Narayan vio la derrota. Sacó un pañuelo y se lo llevó a la boca.
Cambió el ambiente de la reunión.
El negro de la barba se levantó y pronunció un largo discurso. Dijo que le había atraído el hinduismo porque le caían bien los indios, pero que le repugnaba la corrupción que acababa de ver. Aún más: había decidido hacerse musulmán, y más les valía a los hindúes andarse con cuidado cuando lo fuera.
El tesorero jefe, guardián del cuaderno azul, un magnífico personaje con turbante de color naranja y koortah de seda, dijo que los indios eran mala gente, y sobre todo los hindúes. Había perdido la fe en los suyos y ya no consideraba un honor ser tesorero jefe de la Asociación Hindú. Iba a dimitir en aquel mismo momento y no pensaba presentarse para ser reelegido. Se olvidaron las lealtades personales.
– ¡Quédate, pandit nuestro! -gritaron los de la Asociación Hindú-. ¡Quédate!
El tesorero jefe lloró y se quedó.
Narayan parecía destrozado, más triste que nunca cuando se levantó para hablar. Pronunció el siguiente discurso, que apareció entero en The Hindú:
– La discordia y la insatisfacción imperan entre las masas hindúes de Trinidad. Amigos míos, en parte, yo he sido el causante de tal discordia e insatisfacción. Lo confieso. -Estaba llorando-. Amigos míos: ¿podréis perdonar a un anciano?
– Sí, sí -respondieron los allí reunidos, también llorando-. Te perdonamos.
– Amigos míos, no estamos unidos. Y con vuestro permiso, voy a contaros la historia de un anciano, sus tres hijos y un haz de leña. -No la contó muy bien-. Unidos estamos de pie, y divididos caemos. Amigos míos, más vale caer unidos que seguir en pie divididos. Amigos míos, el pandit Jawaharlal Nehru jamás peleó con Shrí Chakravarti Rajagopalacharya ni con Shri Vallabhai Patel por la presidencia del Congreso Nacional Panindio. Amigos míos: lo único que deseo es recuperar mi autoestima y vuestra estima. Y, amigos míos, me retiro de la vida pública. No quiero ser reelegido presidente de la Asociación Hindú de Trinidad, de la cual soy miembro fundador y presidente.
Narayan recibió una estruendosa y larga ovación. Varias personas lloraron. Algunas gritaron:
– ¡Larga vida a Narayan! Narayan también lloró.
– Gracias, gracias, amigos míos.
Y después se sentó, para enjugarse los ojos y sonarse la nariz.
– Vaya diplomacia la de ese hijo de perra, pandit -dijo el chico.
Pero Ganesh también se enjugó una lágrima.
Ganesh era el único candidato a la presidencia y salió elegido sin el menor problema.
Entre los nuevos presidentes suplentes figuraban Swami y Partap. El chico se quedó en simple secretario. A Indarsingh le ofrecieron el puesto de cuarto subsecretario, pero declinó la oferta.
La primera actuación de Ganesh en calidad de presidente consistió en enviar un cable al Congreso Panindio. Algo incómodo, porque no había ningún aniversario que celebrar. Envió lo siguiente:
MANTENEMOS VIVOS LOS IDEALES DE MAHATMA STOP ASOCIACIÓN HINDÚ TRINIDAD CON LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA STOP SALUDOS.
GANESH PRESIDENTE
ASOCIACIÓN HINDÚ TRINIDAD Y TOBAGO