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Pensó en visitar también a Virgil pero, en lugar de eso se limitó a encargar en una floristería que le entregaran una docena de lirios en el plató donde había logrado un papel, pequeño pero importante, en una producción costosa de Hollywood. Ricky había averiguado que era un buen papel y que, silo hacía bien, podría reportarle otros mucho mejores en el futuro, aunque Ricky dudaba que interpretara nunca un personaje más interesante que Virgil. Unos lirios blancos eran perfectos. Normalmente suelen enviarse a un funeral con una nota de pésame. Supuso que ella lo sabría. Hizo envolver el ramo con una cinta de raso negro y adjuntó una tarjeta que rezaba sólo:

Todavía pienso en ti.

DOCTOR S.

Se había convertido en un hombre de muchas menos palabras, admitió para sí.

***
El psicoanalista - pic_2.jpg
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