Me sorprendí a mí misma pensando qué sería lo que llegaría a ver el Gato de Cheshire durante sus desapariciones; quizá, desde su punto de vista, era el mundo lo que se alejaba, perdía nitidez y por tanto realidad, se diluía. «You'llsee me there», said the Cat, and vanished. Recordé la traducción que había hecho de aquella maravillosa fantasmagoría de la lógica. La editorial para la que trabajaba entonces me había pedido una versión «seria», ya que consideraban que las dos Alice eran obras para adultos.