– No -dijo el chico, testarudo.
– ¿Es ése el legado que quieres dejarle a tu hija?
– Lo hemos pensado mucho -dijo Ronnie-. Le dimos al señor Dendy una oportunidad para que nos aceptara y se negó. Es nuestra única salida. Lo he dicho en serio. Sabra y yo preferiríamos morir…
– No creo que estén convencidos.
– ¿Qué? -Miró a Tiel, que era quien le había interrumpido. Doc se volvió también hacia ella, igualmente sorprendido por su declaración.
– Te apuesto a que piensan que estás tirándote un farol.
Antes, cuando Ronnie estaba intentando convencer a Calloway de que todos los rehenes, incluyendo el agente Cain, estaban sanos y salvos, se le había ocurrido una idea. La había aparcado temporalmente mientras ayudaba a Sabra a amamantar a su hija. Pero la idea volvía a aferrarse con fuerza a su cabeza e iba ampliándose incluso mientras la expresaba.
– Para que sientan el impacto de tu decisión, necesitan comprender que vas totalmente en serio.
– Es lo que les he dicho -dijo Ronnie.
– Pero ver es creer.
– ¿Qué está sugiriendo? -dijo Doc.
– Ahí fuera están los medios de comunicación. Estoy segura de que entre ellos hay algún cámara de mi canal. Deja pasar al cámara para que te filme. -El chico la escuchaba. Ella siguió convenciéndolo-. Nosotros estamos viéndolo -dijo, haciendo un gesto hacia todos los allí congregados-. Pero por teléfono es imposible transmitir tu sinceridad. Si Calloway pudiera verte mientras le hablas, ver que Sabra está totalmente de acuerdo, entonces creo que él, tu padre y el señor Dendy darían más credibilidad a tus palabras.
– ¿Se refiere a que saldría por televisión? -preguntó Donna, satisfecha con el plan.
Ronnie estaba machacándose el labio inferior con los dientes.
– ¿Qué opinas, Sabra?
– No lo sé -dijo, insegura.
– Otra cosa -prosiguió Tiel-. Si el señor Dendy pudiese ver a su nieta, es posible que se retractara. Dices que le tienes más miedo a él que al FBI.
– Así es. Es mucho más despiadado.
– Pero es un ser humano. Las imágenes de Katherine podrían resultar tremendamente convincentes. Hasta ahora no ha sido más que «el bebé», un símbolo de vuestra rebelión contra él. Si la filmásemos se convertiría en algo real, podría hacer que se replantease su postura. Y con tu padre y el agente Calloway trabajando con él, creo que se debilitaría y capitularía.
– El agente Calloway no va a poner la política de la agencia en un compromiso. -Cain podría haberse ahorrado saliva, nadie hizo caso ni de él ni de su comentario.
– ¿Qué me dices? -preguntó Tiel-. ¿No merece la pena intentarlo? Tú no quieres matarnos, Ronnie. Y tampoco quieres matarte a ti ni a Sabra. El suicidio es una solución permanente para un problema temporal.
– ¡No voy de farol!
Tiel se aprovechó de su explosión emocional.
– ¡Bien! Eso es exactamente lo que tienen que ver y oír. Utiliza el vídeo para convencerlos de que no pretendes retractarte.
El chico luchaba contra su indecisión.
– ¿Qué piensas, Sabra?
– A lo mejor deberíamos probarlo, Ronnie. -Miró a la pequeña que dormía en sus brazos-. Lo que ha dicho Doc del legado que le dejamos a Katherine… Si existe otra salida a todo esto, ¿no crees que al menos merece la pena intentarlo?
Tiel contuvo la respiración. Estaba lo bastante cerca de Doc como para darse cuenta de que también él estaba tenso como la cuerda de un piano.
– Está bien -dijo escuetamente Ronnie-. Que pase un tipo de ésos. Y mejor que les diga que no tiendan trampas como nos hicieron con él -dijo, señalando a Cain.
Tiel soltó el aire, temblorosa.
– Y aunque lo intentaran, yo no les dejaría. En el caso de que no haya llegado aún nadie de mi canal, esperaremos a que llegue. A menos que yo reconozca al cámará, no lo dejaremos pasar, ¿de acuerdo? Te doy mi palabra. -Se volvió hacia Cain-. ¿Cómo puedo contactar con Calloway?
