Yo no quería hablar con ninguno de ellos, porque estaba cansado y tenía hambre y ya había hablado con muchos desconocidos, lo cual es peligroso, y cuanto más haces algo peligroso, más probable es que te pase algo malo. Pero yo no sabía cómo llegar a 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG, así que tenía que preguntárselo a alguien.
Así que me acerqué al hombre de la pequeña tienda y dije:
– ¿Dónde está 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG?
Y él cogió un librito y me lo dio y dijo:
– Dos con noventa y cinco.
Y el libro se llamaba LONDRES de la A a la Z Atlas Callejero e Índice Geográfico de la Compañía de Mapas A-Z y lo abrí y era un montón de mapas.
Y entonces el hombre de la pequeña tienda dijo:
– ¿Vas a comprarlo o no?
Y yo dije:
– No lo sé.
Y él dijo:
– Bueno, pues ya puedes quitarle tus sucias manos de encima, si no te importa. -Y me lo quitó otra vez.
Y yo dije:
– ¿Dónde está 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG?
Y el hombre dijo:
– O te compras la guía de la A a la Z o te largas. Yo no soy una enciclopedia andante.
– ¿Ésa es la guía de la A a la Z? -dije yo y señalé el libro.
Y él dijo:
– No, es un jodido cocodrilo.
Y yo dije:
– ¿Ésa es la guía de la A a la Z? -porque no era un cocodrilo y pensé que le había oído mal por culpa de su acento.
– Sí, es la guía de la A a la Z -dijo.
Y yo dije:
– ¿Puedo comprarla?
Y el hombre no dijo nada. Y yo dije:
– ¿Puedo comprarla?
Y él dijo:
– Dos libras con noventa y cinco, pero vas a darme el dinero primero. No pienso dejar que te largues con ella.
Y entonces comprendí que quería decir 2,95 £ cuando dijo Dos con noventa y cinco.
Y le pagué 2,95 £ con mi dinero y él me dio el cambio justo igual que en la tienda de casa, y me fui y me senté en el suelo y me apoyé contra la pared, como el hombre de la ropa sucia pero muy lejos de él, y abrí el libro.
Dentro de la portada había un gran mapa de Londres con sitios como Abbey Wood y Poplar y Acton y Stanmore. Y decía MAPA PARCELARIO. Y el mapa estaba cubierto con una cuadrícula y cada cuadrado de la cuadrícula tenía dos números en él. Y Willesden estaba en el cuadrado que decía 42 y 43 . Y deduje que los números eran los números de las páginas donde podías ver un mapa a mayor escala de ese cuadrado de Londres. El libro entero era un gran mapa de Londres, pero lo habían cortado en trozos más pequeños para poder darle forma de libro, y eso me gustó.
Pero Willesden Junction no estaba en las páginas 42 y 43. Lo encontré en la página 58, que estaba justo debajo de la página 42 en el MAPA PARCELARIO y que se unía por arriba con la página 42. Y miré alrededor de Willesden Junction trazando una espiral, como cuando buscaba la estación de tren en Swindon, pero en el mapa con mi dedo.
Y el hombre que llevaba zapatos que no eran iguales se plantó de pie delante de mí y dijo:
– Peces gordos. Oh, sí. Las enfermeras. Jamás. Maldita mentirosa. Una absoluta y maldita mentirosa.
Entonces se alejó.
Y tardé mucho rato en encontrar Chapter Road porque no estaba en la página 58. Estaba en la de antes, en la 42, y estaba en el cuadrado 5C.
Y ésta era la forma de las calles entre Willesden Junction y Chapter Road
Y ésta era mi ruta
Así que subí por la escalera, crucé el puente y metí mi billete en la pequeña puerta gris y salí a la calle. Había un autobús y una gran máquina con un letrero que decía Ferrocarriles de Inglaterra, Gales y Escocia, pero era amarilla, y miré alrededor y estaba oscuro y había montones de luces brillantes y hacía mucho que no estaba en el exterior y eso hizo que me mareara. Cerré los párpados para ver sólo la forma de las calles y entonces supe qué calles eran Station Approach y Oak Lane, que eran las calles por las que yo tenía que ir.
Así que empecé a caminar, pero Siobhan dijo que no hacía falta describir todo lo que pasa, sólo tengo que describir las cosas que son interesantes.
Así que llegué a 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG y tardé 27 minutos y no había nadie cuando apreté el botón que ponía Piso C y lo único interesante que pasó en el camino fue 8 hombres vestidos con disfraces de vikingo con cascos con cuernos que iban gritando, pero no eran vikingos de verdad porque los vikingos vivieron hace casi 2.000 años, y además yo tenía que ir otra vez a hacer pipí y lo hice en un callejón a un lado de un garaje que se llamaba Burdett Motors, que estaba cerrado. No me gustó hacer eso, pero no quería mojarme otra vez, y no hubo nada más interesante.
Así que decidí esperar y esperé que Madre no estuviese de vacaciones porque eso significaría que podía estar fuera durante más de una semana entera, pero traté de no pensar en eso, porque no podía volver a Swindon.
Así que me senté en el suelo entre los cubos de basura, bajo unos grandes matorrales, en el pequeño jardín que había delante de 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG. Una señora vino al jardín, llevaba una cajita con una reja metálica en un extremo y un asa en la parte de arriba, como las que se usan para llevar un gato al veterinario, pero no pude ver si había un gato dentro, y llevaba zapatos con tacones altos y no me vio.
