Entonces la señora Alexander dijo:
– ¿Por qué necesitas que alguien cuide de Toby, Christopher?
Y yo dije:
– Me voy a Londres.
– ¿Para cuánto tiempo? -dijo ella.
Y yo dije:
– Hasta que vaya a la universidad.
Y ella dijo:
– ¿No puedes llevarte a Toby contigo?
Y yo dije:
– Londres está muy lejos y no quiero llevármelo en el tren porque se me puede perder.
Y la señora Alexander dijo:
– Es verdad. -Y luego dijo-: ¿Vais a mudaros tú y tu padre?
Y yo dije:
– No.
Y ella dijo:
– Bueno, ¿y por qué te vas a Londres?
Y yo dije:
– Me voy a vivir con Madre.
– Pensaba que me habías dicho que tu madre había muerto -dijo ella.
Y yo dije:
– Pensaba que había muerto, pero aún está viva. Y Padre me mintió. Y además me dijo que él mató a Wellington.
Y la señora Alexander dijo:
– Dios mío.
Y yo dije:
– Me voy a vivir con mi madre porque Padre mató a Wellington y me mintió y me da miedo estar en la casa con él.
Y la señora Alexander dijo:
– ¿Está aquí tu madre?
Y yo dije:
– No. Madre está en Londres.
– ¿Así que te vas a Londres tú solo? -dijo.
– Sí -dije yo.
Y ella dijo:
– Mira, Christopher, ¿por qué no entras y te sientas y hablamos un poco de esto para ver qué podemos hacer?
Y yo dije:
– No. No puedo entrar. ¿Cuidará de Toby por mí?
Y ella dijo:
– No creo que sea una buena idea, Christopher.
Y yo no dije nada. Y ella dijo:
– ¿Dónde está tu padre en este momento, Christopher?
Y yo dije:
– No lo sé.
Y ella dijo:
– Bueno, quizá deberíamos intentar llamarlo para ver si podemos ponernos en contacto con él. Estoy segura de que está preocupado por ti. Y estoy segura de que ha habido algún terrible malentendido.
Así que me di la vuelta y crucé la calle corriendo para volver a casa. Y no miré antes de cruzar la calle y un Mini amarillo tuvo que parar y los neumáticos chirriaron en la calle. Y rodeé la casa corriendo y volví a entrar por la verja del jardín y cerré con cerrojo la puerta detrás de mí.
Traté de abrir la puerta de la cocina pero estaba cerrada con llave. Así que cogí un ladrillo que estaba en el suelo y lo arrojé contra la ventana y el cristal se hizo añicos por todas partes. Entonces metí el brazo a través del cristal roto y abrí la puerta desde dentro.
Entré en la casa y dejé a Toby sobre la mesa de la cocina. Entonces subí corriendo por la escalera y cogí mi mochila del colegio y metí en ella un poco de comida para Toby y algunos de mis libros de matemáticas y unos pantalones limpios y un chaleco y una camisa limpia. Entonces volví a bajar, abrí la nevera y metí un cartón de zumo de naranja en mi mochila y una botella de leche que estaba sin abrir. Y cogí dos clementinas más y un paquete de galletas y dos latas de judías estofadas del armario y las metí también en mi mochila, porque podía abrirlas con el abrelatas de mi navaja del Ejército Suizo.
Entonces miré en la superficie que hay junto al fregadero y vi el teléfono móvil de Padre, y su cartera y su agenda y sentí la piel… fría bajo la ropa como el doctor Watson en El signo de los cuatro cuando ve las minúsculas pisadas de Tonga, el isleño de las Andaman, en el tejado de la casa de Bartholomew Sholto en Norwood, porque pensé que Padre había vuelto y que estaba en la casa, y el dolor en mi cabeza empeoró mucho. Pero entonces rebobiné las imágenes en mi mente y vi que su furgoneta no estaba aparcada fuera de la casa, así que debía de haberse dejado el móvil y la cartera y la agenda al salir de la casa. Cogí la cartera y saqué la tarjeta del cajero automático, porque así podría sacar dinero, porque la tarjeta tiene un número secreto, que es el código que uno introduce en la máquina para sacar dinero, y Padre no lo había escrito en un lugar seguro, que es lo que se supone que has de hacer, sino que me lo había dicho a mí porque dijo que yo nunca lo olvidaría. Era 3558. Y me metí la tarjeta en el bolsillo.
Entonces saqué a Toby de su jaula y me lo metí en el bolsillo de uno de mis abrigos, porque la jaula era muy pesada para llevarla hasta Londres. Y entonces volví a salir al jardín por la puerta de la cocina.
Salí por la verja del jardín y me aseguré de que no hubiese nadie mirando, y entonces empecé a caminar hacia el colegio, porque era una dirección que conocía, y cuando llegara al colegio podía preguntarle a Siobhan dónde estaba la estación de tren.
