Junto a mi voz está el vacío,
una escarcha
que espera su milagro de frialdad.
El alba brotando en la pared,
un dragón de cristal tras las cortinas,
el cesto con manzanas que saben a agonía,
y tu cuerpo que a veces es hermoso
si no recuerda nada.
– Te cambio lo vivido
por todo lo soñado-.
No te muevas. Lo inmóvil
es estático porque
no tiene realidad.
¿Qué prefieres?
¿El fragor de las lágrimas,
la cárcel que es el corazón, o fingir
que no puedes estar a mi lado?
Siempre hay tiempo para el amor y el vino,
para la infinitud que habla
un lenguaje de pájaros.
Hay que vivir allí donde
crece el azahar, al lado
de un mar que siempre se confunda
con el cielo.
– Tu cuerpo de alabastro hace una sombra
que no es suya, con las fauces abiertas-.
Parece que vivir fuese algo muy simple.
Hay rincones en ti
que se rompen después de las caricias,
y hoy el cielo está hirviendo
de colores azules
para que el aire claro del otoño
deje sitio a la lluvia.
¿Tienes pétalos de color escarlata,
te conmueves?
¿Te aproximas a la luz
con cada paso, como una mariposa
aturdida que se quema entre llamas
mientras piensa lo bello
que es el fuego frente a la oscuridad?