– No…
– No me venga con pamplinas. ¿Qué número tiene?
Capítulo 10
Tiel estaba lavándose el pecho con una de las toallitas de bebé cuando intuyó un movimiento a sus espaldas. Se dio rápidamente la vuelta y sería difícil afirmar quién quedó más desconcertado, si ella o Doc. Los ojos de él cayeron involuntariamente sobre su sujetador de blonda de color lila. Tiel notó que la inundaba un sofoco.
– Lo siento -murmuró él.
– Estaba hecha un asco -le explicó ella, devolviendo el tirante a su lugar para esconder su delantera. La blusa se le había quedado tiesa al secarse el líquido sanguinolento con el que se había empapado al coger a la recién nacida y apretarla contra su pecho. Doc estaba hablando con Ronnie, de modo que Tiel había aprovechado aquel momento de intimidad para quitarse la blusa y lavarse. Pero Doc había vuelto antes de lo esperado. He pensado que era mejor que me aseara un poco antes de aparecer ante la cámara.
Tiró la toallita y cogió la camiseta sobrante que antes había arrancado del expositor. Se la puso y entonces extendió los brazos. La parte frontal de la camiseta estaba estampada con la bandera del estado de Texas y debajo de ella aparecía la palabra «HOGAR».
– No es precisamente alta costura -comentó con tristeza.
– Por aquí sí lo es.
Fue a ver a Sabra y luego se reunió otra vez con Tiel cuando ésta se sentó con la espalda apoyada en el cajón frigorífico. Ella le pasó una botella de agua que él bebió sin remordimiento.
– ¿Cómo está? ¿Mejor?
Doc movió la cabeza en un dudoso gesto afirmativo, pero manteniendo la frente fruncida de preocupación.
– Ha perdido mucha sangre. Ha coagulado, pero necesita unos puntos de sutura.
– ¿No había sutura en el maletín de médico?
Él negó con la cabeza.
– Ya lo he mirado. De todos modos, aunque la hemorragia ha menguado, la infección me preocupa de verdad.
Sabra y el bebé dormían. Después de la conversación telefónica de Tiel con el agente Calloway para preparar la filmación, Ronnie había regresado a su puesto. Lo que más le preocupaban eran los mexicanos y Cain. Los vigilaba con atención. Vern y Gladys dormitaban con las cabezas una al lado de la otra. Donna hojeaba una revista de cotilleo, más o menos lo que debía de hacer cuando tenía poco trabajo.
De momento, todo estaba tranquilo.
– ¿Y la niña? -le preguntó Tiel a Doc.
– Va aguantando. -Había auscultado a Katherine con el estetoscopio del maletín de médico-. El latido cardiaco es fuerte. Los pulmones suenan bien. Pero me sentiré mucho mejor cuando reciba cuidados neonatales de manos expertas.
– Tal vez no falte mucho para eso. Mi amigo Gully dirige nuestra sección de noticias. Lleva varias horas al corriente de que me encuentro entre los rehenes. Estoy casi segura de que el personal de nuestro canal ya está ahí fuera. Calloway está comprobándolo y me ha prometido decirme algo lo antes posible. Tengo toda la confianza depositada en la efectividad del vídeo. Esto acabará pronto.
– Eso espero -dijo él, echando una mirada de preocupación a la joven madre y a su hija.
– Ha hecho usted un trabajo estupendo, Doc. -El la miró receloso, como a la espera de ver qué sucedía a continuación-. Lo digo sinceramente. Es usted muy bueno. A lo mejor debería haber elegido la obstetricia o la pediatría en lugar de la oncología.
– A lo mejor -dijo, triste-. Mi porcentaje de éxito en la lucha contra el cáncer no fue muy espléndido.
– Tuvo un porcentaje de éxito estupendo. Muy por encima de la media.
– Sí, bueno…
«Sí, bueno, pero no pude curar a quien de verdad importaba. A mi propia esposa.» Tiel acabó mentalmente la frase por él. No tenía sentido discutir lo dignos de elogio que habían sido sus esfuerzos por conquistar la enfermedad cuando, desde su perspectiva, la única baja le había hecho perder toda la guerra.
– ¿Qué fue lo que le llevó a la oncología?