Литмир - Электронная Библиотека
A
A

– Estos son los archivos de Grafalk Steamship que pidió el señor Hogarth -dijo ella, dejando el carrito en medio de la habitación.

Ferrant estaba entusiasmado.

– Ahora veremos si el negocio está en buena forma. No se puede deducir del seguro del casco, que es todo lo que hago yo para la Grafalk.

Cinco años de historia de la Grafalk formaban un montón de papeles considerable. Estaban las pólizas de indemnización a los trabajadores, que ocupaban unas cien páginas cada año, describiendo el tipo de empleados, las condiciones de la póliza, las carencias y las primas. Había una póliza por interrupción de negocio para cada año, cobertura para los cargamentos, que estaba suscrita en base a cada transporte, y los riesgos en tierra, para cubrir las responsabilidades de la Grafalk una vez que la carga hubiese sido desembarcada.

Ferrant se desenvolvía entre los papeles con mirada experta.

– Sabe, los cargamentos y las pólizas nos lo dirán todo. Veremos el valor de la carga que está transportando y a cuánta gente emplea para hacerlo. Se suman las pólizas de indemnización de los trabajadores, se comprueban los extractos finales y eso le dirá cuánta gente tiene trabajando para él cada año. Voy a comprobar estas pólizas de cargamentos.

Me senté ante una mesa redonda de madera y me uní a él, amontonando los papeles que cubrían el suelo.

– Pero creí que todo el sector naval estaba en recesión. Si no hace muchos transportes, ¿qué va a descubrirnos eso, si no es que la industria está en recesión?

– Buena observación, muy buena. -Ferrant colocó un montón de pólizas de indemnización de trabajadores frente a mí-. Tenemos ciertas estadísticas de la industria: lo que un transportista medio se lleva como porcentaje de su tonelaje disponible; cosas así. No tenemos más que compararlas. Me temo que es un cálculo muy aproximado. Lo otro es que, sin embargo, sabemos lo que cuesta al día poseer una de esas viejas bañeras. Entonces, si no está transportando una carga, tiene que estar amarrada en alguna parte. A menos que el barco esté entre naftalina, lo que también supone un coste diario, tiene que tener una tripulación mínima a bordo. Necesita ser capaz de poder mover el barco rápidamente y llevarlo al lugar en el que le está esperando un cargamento. Así que podemos hacer una aproximación bastante exacta de sus costos y mirar luego sus cargamentos y comprobar lo que está ganando.

Aquello parecía un modo de trabajar razonable. Empecé con mi parte del trabajo, secretamente encantada con el entusiasmo de Ferrant por el proyecto. No tenía los mismos sentimientos personales que Hogarth hacia el asegurado.

La primera página de la póliza de 1977 explicaba que la Grafalk Steamship era una compañía muy bien llevada, cuya dirección principal era el 132 de la calle North La Salle en Chicago. El sumario de la cobertura en la página de declaraciones mostraba que la Grafalk tenía mil quinientos empleados en ocho estados. Esto incluía marineros, secretarias, estibadores, descargadores, conductores de camiones y oficinistas. Los directivos y oficiales estaban excluidos de la cobertura. La prima total para 1977 era de cuatro millones ochocientos mil dólares. Silbé para mis adentros. Cuánto dinero.

Hojeé las páginas hasta llegar al final, donde se incluía la revisión de la prima. Esta sección se completaba al final del año. Mostraba cuánta gente trabajaba en ese momento cada día por clases de trabajo, y el dinero que la Grafalk debía en concepto de primas a la Ajax en 1977. La reducción era sustancial: tres millones de dólares menos. En lugar de tres millones de horas de trabajo, los empleados de la Grafalk habían reducido dos millones en el año que allí terminaba.

Le mostré el resultado a Ferrant. El asintió y volvió a las pólizas de los cargamentos. Acabé con las de compensaciones, escribiendo los resultados totales en una hoja de papel. Ferrant me tendió un montón de pólizas de cargamentos. Las estaba comprobando fecha a fecha, el valor total del contrato y el navio utilizado. Las compararíamos más tarde con el tonelaje declarado de cada uno de los barcos.

Hogarth llegó cuando estábamos acabando con los montones de papeles. Miré el reloj. Eran casi las seis.

– ¿Ha habido suerte?

Ferrant hizo una mueca; el pelo volvía a caerle sobre los ojos.

– Bueno, ahora tenemos que sumar todo lo que hemos encontrado. Pero me parece que no tiene buena pinta. Oye, Hogarth, sé buen chico y échanos una mano. No pongas esa cara. Piensa en ello como si fuera un problema intelectual.

Hogarth negó con la cabeza.

– No contéis conmigo. Le dije a Madeleine que estaría en casa pronto al menos una vez, y ya llego tarde. Quiero coger el tren de las seis treinta y cinco.

Se marchó, y Ferrant y yo seguimos con nuestro trabajo, aburrido y tedioso. Al final, sin embargo, quedó claro que Grafalk había estado utilizando sólo cuarenta de sus sesenta y tres buques durante los últimos cinco años. De hecho, había vendido tres barcos a mediados de 1979.

– Tendría que haber vendido más -dijo Ferrant sombrío.

– Puede que lo intentase y no se vendieran.

Hacia las ocho y media habíamos terminado un somero análisis del estado de las finanzas de Grafalk. Mantener sus barcos costaba aproximadamente dos mil dólares al día cuando no estaban navegando, y unos mil dólares diarios cuando sí lo estaban. Así que el gasto total de Grafalk para mantener en marcha la compañía era de unos ciento veinte millones al año. Y el valor total de los cargamentos que transportó resultaba ser de cien millones de dólares en 1977. Las cosas le fueron un poco mejor en el 78 y 79, pero no habían mejorado en los últimos dos años.

– Esto contesta perfectamente a su pregunta -dijo Ferrant-. El chico está perdiendo dinero sin duda. -Ordenó sus montones de notas-. Es sorprendente, la cantidad de cargamentos que ha transportado para la Eudora en los últimos cinco años. Casi el veinte por ciento de su volumen total.

– Sí que es raro -dije-. Naturalmente, la Eudora es importante… ¿De dónde saca Grafalk el dinero para cubrir sus pérdidas? Son bastante preocupantes.

– La compañía naviera no es lo único que posee -Ferrant estaba metiendo las pólizas de nuevo en sus carpetas-. Tiene una rentable compañía ferroviaria que conecta el puerto de Buffalo con Baltimore: puede descargar allí y transportar los cargamentos por tren hasta los barcos transoceánicos en Baltimore. Eso le viene muy bien. Su familia posee muchas acciones de Hansen Electronic, la empresa de ordenadores. Tendría usted que conseguir que su broker le dijera si ha estado vendiendo acciones últimamente para pagar todo esto. Está metido en muchas otras cosas. Creo que también su mujer tiene dinero. Pero la compañía naviera ha sido siempre su gran amor.

Volvimos a colocar las pólizas en el carrito y las dejamos en el pasillo para que alguien las recogiese por la mañana. Bostecé, me estiré e invité a Ferrant a una copa.

59
{"b":"115090","o":1}