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Epsilon Andromedae

(Distancia: 44 años-luz. Dos soles)

Salí a mirar el cielo.
Mi hijita dormía.
– Duerme, mi niña,
que no te destape
el viento, ni la lluvia,
ni el aullido
de los lobos del bosque.
Duerme, mi vida, duerme-.
Le esparcía la tarde
sus estremecimientos
a la luz solitaria.
Se deshacían las nubes
sin piedad y sin miedo.
Ah,
pobre enebro que tiene
el corazón desnudo
y no sabe cuál
ha de ser su parte
del cielo. Ah, ¿qué será de mí?,
¿adonde irán mis sueños?,
¿y quién recogerá
lo que quede de ellos
cuando la nieve borre
mi rastro,
o el aire que desprenden
las alas de los pájaros,
cuando nadie, mi niña,
vigile ya el vaivén
de tu cuna, ni cuente
los ruidos de tu cuerpo?

Diciembre es de marfil nevado

De nuevo el mismo cielo,
pero en otro diciembre,
cielo desnudo y algo oscurecido,
tan solo, a simple vista.
Una lumbre ha nacido
de la Espada de Orion.
Leve espuma de un periplo sin retorno,
indicio de frialdad y firmamento.
Fue en un campo de Escocia.
Solía, a medianoche,
tumbarme boca arriba
sobre la hierba e ir
midiendo los ángulos de las estrellas
con cuentas que ensartaba
en hilo de coser.
El Cinturón de Andrómeda
bajo el arco del cielo
fue una cinta
con la que hice dos lazos:
astronomía y música.

Principio antrópico

Tiempo abajo. Por entre eternidades

cuyo horizonte humea como fuego

Georg Heym

Guardo dentro de mí
el resplandor del cosmos,
su azul de madrugada y su horizonte,
y acaso pueda detener la noche,
hacer una amapola con sus brumas.
O abrir un agujero
en el centro del cielo
para guardar el frío
que nace de la tierra.
Acaso pueda
lograr que el firmamento
descanse en la yema de mi dedo anular.

Definición de amanecer

Todas las tardes de Junio se mueren
anocheciendo en el azur.
Unas horas después
llega la pobre madrugada,
confusa entre los rayos
de Luna que la corriente arrastra.
Alba que bordea los ríos
y escancia las nubes,
que arrecia el verdor de los paisajes,
acrisoladas gotas de sol, no, de ceniza:
la radiación perfecta de mi cuerpo
que tiembla al despertar.

Somnium

(El sueño de Kepler)

Naves celestes adaptadas a los vientos del cielo,

navegando por el firmamento llenas

de exploradores que no temerán…

Johannes Kepler

Volaré siempre hacia el Sur,
mientras el viento
asciende como un himno hacia las nubes.
No haré caso a los pájaros,
hay lugar en sus ojos
para la perdición.
Sus espectros encienden las estrellas.
Espigas de coral
en el umbral remoto de la Tierra,
alfileres sucios
que la nieve abandona
a la penumbra de los tilos.
Lo que sobra de la inmensidad del espacio.
Alas y dientes.

Nubes y tormentas

El cuadro sin contornos
del paisaje nocturno
irrumpe en la perfecta
mansedumbre del mundo.
Luego llega el silencio
y me tapa los ojos,
como si transcurriera,
durando para siempre,
el desierto por ellos.
En los aleros del crepúsculo
he dejado tendidos
valor y lealtad,
pues lo he perdido todo,
como si alguna vez
hubiese sido mío.

Razón de vida

La razón de mi vida
podría resumirse en
los nombres
de unos tipos de Quarks:
arriba,
abajo,
extraño,
encantado,
belleza y
verdad.

Condición límite

La vida nunca da
consejos y, aunque no
tengo prueba ninguna
de que sea mentira,
ella siempre se calla.
Su rigor insensato
contrario a la pureza
contiene bruscamente
al amor y trabaja
a sus órdenes.
Me
asombra que la vida
sea tan misteriosa
aún sabiendo que todo está perdido.
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