Vivían en el interior de una burbuja, casi enemigos hasta pocos días antes y ahora reconociéndose cada uno en la mirada del otro, en la voz, en las confidencias; vinculados no sólo por los sentimientos complicados, tumultuosos y transgresores que los atormentaban, sino también por otras pasio~ nes anteriores a la suya, por su oscuridad y su vacío.
– ¿Qué sientes? -le preguntó ella en voz muy baja.
– Remordimientos -dijo.