Литмир - Электронная Библиотека

Vencedor. Gavira moduló la palabra casi en voz alta. pero una arruga de preocupación le partía el ceño cuando volvió a mirar la pantalla de ordenador, llena de bolitas que rebotaban en todas direcciones, justo en el momento en que dos de ellas tropezaban desencadenando la deflagración nuclear. Bum. De nuevo otra bolita solitaria inició el ciclo. Exasperado, Gavira giró ciento ochenta grados el sillón para volverse hacia el enorme ventanal que se abría sobre la ribera del Guadalquivir. En su mundo, en el campo de batalla de mueres o matas por el que caminaba en busca de fortuna, era necesario el mismo movimiento continuo de esa bolita puñetera. Detenerse equivalía a sucumbir, como el tiburón herido que se torna vulnerable al ataque de otros escualos. El viejo Machuca, con su calma habitual y aquella oscura retranca tras los párpados entornados desde los que acechaba a la vida, se lo había dicho una vez: «Lo tuyo es igual que ir en una bicicleta; si dejas de pedalear, te caes». Pencho Gavira, por su propia naturaleza, estaba destinado a pedalear sin descanso, imaginando nuevos senderos, atacando sin tregua a enemigos reales o molinos de viento fabricados ex profeso. Cada revés lo salvaba con una fuga hacia adelante; cada victoria incluía en sí misma un nuevo combate. Y de ese modo, el vicepresidente y director general del Banco Cartujano iba construyendo la complicada tela de araña de su ambición. Algo cuyo objetivo último conocería cuando llegase a él, si es que alguna vez llegaba.

Tecleó en el ordenador para salir del correo interno, y tras marcar su clave secreta penetró en el archivo privado al que sólo él tenía acceso. Allí, a salvo de intrusos, estaba un informe confidencial que sí podía ponerlo en apuros: el trabajo de una agencia privada de información económica, realizado por cuenta de un grupo de consejeros opuestos a que Gavira sucediese a Octavio Machuca en la presidencia del Cartujano. Aquel informe era un arma letal, y los conspiradores se proponían sacarlo de la chistera en la reunión prevista para la semana próxima; pero ignoraban que Gavira, mediante el pago de una suma considerable, había logrado hacerse con una copia:

S amp;B Confidencial.

Resumen investigación interna B.C. asunto P.T. y otros.

A mediados del pasado año se observó un incremento anormal de los activos del Banco, y consiguientemente de las deudas interbancarias apreciadas en los meses anteriores. La vicepresidencia (Fulgencio Gavira está, además, investido de todas las facultades salvo las indelegables) sostuvo que dichos incrementos se producen principalmente por financiaciones a Puerto Torga y sus accionistas, pero que se trataba de operaciones puntuales y transitorias a punto de regularizarse con la venta inminente de la sociedad Puerto Targa a un grupo extranjero (San Qafer Alley, de capital saudí), lo que produciría importante plusvalía para los accionistas y alta comisión para el Cartujano. La venta ha conseguido la oportuna autorización de la Junta de Andalucía y del Consejo de Ministros.

Puerto Targa es una sociedad con un capital social original de 5.000.000 de pesetas, cuyo objeto es la creación, en una zona protegida próxima a la reserva ecológica del Parque Doñana, de un campo de golf y una urbanización de chalets de lujo con puerto deportivo. Las dificultades administrativas para la construcción en zona protegida fueron reciente e inesperadamente levantadas por la Junta de Andalucía, que hasta hace poco venía oponiéndose frontalmente al proyecto. El 78% de las acciones de la sociedad fue comprado por el Banco a instancias de la vicepresidencia (Gavira), tras una ampliación que elevó su capital hasta 9.000 millones de pesetas. El 22% restante quedó en manos de particulares, y existen fundadas sospechas de que la sociedad H.P. Sunrise, radicada en San Bartolomé (Antillas francesas), que se quedó con un importante paquete, podría estar relacionada con el propio Fulgencio Gavira.

El tiempo ha transcurrido sin que la venta de Puerto Targa se haya formalizado todavía. Pero mientras tanto se han seguido incrementando los riesgos. Por suporte, la vicepresidencia ha seguido afirmando que este incremento observado viene motivado en parte por liquidaciones de intereses, descuento de papel y financiación pura, pero que la venta de acciones se realizará de forma inminente, y ésta operaría la importante rebaja de riesgos esperada. La investigación, sin embargo, demostró que el incremento de los riesgos observado se debía a partidas deliberadamente ocultas en su día, que afloraban a requerimiento de la investigación hasta totalizar la cantidad de 20.028 millones de pesetas, de los que sólo 7.020 correspondían a la operación Puerto Targa. Aun así, la vicepresidencia sigue afirmando que la materialización de la compra por Sun Qafer Alley de las acciones de Puerto Targa normalizará la situación.

Tras llevar a cabo la pertinente investigación, se ha podido deducir que Puerto Targa es una sociedad que, tras una compleja operación de ingeniería financiera a base de sociedades radicadas en Gibraltar, se encuentra, desde su nacimiento y en la actualidad, financiada casi en su totalidad por el Banco Cartujano, extremo éste que ha permanecido oculto a la mayor parte de los miembros del Consejo de Administración. Podría decirse que fue creada prácticamente para, en primer lugar, registrar un beneficio ficticio en el anterior balance del Banco Cartujano al hacer figurar como ingresos los 7.020 millones de la compra de la sociedad, que en realidad el Banco se pagó a sí mismo al autovenderse Puerto Targa a través de las empresas pantalla gibraltareñas. Y el segundo objetivo era, con las plusvalías producidas cuando se realizara su venta posterior a Sun Qafer Alley, sanear el balance del Banco. Es decir: tapar el «agujero» de más de 10.000 millones producido en el Banco Cartujano por la gestión de la actual vicepresidencia y lastre derivado de anteriores gestiones.

La venta, que según la actual vicepresidencia triplicaría el valor actual de la sociedad, no se ha realizado todavía, y se ha dado como nueva fecha para ésta mediados o finales del presente mes de mayo. Es posible que, como afirma la vicepresidencia, la operación Puerto Targa normalice la situación interna. Pero, de momento, lo que sí puede establecerse es que la ocultación sistemática de la verdadera situación prueba hasta ahora un claro «maquillaje» en las cuentas de resultados del Banco Cartujano. Eso significa que durante el último año se ha ido ocultando al Consejo de Administración la situación de riesgos y la carencia de resultados positivos así como numerosos errores de gestión e irregularidades aunque en justicia no todo sea imputable a la gestión de la actual vicepresidencia.

Como argucias de esa ocultación pueden señalarse: frenética búsqueda de nuevos y costosos recursos, contabilidad falsa con transgresión de las normas bancarias, y un riesgo calificable de temerario que, sin la materialización de la esperada venta de Puerto Targa a Sun Qafer Alley (anunciada en unos 180 millones de dolares), puede producir un descalabro de gravísimas consecuencias para el Banco Cartujano, así como un escándalo público que merme considerablemente su prestigio social entre un accionariado hecho de pequeños accionistas de carácter conservador.

En cuanto a las irregularidades directamente achacables a la actual vicepresidencia, la investigación ha detectado una carencia general del sentido de la austeridad, con importantes sumas prestadas a profesionales y particulares sin la debida justificación documental (incluyendo a personas e instituciones públicas, con casos que pueden definirse directamente como sobornos), así como la intervención de la actual vicepresidencia en negocios con clientes y la posible, aunque no probada, percepción de determinados beneficios y comisiones.

38
{"b":"125165","o":1}