– Con vuestra sangre, que es la más poderosa de las reliquias, y el poder espiritual que controlo, podré resucitar a los muertos, crear ejércitos y las naciones me obedecerán.
El brillo febril de sus pupilas, su sonrisa codiciosa y su chachara demente me hicieron temblar.
– Seré papa -añadió.