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LAS CINCO ACTITUDES DIFERENTES

El texto que sigue ha sido adaptado de una historia de Portia Nelson:

1. Camino por la calle. Hay un pozo en la vereda. Estoy distraído, pensando en mí, y caigo en él. Me siento perdido, infeliz, incapaz de pedir ayuda. No fue mi culpa, sino de quien cavó ese pozo. Me indigno, me siento desesperado, soy una víctima de la irresponsabilidad de los otros, y quedo mucho tiempo ahí dentro.

2. Camino por la calle. Hay un pozo en la vereda. Finjo que no lo veo, ese no es mi problema. Pero nuevamente caigo dentro. No puedo creer que esto me suceda otra vez, debí haber aprendido la lección, y enviado a alguien para que tapara el pozo. Me lleva mucho tiempo salir.

3. Camino por la calle. Hay un pozo en la vereda. Lo veo. Sé que está allí, porque ya caí en él dos veces. Sin embargo, soy una persona que acostumbra hacer siempre el mismo trayecto. Por esta causa, caigo por tercera vez; es la costumbre.

4. Camino por la calle. Hay un pozo en la vereda. Le paso por el costado. Luego, después de pasar, escucho que alguien grita -debe haberse caído en el pozo. La calle quedó clausurada, y ya no pude seguir adelante.

5. Camino por la calle. Hay un pozo en la vereda. Coloco tablas encima. Puedo continuar mi camino y ya nadie más caerá en él.

LO QUE TÚ SALVARÍAS

Durante mi estadía en el castillo que alquiló una revista brasilera en Brissac, Francia, un periodista de la región se acercó para entrevistarme. En medio de la conversación, a la que asistían otras personas, él quiso saber:

– ¿Cuál fue la mejor pregunta que le haya hecho un periodista?

¿Mejor pregunta? Creo que ya me hicieron TODAS las preguntas, menos la que él acaba de hacerme. Me tomo mi tiempo para pensar, estudio las muchas cosas que quería decir y nunca quisieron saber. Pero finalmente, confieso:

– Creo que fue exactamente ésta. Ya tuve preguntas que me rehusé a comentar, otras que me permitieron hablar de temas interesantes, pero esta es la única que no tengo cómo responder con sinceridad.

El periodista anota. Y dice:

– Le voy a relatar una historia interesante. Cierta vez, fui a entrevistar a Jean Cocteau. Su casa era un verdadero amontonamiento de adornos, cuadros, dibujos de artistas famosos, libros, Cocteau guardaba todo, y tenía un profundo amor por cada una de aquellas cosas. Fue entonces que, en medio de la entrevista, se me ocurrió preguntarle: "si esta casa comenzara a incendiarse ahora, y usted sólo pudiera llevarse una sola cosa consigo, ¿cuál elegiría?"

– ¿Y Cocteau respondió? -pregunta Alvaro Teixeira, responsable del castillo donde estamos, y gran estudioso de la vida del artista francés.

– Cocteau respondió: "Me llevaría el fuego".

Y ahí nos quedamos todos, en silencio, aplaudiendo en lo íntimo de nuestro corazón una respuesta tan brillante.

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