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A
A

Lo bendigan las estaciones,

Nortes y Sures lo bendigan,

y su padre, el año, lo escoja

y lo haga mástil de la vida.

No es un río ni es un país,

ni es un metal: se llama un Día.

Entre los días de las grúas,

de las jarcias y de las trillas,

entre aparejos y faenas,

nadie lo nombra ni lo mira.

Lo bailemos y lo digamos

por galardón de Quien lo haría,

por gratitud de suelo y aire,

por su regato de agua viva,

antes que caiga como pavesa

y como cal que molerían

y se vuelquen hacia lo Eterno

sus especies de maravilla.

¡Lo cosamos en nuestra carne,

en el pecho y en las rodillas,

y nuestras manos lo repasen,

y nuestros ojos lo distingan,

y nos relumbre por la noche

y nos conforte por el día,

como el cáñamo de las velas

y las puntadas de las heridas!

ADIÓS

En costa lejana

y en mar de Pasión,

dijimos adioses

sin decir adiós.

Y no fue verdad

la alucinación.

Ni tú la creíste

ni la creo yo,

"y es cierto y no es cierto"

como en la canción.

Que yendo hacia el Sur

diciendo iba yo:

– Vamos hacia el mar

que devora al Sol.

Y yendo hacia el Norte

decía tu voz:

– Vamos a ver juntos

dónde se hace el Sol.

Ni por juego digas

o exageración

que nos separaron

tierra y mar, que son

ella, sueño, y él

alucinación.

No te digas solo

ni pida tu voz

albergue para uno

al albergador.

Echarás la sombra

que siempre se echó,

morderás la duna

con paso de dos…

¡Para que ninguno,

ni hombre ni dios,

nos llame partidos

como luna y sol;

para que ni roca

ni viento errador,

ni río con vado

ni árbol sombreador,

aprendan y digan

mentira o error

del Sur y del Norte,

del uno y del dos!

AUSENCIA

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.

Se va mi cara en un óleo sordo;

se van mis manos en azogue suelto;

se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te hacía campana

cerrada a cuanto no somos nosotros.

Se van mis gestos que se devanaban

en lanzaderas, debajo tus ojos.

Y se te va la mirada que entrega,

cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:

como humedad de tu cuerpo evaporo.

Me voy de ti con vigilia y con sueño,

y en tu recuerdo más fiel ya me borro.

Y en tu memoria me vuelvo como esos

que no nacieron en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas

de tu labor, y en tu boca de mosto.

Tu entraña fuese, y sería quemada

en marchas tuyas que nunca más oigo,

¡y en tu pasión que retumba en la noche

como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

MURO

Muro fácil y extraordinario,

muro sin peso y sin color:

un poco de aire en el aire.

Pasan los pájaros de un sesgo,

pasa el columpio de la luz,

pasa el filo de los inviernos

como el resuello del verano;

pasan las hojas en las ráfagas

y las sombras incorporadas.

¡Pero no pasan los alientos,

pero el brazo no va a los brazos

y el pecho al pecho nunca alcanza!

ENFERMO

Vendrá del Dios alerta

que cuenta lo fallido.

Por diezmo no pagado,

rehén me fue cogido.

Por algún daño oscuro

así me han afligido.

Está dentro la noche

ligero y desvalido

como una corta fábula

su cuerpo de vencido.

Parece tan distante

como el que no ha venido,

el que me era cercano

como aliento y vestido.

Apenas late el pecho

tan fuerte de latido.

¡Y cae si yo suelto

su cuello y su sentido!

Me sobra el cuerpo vano

de madre recibido;

y me sobra el aliento

en vano retenido:

me sobran nombre y forma

junto al desposeído.

Afuera dura un día

de aire aborrecido.

Juega como los ebrios

elaire que lo ha herido.

Juega a diamante y hielo

con que cortó lo unido

yoigo su voz cascada

de destino perdido…

Criaturas

CANCIÓN DE LAS MUCHACHAS MUERTAS

Recuerdo de mi sobrina Graciela.

¿Y las pobres muchachas muertas,

escamoteadas en abril,

las que asomáronse y hundiéronse

como en las olas el delfín?

¿A dónde fueron y se hallan,

encuclilladas por reír

o agazapadas esperando

voz de un amante que seguir?

¿Borrándose como dibujos

que Dios no quiso reteñir

o anegadas poquito a poco

como en sus fuentes un jardín?

A veces quieren en las aguas

ir componiendo su perfil,

y en las carnudas rosas-rosas

casi consiguen sonreír.

En los pastales acomodan

su talle y bulto de ceñir

y casi logran que una nube

les preste cuerpo por ardid;

Casi se juntan las deshechas;

casi llegan al sol feliz;

casi reniegan su camino

recordando que eran de aquí;

Casi deshacen su traición

y van llegando a su redil.

¡Y casi vemos en la tarde

el divino millón venir!

CONFESIÓN

I

– Pende en la comisura de tu boca,

pende tu confesión, y yo la veo:

casi cae a mis manos.

Di tu confesión, hombre de pecado,

triste de pecado, sin paso alegre,

sin voz de álamos, lejano de los que amas,

por la culpa que no se rasga como el fruto.

Tu madre es menos vieja

que la que te oye, y tu niño es tan tierno

que lo quemas como un helecho si se la dices.

Yo soy vieja como las piedras para oírte,

profunda como el musgo de cuarenta años,

para oírte;

con el rostro sin asombro y sin cólera,

cargado de piedad desde hace muchas vidas,

para oírte.

Dame los años que tú quieras darme,

y han de sermenos de los que yo tengo,

porque otros ya, también sobre esta arena,

me entregaron las cosas que no se oyen en vano,

y la piedad envejece como elllanto

y engruesa el corazón como el viento a la duna.

Di la confesión para irme con ella

y dejarte puro.

No volverás a ver a la que miras

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