Литмир - Электронная Библиотека

Yo también quise irme a dormir nada más llegar a casa, pero antes no pude evitar conectarme un momento a la Red.

Fui directo a worm-com, entré en el sait, introduje la contraseña «molucas_worm» en el casillero, y me encontré en la página de las preguntas referentes a The Stronghold. ¿Que qué llevaba Henry en la mano cuando conoció a la reina?: un red kerchief ¿Que a qué se dedicaba el rey en el patio de armas?: a training; así hasta completar las veinte preguntas, no siempre tan triviales, que me obligaron a consultar dos o tres veces el texto impreso antes de elegir la opción pertinente en la lista de respuestas. Le di al Submit y crucé los dedos.

Bingo. Ahora, bajo el título, «Welcome to the Worm Gate», tenía a la vista tres frases en inglés moderno. Estas tres que traduzco:

EL CAMINO ES LARGO Y ESFORZADO. NO SIEMPRE UNA VIDA ES SUFICIENTE.

PREGUNTA A TU CONCIENCIA. POBRE DEL QUE SE APROXIME CON INTENCIONES IMPURAS. AUNQUE JAMÁS LLEGARÁ AL CORAZÓN DE WORM, SERÁ PERSEGUIDO.

PREGUNTA A TU CONCIENCIA. BIENVENIDO EL QUE SE APROXIME CON EL ALMA BLANCA. AUNQUE NO LLEGUE AL CORAZÓN WORM, SERÁ BIENAMADO.

O sea: tres anillos para los reyes elfos bajo el cielo y la abuela fuma. Sólo eso, un link con la dirección [email protected] y un botón que decía First Contact. Todo aquello era un poco pueril, de acuerdo, pero daba nosequé, y ahora tenía motivos para pensar que las amenazas no eran vanas. Bah: le di finalmente al botón: con un par de huevos. Por suerte la dirección postal que había escrito el día antes -al llenar el primer formulario para conseguir la clave de acceso- era, aunque falsa, próxima a la real, porque lo que se me mostró cuando terminó de cargarse la ventana emergente fue un nombre y un número de teléfono asignados por cercanía geográfica a mis señas. Concretamente, este nombre y este número de teléfono:

Villas, 93 43 0 13 2 1

Por supuesto, en cuanto hube dado un respingo sobre la silla, corrí a buscar el papelito en el que había apuntado los números grabados en la memoria del móvil de The First. Lo encontré: Villas, 93 430 13 21.

Volví a la pantalla. «Call this number and tell the Worm you are Molucas-worm», decía la frase escrita bajo el número.

Demasiado rápido. De-ma-sia-do rá-pi-do. Calma. Tranquilidad. Pensemos. Había llamado ya a ese número: había llamado, habían contestado e inmediatamente habían colgado, me acordaba muy bien, había hecho dos o tres intentos. ¿Sería porque no di ninguna contraseña? Ahora la tenía, pero ¿era conveniente?

Al cabo decidí que valía la pena esperar a tener una primera impresión sobre la autenticidad de The Stronghold. Eso me hizo caer en que en poco más de una hora tendría que estar preparado para entendérmelas con otro trío muy distinto al de mis Ángeles de la Guarda: un metafísico irlandés atormentado por la resaca, un informático alemán y un filólogo chino especializado en literatura medieval inglesa.

Hay que joderse con la de malabarismos que se requieren para preservar una vida tranquila.

OBERÓN EN EL BOSQUE

Traté de dormir, pero no pude. Me rondaban por la cabeza demasiadas ideas.

Cuando me decidí a levantarme de la cama faltaba aún rato para la cita en el chat, y como esperar se me ha dado siempre fatal, decidí adelantarme y darle a John un telefonazo. Contestó con su mejor mala leche. Traduzco:

– ¿Se puede saber qué coño te pasa?, acabo de hablar con Günter hace cinco minutos. Dice que no puede hacer nada desde casa. Está castigado.

– ¿Que está qué?

– Castigado. Su padre le ha prohibido conectarse a la Red en una semana. ¿Qué pasa?: ¿en España no os castigan, cuando os portáis mal? Así os va de mayores.

– ¿Cuántos años tiene?

