivir en la casa si él estaba en la cárcel. Pero Madre dijo que la policía sólo arrestaría a Padre si la señora Shears hacía lo que se llama presentar cargos, que es decirle a la policía que quieres que arresten a alguien por un crimen, porque la policía no arresta a la gente por crímenes menores a menos que tú se lo pidas, y Madre dijo que matar a un perro sólo era un crimen menor.
Pero entonces todo fue bien porque Madre encontró un trabajo de cajera en un centro de jardinería, y el médico le dio píldoras para que se las tomara cada mañana para evitar sentirse triste, sólo que a veces la dejaban un poco aturdida y se caía si se levantaba demasiado rápido. Así que nos mudamos a una habitación en una casa grande que estaba hecha de ladrillos rojos. La cama estaba en la misma habitación que la cocina y no me gustaba porque era pequeña y el pasillo estaba pintado de marrón y había un aseo y un baño que otras personas utilizaban, y Madre tenía que limpiarlo antes de que yo lo usara, o de lo contrario no lo usaba, y a veces me mojaba los pantalones porque otra persona estaba en el baño. Y el pasillo olía a salsa de carne y a la lejía que usan para limpiar los lavabos en el colegio. Y dentro de la habitación olía a calcetines y a ambientador con olor a pino.
No me hacía gracia tener que esperar para saber algo de mi examen de matemáticas. Cuando pensaba en el futuro no conseguía ver nada claro en mi cabeza y eso hacía que me entrara el pánico. Así que Siobhan me dijo que no debía pensar en el futuro. Dijo:
– Piensa sólo en el día de hoy. Piensa en cosas que hayan pasado. En especial en las cosas buenas que hayan pasado.
Y una de las cosas buenas era que Madre me compró un rompecabezas de madera que era así
Tenías que separar la parte de arriba de la parte de abajo, y era muy difícil.
Otra cosa buena fue que ayudé a Madre a pintar su habitación de Blanco con un toque pajizo, sólo que me cayó pintura en el pelo y ella quiso quitármela frotándome champú en la cabeza cuando estaba en la bañera, pero yo no la dejé, así que tuve pintura en el pelo durante 5 días, hasta que me lo corté con unas tijeras.
Pero había más cosas malas que cosas buenas.
Una de ellas era que Madre no volvía del trabajo hasta las 17.30 o sea que tenía que irme a casa de Padre entre las 15.39 y las 17.30, porque no se me permitía estar solo y Madre dijo que no tenía elección, así que colocaba la cama contra la puerta por si Padre trataba de entrar. Y a veces trataba de hablarme a través de la puerta, pero yo no le contestaba. Y otras veces lo oía sentarse en el suelo al otro lado de la puerta, en silencio, durante mucho rato.
Otra cosa mala fue que Toby se murió, porque tenía 2 años y 7 meses, que es mucho para una rata, y yo dije que quería enterrarlo, pero Madre no tenía jardín, así que lo enterré en una gran maceta de plástico. Dije que quería otra rata pero Madre dijo que no podía tener una, porque la habitación era demasiado pequeña.
Resolví el rompecabezas, porque deduje que había dos tornillos dentro y túneles con varillas de metal, así
Tenías que sujetar el rompecabezas de forma que ambos tornillos se deslizaran hasta el final de sus túneles y no se cruzaran en la intersección. Entonces se podían separar las dos piezas.
Madre me recogió de casa de Padre un día, después de trabajar, y Padre me dijo:
– Christopher, ¿puedo hablar contigo?
Y yo dije:
– No.
Y Madre dijo:
– No te preocupes. Yo estaré aquí.
Y yo dije:
– Yo no quiero hablar con Padre.
Y Padre dijo:
– Te propongo un trato. -Y sostenía el reloj automático de cocina que es un gran tomate rojo partido por la mitad y lo hizo girar y empezó a hacer tictac. Y dijo-: Cinco minutos, ¿de acuerdo? Eso es todo. Entonces puedes irte.
Así que me senté en el sofá y él se sentó en la butaca y Madre estaba en el pasillo y Padre dijo:
– Christopher, mira… Las cosas no pueden seguir así. No sé a ti, pero a mí esto… esto simplemente me duele demasiado. Lo de que tú estés en casa pero te niegues a hablar conmigo… Tienes que aprender a confiar en mí… Y no me importa cuánto tiempo haga falta… Si es un minuto un día y dos minutos al siguiente y tres minutos al otro y hacen falta años, no me importa. Porque es importante. Esto es más importante que cualquier otra cosa.
Y entonces se arrancó una pequeña tira de piel del costado de la uña del pulgar de su mano izquierda. Y entonces dijo:
– Digamos que es… un proyecto. Un proyecto que tenemos que hacer juntos. Tú tienes que pasar más tiempo conmigo. Y yo… yo tengo que demostrarte que puedes confiar en mí. Y al principio será difícil porque… porque es un proyecto difícil. Pero cada vez será mejor. Te lo prometo.
Entonces se frotó los lados de la frente con las yemas de los dedos y dijo:
– No tienes que decir nada, ahora mismo no. Sólo tienes que pensar en ello. Y… esto… tengo un regalo. Para demostrarte que estoy hablando en serio. Y para decirte que lo siento. Y porque… bueno, ya verás qué quiero decir.
Entonces se levantó de la butaca y fue hasta la puerta de la cocina y la abrió y había una caja grande de cartón en el suelo y había una manta en ella y se agachó y metió las manos dentro de la caja y sacó un perrito de color arena.
Entonces volvió y me dio al perro. Y dijo:
– Tiene dos meses. Y es un golden retriever.
Y el perro se sentó en mi regazo y yo lo acaricié.
Y nadie dijo nada durante un rato. Entonces Padre dijo:
– Christopher. Nunca, jamás, te haré ningún daño. Entonces nadie dijo nada.
Entonces Madre entró en la habitación y dijo:
– Me temo que no podrás llevártelo. Nuestra habitación alquilada es demasiado pequeña. Pero tu padre va a cuidar de él aquí. Y puedes venir y sacarlo a pasear siempre que quieras.
Y yo dije:
– ¿Tiene nombre?
Y Padre dijo:
– No. Puedes ponérselo tú.
El perro me mordisqueó un dedo.
Y entonces se cumplieron los 5 minutos y la alarma del tomate sonó. Así que Madre y yo nos fuimos otra vez a su habitación.