Y entonces empezó a llover y me mojé y empecé a temblar, porque tenía frío.
Y entonces, a las 23.32, oí voces de gente caminando por la calle. Y una voz dijo:
– No me importa si lo has encontrado divertido o no. -Y era una voz de señora.
Y otra voz dijo:
– Mira, Judy. Lo siento, ¿vale? -Y era una voz de hombre.
Y la otra voz, que era la voz de señora, dijo:
– Bueno, quizá deberías habértelo pensado mejor antes de hacerme quedar como una completa imbécil.
Y la voz de señora era la voz de Madre.
Y Madre entró en el jardín y el señor Shears estaba con ella, y la otra voz era la suya.
Así que me levanté y dije:
– No estabas, así que te he esperado.
Y Madre dijo:
– ¿Christopher?
Y el señor Shears dijo:
– ¿Qué?
Y Madre me rodeó con sus brazos y dijo:
– Christopher, Christopher, Christopher.
Y yo la aparté de un empujón porque me estaba agarrando y no me gusta que hagan eso, y la empujé muy fuerte y se cayó.
Y el señor Shears dijo:
– ¿Qué coño pasa aquí?
Y Madre dijo:
– Lo siento, Christopher. Se me había olvidado.
Y yo estaba en el suelo y Madre levantó la mano derecha y abrió los dedos en abanico para que yo pudiese tocarle los dedos, pero entonces vi que Toby se me había escapado del bolsillo así que tenía que atraparlo. Y el señor Shears dijo:
– Supongo que esto significa que Ed está aquí.
Había un muro alrededor del jardín, así que Toby no podía escaparse porque estaba atrapado en el rincón y no podía trepar a los muros, y lo cogí y me lo metí otra vez en el bolsillo y dije:
– Tiene hambre. ¿Tienes algo de comida que pueda darle, y un poco de agua?
Y Madre dijo:
– ¿Dónde está tu padre, Christopher?
Y yo dije:
– Creo que está en Swindon.
Y el señor Shears dijo:
– Gracias a Dios.
Y Madre dijo:
– Pero ¿cómo has llegado hasta aquí?
Y los dientes me chocaban unos con otros porque tenía frío y no podía pararlos, y dije:
– He venido en el tren. Y me ha dado muchísimo miedo. Y cogí la tarjeta del cajero automático de Padre para poder sacar dinero y un policía me ayudó. Pero entonces quería llevarme de vuelta con Padre. Y estaba en el tren conmigo. Pero luego ya no estaba.
Y Madre dijo:
– Christopher, estás empapado. Roger, no te quedes ahí de pie.
Y entonces Madre dijo:
– Oh, Dios mío. Christopher. No pensaba que… No pensaba que volvería a… ¿Por qué estás aquí tú solo?
Y el señor Shears dijo:
– ¿Vais a entrar o vais a quedaros ahí fuera toda la noche?
Y yo dije:
– Voy a vivir contigo porque Padre mató a Wellington con una horca de jardín y ahora me da miedo.
Y el señor Shears dijo:
– Me cago en la leche.
Y Madre dijo:
– Roger, por favor. Ven, Christopher. Entremos y te secaré un poco.
Así que me levanté y entré en la casa y Madre dijo:
– Sigue a Roger.
Y seguí al señor Shears escalera arriba y había un rellano y una puerta que decía Piso C y tenía miedo de entrar porque no sabía qué había dentro.
Y Madre dijo:
– Vamos, entra, o te vas a quedar hecho un cubito.
Pero yo no sabía qué quería decir «te vas a quedar hecho un cubito» y entré.
Y entonces Madre dijo:
– Voy a llenarte la bañera.
Y yo di una vuelta por el piso para hacer un mapa de él en mi cabeza para así sentirme más seguro, y el piso era así
Y entonces Madre me hizo quitarme la ropa y meterme en la bañera y dijo que podía usar su toalla, que era morada con flores verdes en un extremo. Y le dio a Toby un platito con agua y un puñado de copos de cereales y yo le dejé corretear por el baño. Y él hizo tres pequeñas caquitas debajo del lavamanos y yo las recogí y las tiré al váter y tiré de la cadena, y entonces volví a entrar en la bañera porque se estaba calentito y bien.
Entonces Madre entró en el cuarto de baño y se sentó en el váter y dijo:
– ¿Estás bien, Christopher?
– Estoy muy cansado -dije.
Y ella dijo:
– Ya lo sé, cariño. -Y entonces dijo-: Eres muy valiente.
– Sí -dije yo.
Y ella dijo:
– Nunca me escribiste.
Y yo dije:
– Ya lo sé.
Y ella dijo:
– ¿Por qué no me escribiste, Christopher? Yo te escribí todas esas cartas. No dejaba de pensar que te habría pasado algo espantoso, o que te habrías mudado y yo nunca descubriría dónde estabas.
Y yo dije:
– Padre dijo que estabas muerta.
Y ella dijo:
– ¿Qué?
Y yo dije:
– Dijo que habías ido al hospital porque le pasaba algo malo a tu corazón. Y entonces tuviste un ataque al corazón y te moriste. Había guardado todas las cartas en una caja de camisas en el armario de su habitación y yo las encontré porque estaba buscando un libro que estoy escribiendo sobre quién había matado a Wellington y él me lo había quitado y escondido en la caja de camisas.