Литмир - Электронная Библиотека
A
A

En Viena, cerca de un falso templo gótico, hay un parquecillo en el que se alza un monumento a Sigmund Freud. A pesar de nuestras discrepancias, consideré apropiado ir a visitarlo. Si no lo estoy mezclando, en ese mismo parque hay una pequeña pileta, poco profunda, sobre cuya quieta superficie flotan los nenúfares. Estuve un largo rato sentado junto a ella, tratando de imaginar el lado melancólico de Eva Heydrich, que acaso nadie, excepto Regina, que había preferido olvidarlo, había atisbado nunca. Era primavera, y las golondrinas, al pasar, se mojaban las puntas de las alas en las aguas oscuras del lejano país de los estanques.

Getafe-Madrid, 22 de agosto – 25 de septiembre de 1995

46
{"b":"100520","o":1}