– ¿Günter?: trece, por qué…

Lo que faltaba. Debe de haber en este mundo cien mil jaquers mayores de edad y tenía que ir a topar con un adolescente castigado sin módem. Suerte que según John no estaba todo perdido: el chaval podía ir al local de Stinkend Soft para conectarse al chat, y desde allí mismo le echaría un vistazo al tema. Era de esperar que hacia el final de la tarde pudiera darnos alguna noticia.

– ¿Has empezado a leer La Fortaleza?

– ¿Vas a dejar de dar po'l saco? Sí, la he estado leyendo esta mañana.

– Vale. Oye: ¿te importa conectarte ahora y hablamos en el chat? Si no, la llamada a Dublín me va a costar un huevo.

Accedió a regañadientes. Le di cinco minutos para conectarse y me fui yo también al ordenador. Nuestro jompeich en Metaclub.net mostraba algunos cambios de diseño que hubiera querido explorar con calma, pero me fui directo a la sección de los chats y me metí en el rum general. Allí estaba el nic-neim de John (Jhn), en el box de asistentes.

Traduzco:

Pbl› Ya estoy aquí.

Jhn› Estarás contento, ¿no?, me has jodido el día completo. Espero que me expliques a qué viene tanto jaleo.

Pbl› ¿Dices que has leído The Stronghold?

Jhn› Sí, qué pasa con eso.

Pbl› ¿No has notado nada raro?

Jhn› ¿Algo raro que debería notar?

Pbl› Joder, Jhn, ¿qué antigüedad dirías que tiene el texto?

Jhn› Middle English, digamos s. xiv. Quizá anterior. Woung nos sacará de dudas.

Pbl› No seas cazurro, eso no es posible.

Jhn› ¿Por?

Pbl› ¿Has leído el poema entero?

Jhn› SIIIIIIIIIÍ.

Pbl› Y no te extraña que en un texto del s. XIV aparezcan referencias freudianas.

Jhn› No me jodas, Pablo: si algo no es Freud es original, te lo encuentras desperdigado por la literatura de todos los tiempos.

Pbl› Y qué me dices de Russell: en el texto está completamente explicada la teoría del lenguaje-retrato, y eso es puro siglo XX.

Jhn› El día en que no recuerde en qué siglo escribió Russell me jubilaré.

Pbl› Hablo en serio: la teoría está ahí, casi literalmente, en una docena de versos hacia el final del poema.

Jhn› Si no recuerdo mal, la teoría del lenguaje-retrato propone literalmente el isomorfismo entre el lenguaje y la realidad. ¿Hay algún verso que hable de eso, así de literalmente?

Pbl› Sabes muy bien que eso se puede explicar con otras palabras… ¿Recuerdas cuando Henry se empeña en dibujar la estructura de la fortaleza?' Hay un par de estrofas en las que se hace exactamente las mismas suposiciones que Russell: estudiar el lenguaje para entender la estructura de la realidad, la misma mezcla de lucidez y ceguera. Y Wittgenstein habla en el Tractatus de las proposiciones del lenguaje como «pinturas de lo real»: exactamente la misma expresión que se cita en el poema, la referencia es clarísima, no hay más que leerla.

– Woung from Honk Kong is joining the chat at r7:oz (G TM + r).

Ésa era la línea que insertaba el sistema para avisar de la llegada al rum del chino.

Woung› Hola, Jhn, y compañía.

Jhn› Woung, te presento a Pablo, mi socio en Barcelona.

Woung› Encantado Pablo, he oído hablar mucho de ti.

Pbl› Hola, Woung, gracias por acudir.

– sat from Berlin is joining the chat at 17:02 (G TM + i).

Otro que entraba. El nic-neim no me decía nada.

Jhn› ¿Qué nos cuentas del texto, Woung?, Pbl está delirando anacronías entre la forma y el contenido.

121› hola, jhn. eres john?

A partir de aquí las cosas se pusieron difíciles. Un chat con cuatro tíos y un duende no es fácil de seguir.

Woung› Bueno, no he tenido tiempo de leer el poema entero, sólo unas cuantas estrofas al azar. Interesante.

– Puck from Norway is joining the chat at I7:o4 (GTM + i).

Jhn› Sí, 121, soy Jhn. ¿Eres Günter?

121i› si. günter. hola para todos. mi inglés no muy bueno.

57
{"b":"100450","o":1}