Normalmente, de haber ido andando al colegio, me habría asustado cada vez más, porque nunca lo había hecho antes. Pero estaba asustado por dos motivos diferentes. Por estar lejos de un sitio al que estaba acostumbrado, y por estar cerca de donde Padre vivía, y eran inversamente proporcionales el uno al otro, así que el total de miedo seguía siendo una constante a medida que me alejaba de casa y me alejaba de Padre, así
Miedo total ≈ Miedo a sitio nuevo x Miedo cerca de Padre ≈ constante
El autobús tarda 19 minutos en llegar al colegio desde nuestra casa, pero yo tardé 47 minutos en recorrer la misma distancia caminando, así que estaba muy cansado cuando llegué y esperaba poder quedarme en el colegio un ratito y tomarme unas galletas y un poco de zumo de naranja antes de irme a la estación. Pero no pude, porque cuando llegué al colegio vi que la furgoneta de Padre estaba aparcada fuera, en el aparcamiento de coches. Y supe que era su furgoneta porque decía Mantenimiento de Calefacciones y Reparación de Calderas Ed Boone en un costado, con unas llaves fijas cruzadas así
Y cuando vi la furgoneta tuve ganas de vomitar. Pero esa vez supe que iba a vomitar, así que no me vomité encima, y sólo vomité en un muro y en la acera, y no había mucho vómito porque no había comido mucho. Y cuando ya había vomitado quise acurrucarme en el suelo y gemir un poco. Pero sabía que si me acurrucaba en el suelo y gemía, Padre saldría del colegio y me vería y me atraparía y me llevaría a casa. Así que inspiré profundamente muchas veces, como Siobhan dice que tengo que hacer si alguien me pega en el colegio, y conté cincuenta respiraciones y me concentré muchísimo en los números y los elevé al cubo a medida que los decía. Y eso hizo que el dolor fuese más suave.
Y entonces me limpié el vómito de la boca y tomé la decisión de que tendría que averiguar cómo llegar a la estación de tren y que lo haría preguntándoselo a alguien, y sería una señora, porque cuando nos hablan del Peligro que suponen los Desconocidos en el colegio dicen que si un hombre se te acerca y te habla y te da miedo debes buscar a una señora y correr hacia ella, porque las señoras son más seguras.
Así que saqué mi navaja del Ejército Suizo y abrí la hoja de la sierra y la sostuve con fuerza en el bolsillo en que no estaba Toby para poder apuñalar a alguien si me agarraba y entonces vi a una señora al otro lado de la calle con un bebé en un cochecito y un niño con un elefante de juguete, así que decidí preguntarle. Y esta vez miré a izquierda y derecha y a la izquierda otra vez para que no me atropellara un coche, y crucé la calle. Y le dije a la señora:
– ¿Dónde puedo comprar un mapa?
Y ella me dijo:
– ¿Perdona?
Y yo dije:
– ¿Dónde puedo comprar un mapa?
Y sentí que la mano que sostenía la navaja temblaba aunque yo no la movía. Y ella dijo:
– Patrick, deja eso, que está sucio. ¿Un mapa de dónde?
Y yo dije:
– Un mapa de aquí.
Y ella dijo:
– No lo sé -entonces dijo-: ¿Adonde quieres ir?
– Voy a la estación de trenes -dije yo.
Y la señora rió y dijo:
– No necesitas un mapa para llegar a la estación.
Y yo dije:
– Sí que lo necesito, porque no sé dónde está la estación de trenes.
– Se ve desde aquí -dijo ella.
Y yo dije:
– No, no la veo. Y además necesito saber dónde hay un cajero automático.
Y ella señaló y dijo:
– Allí. Aquel edificio. En lo alto dice Signal Point. En el otro extremo hay un símbolo de los ferrocarriles. La estación está debajo. Patrick, te lo he dicho mil veces, no recojas cosas de la acera para metértelas en la boca.
Y yo miré y vi un edificio con algo escrito arriba pero estaba muy lejos, así que era difícil de leer, y dije:
– ¿Quiere decir ese edificio a rayas con las ventanas horizontales?
– Eso es -dijo ella.
Y yo dije:
– ¿Cómo llego a ese edificio?
Y ella dijo:
– Caray. -Y entonces dijo-: Sigue a ese autobús. -Y señaló un autobús que pasaba.
Así que eché a correr. Pero los autobuses van realmente deprisa y tuve que asegurarme de que Toby no se me cayera del bolsillo. Pero conseguí seguir corriendo detrás del autobús durante mucho rato y crucé 6 calles antes de que girase por otra calle y ya no lo vi más.
Y entonces paré de correr porque respiraba muy fuerte y me dolían las piernas. Y estaba en una calle con montones de tiendas. Y recordé haber estado en esa calle cuando iba de compras con Madre. Y había montones de gente en la calle haciendo sus compras, pero yo no quería que me tocaran, así que caminé al borde de la calzada. Y no me gustó que todas esas personas estuvieran cerca de mí y todo aquel ruido, porque era demasiada información en mi cabeza y hacía que me fuese difícil pensar, como si hubiese gritos en mi cabeza. Así que me tapé los oídos con las manos y gemí muy suavemente.
Y entonces me di cuenta de que podía ver el símbolo que había señalado la señora, así que seguí caminando hacia él.
Y entonces ya no pude ver el símbolo. Y había olvidado recordar dónde estaba el símbolo, y eso me dio miedo porque estaba perdido y porque yo no me olvido de las cosas. Normalmente haría un mapa en mi cabeza y seguiría el mapa, y habría una pequeña cruz en el mapa que indicaría dónde estaba yo, pero había demasiadas interferencias en mi cabeza y eso había hecho que me confundiera. Así que me quedé debajo del toldo verde y blanco en el exterior de una verdulería donde había zanahorias y cebollas y chirivías y bróculi en cajas que tenían dentro una alfombra verde de plástico afelpado, y tracé un plan.