– El gobierno de los Estados Unidos puede querer emprender un proceso contra la Grafalk Steamship. Depende de si pueden comprobar si su marido robó las cargas de profundidad y todo lo demás. Ahora que Sandy y Howard Mattingly están muertos, no hay testigos. Y mientras el Lucelia pueda ser botado de nuevo, Martin no querrá llevar las cosas demasiado lejos. Creo que la investigación seguirá durante algún tiempo, pero no conseguirán encontrar a los culpables de haber puesto las cargas en el Lucelia. A menos que el almirante Jergensen decida declarar que su marido robó los explosivos. No parece querer hacerlo.
Recordé que Bledsoe había ido a verme una o dos veces. Se imaginó casi toda la historia cuando leyó lo del accidente del Brynulf. Salí a tomar una copa con él una noche y le conté el resto. Su forma de hacer el amor hacía juego con su forma de besar. Aquello me ayudó, pero sabía que las pesadillas aún durarían bastante tiempo.
Claire Grafalk miró hacia otro lado y dijo con voz inexpresiva:
– Niels dejó a Paige Carrington un apartamento en Astor Place.
Di un respingo, Paige era el pinchazo que aún dolía, la agujita en el diafragma cada vez que me acordaba de ella.
– Me pregunto si podrá permitírselo. Naturalmente, sigue teniendo que pagar los plazos. No son nada baratos.
La señora Grafalk seguía sin mirarme.
– Ahora está en Londres con Guy Odinflute.
– ¿Le importa? -le dije suavemente.
Las lágrimas brillaron un segundo en sus ojos, pero sonrió forzadamente.
– ¿Me importa? Hace muchos años que Niels murió para mí. Pero una vez fue diferente. En honor al hombre que una vez amé, me hubiera gustado que ella llevase luto por él.
Sara Paretsky
Sara Paretsky has a degree in finance and a PhD in history, and has worked as a conference manager and a promotion manager for a large insurance company. She is now a full time writer with seven Warshawski novels to her credit, including TOXIC SHOCK which won the CWA Silver Dagger Award.
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