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– Miembro destacado del MLR (Moviment Llibertari de Resistencia) hasta febrero del año en curso, en que fue expulsado por insubordinación y malversación de «fondos revolucionarios», así llamadas las recaudaciones de los afiliados.

– Desaparecido de su domicilio con fecha aproximada de marzo del presente año.

– Si lo que usted quiere saber -dice mamá- es si creo que vivir en paz sin libertad es mejor que vivir libres y en guerra, mi respuesta es no, inspector.

– Nunca hago esa clase de preguntas.

– Por supuesto, para qué. Ventajas de vivir en paz y sin libertad.

– No pienso discutir con usted, señora Bartra, hoy no. Aunque le diré una cosa. No sé quién redactó este informe, pero quienquiera que fuese, está claro que su marido le tomó el pelo.

– ¿Por qué lo dice? -inquiere mamá.

– Termine de leerlo, y ya me dirá qué piensa. Lo mejor viene ahora, en la ficha de hace cinco años y en su declaración.

– ¿Se refiere a sus actividades como contrabandista? Nunca creí esa patraña.

– No me refiero a eso. Lea usted, lea.

– ¿Tiene un cigarrillo, inspector?

– No debería fumar tanto, señora Bartra.

F-7 (17-3-40)

Víctor Bartra Lángara:

Mayor de edad. Auxiliar sanitario. Domiciliado en el Guinardó. Mala situación económica.

Que todo se debe a un cúmulo de circunstancias casuales que propiciaron un equívoco. Que hace unos quince días conoció en un bar de Las Ramblas a una tal madame Carmencita, de unos 45 años, sin saber su verdadero nombre, la cual madame lo confundió indistintamente con un agente publicitario y con un abogado, sin aclarar qué causó la confusión. Que madame Carmencita le presentó a una chica llamada Florita García Nieto, la cual también está detenida. Que la tal Florita le mostró el brazo izquierdo con un tatuaje que hacía alusión a la marca de cigarrillos americanos Lucky Stri-ke. Que madame Carmencita le dijo que había tenido una idea que podría proporcionar algún dinero a su amiga Florita, y también a él, en tanto que abogado, si la idea le parecía factible. Que tal idea tenía que ver con un proyecto de publicidad tipo americano en la piel (fueron las palabras que empleó), que varias amigas suyas estarían dispuestas a lucir con tatuajes, incluso en zonas íntimas del cuerpo que no hay por qué precisar aquí y ahora (fueron sus palabras), siempre y cuando el concesionario de Lucky en España estuviera dispuesto a pagar. Que qué le parecía la idea. Que en este punto el detenido empezó a sospechar que madame Carmencita y la tal Florita, por la pinta y por las intenciones, amén de por algunos subrepticios tocamientos y efusiones más allá del límite que aconsejan las buenas maneras de nuestro recio talante y la unidad de los hombres y las tierras de España (me limito a transcribir el lenguaje del declarante), empezó a sospechar, repito, que sus dos interlocutoras podían tener algo que ver con el negocio del puterío y sus derivados, pero que prefirió mostrarse discreto y dijo que bueno, que era una idea. Que entonces madame Carmencita le dijo que había preparado una reunión de 20 o 30 amigas interesadas en el negocio, y le preguntó si él quería asistir a esta reunión, que tendría lugar en un piso del n° 13 de la calle Conde del Asalto, donde iban a tratar la cuestión de sueldos y asuntos laborales y necesitaban el asesoramiento de un abogado. Que no considerando de mucho interés la oferta, él se excusó de asistir, pero que después de la ingestión de algunas copas y de intimar con la tal Florita García Nieto y mostrarle ésta otra marca comercial tatuada en la cara interna del muslo (Cerebrino Mandri, el célebre reconstituyente), decidió un poco irreflexivamente asistir a la reunión de fulanas (llegado a este punto, el detenido declara que ya no le quedaban dudas acerca de la condición de ambas interfectas) para asesorarlas en el negocio.

Que el día señalado acudió con Florita García Nieto a dicha reunión en la calle Conde del Asalto, pero que se equivocó de piso y los dos se encontraron inesperadamente en una reunión de presuntos vendedores y viajantes sin trabajo que habían sido convocados allí por un representante de la firma Suco y Hermanos S.A., fabricantes de un «jugo de naranja que lo cura todo automáticamente», fueron las palabras que empleó en su declaración. Que Florita escapó de allí en cuanto se dio cuenta del error, pero que él, al hacer acto de presencia el grupo de la Brigada Social, ya no pudo salir por hallarse en las primeras filas, pero que los que estaban más próximos a la puerta sí lo hicieron.

Que no se explica que la verdadera finalidad de esa reunión fuese política, y que él no fue convocado ni advertido.

Tiene antecedentes.

Sugerencia: Multa de 5.000 pesetas.

EL GUSANO INVISIBLE

En cuclillas, David deja escapar la lagartija y coge el rabo cercenado que serpentea soltando su agüilla viscosa sobre el sueño de las piedras. Cierra la hoja del cortaplumas apoyándola sobre la rodilla y abre la palma de la otra mano donde deposita el rabo junto a otro que aún culebrea. No sé qué suerte de soleada inclemencia está cayendo sobre el torrente y sobre las voces sin cuerpo que resuenan aquí. En los recovecos umbríos, algunos cantos cubiertos de musgo parecen estuches. Con sus ínfulas y artimañas de río, pese a no poder exhibir otra cosa que las difusas orillas y el cauce seco desde cuánto tiempo, el torrente simula un rumor de aguas veloces y broncas, empeñadas todavía en manifestarse y arrastrar consigo cualquier desecho que aún quedara enganchado en algún recodo, todo aquello que ya estaba fuera de su sitio, arrumbado e inservible, como la sangre rebelde pudriéndose en el culo de papá.

¿Dónde estábamos, hijo, por dónde íbamos?, inquiere cambiando el pañuelo de mano con el pie apoyado en una roca. Ah, sí. Cuatro días con sus cuatro noches, ése fue el tiempo que nuestro espigado y valiente amigo pasó en casa esperando sus papeles del Consulado. Era en agosto, efectivamente. A pan y cuchillo le tuvimos tu madre y yo en casa durante cuatro días… para enterarme tiempo después que la documentación le había sido entregada a las pocas horas de llegar. Me lo ocultó, el muy pillastre. Sí, lo que oyes. Le veo sentado en el sillón de mimbre junto a la ventana, frente a tu madre, muy formalitos ambos tomando café y conversando amigablemente. Desde un principio se hicieron mucha gracia el uno a la otra. Parecían unidos por una extraña complicidad infantil, una tontuna verbal que les mantenía todo el rato sonrientes y bastante pelmas, y se entendían en un idioma bobalicón que no es de este mundo, unas señas y una lengua que sólo hablan los niños y los locos. Él recitaba versos con su voz nasal e impertinente, y la pelirroja, viviendo como siempre entre dos aguas, la de la fraternidad y la del ensueño, intentaba imitarle en el énfasis romántico y en las ínfulas poéticas y de paso aprender inglés, luego se miraban y seguidamente se echaban a reír. ¿Qué te parece, David? A ver, ¿no crees tú que en situaciones tan extraordinarias, unas personas tan extraordinarias deberían saber estar en su lugar? Ya sé que la vida se compone de momentos insignificantes y de venial palabrería, pero ¡quand même, coño!

¿Qué quieres decir, papá?

Aprende idiomas, hijo. Recuerdo unos versos que el teniente O'Flynn repetía una y otra vez, y que no paró hasta que tu madre se los aprendió de memoria. Por la noche el calor nos sacaba de casa y bebíamos ginebra de garrafa sentados al borde del barranco, bajo las estrellas… En gruesos vasos azules bebíamos hasta la madrugada, aún puedo oler el acre perfume de la ginebra y oír la hermosa voz del teniente.

O Rose, thou art sick!

The invisible worm

That flies in the night,

In the howling storm,

Has found out thy bed

Of crimson joy,

And his dark secret love

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