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Los muelles del Sena

Se considera insoluble este misterio por las mismas razones que deberían inducir a considerarlo solucionable.

(E. A. Poe. Los crímenes de la calle Morgue)

– La clave es elemental -dijo Frida Ungern-: abreviaturas similares a las utilizadas en los antiguos manuscritos latinos. Quizá porque Aristide Torchia tomó literalmente la mayor parte del texto de otro manuscrito; puede que del legendario Delomelanicon. En la primera lámina, el sentido es evidente para quien conozca un poco el lenguaje hermético: NEM. PERV.T QUI N.N LEG. CERT.RIT es, por supuesto, NEMO PERVENIT QUI NON LEGITIME CERTAVERIT.

– … Nadie que no haya combatido según las reglas lo consigue.

Iban por la tercera taza de café, y saltaba a la vista que, al menos en lo formal, Corso había sido adoptado. Vio asentir a la baronesa, complacida.

– Muy bien… ¿Puede interpretar algún elemento de esa lámina?

– No… -mintió Corso con sangre fría. Acababa de descubrir que, en aquel ejemplar, las torres de la ciudad amurallada hacia la que iba el caballero no eran cuatro, sino tres-. Salvo el gesto del personaje, que parece elocuente.

– Y lo es: vuelto hacia el adepto con un dedo sobre la boca, aconsejando silencio… Es el tacere de los filósofos del arte oculto. Al fondo, la ciudad amurallada circunda las torres, el secreto. Observe que la puerta está cerrada. Hay que abrirla.

Tenso, muy alerta, Corso pasó más páginas hasta llegar a la segunda lámina: el ermitaño ante otra puerta, con las llaves en la mano derecha. La leyenda era CLAUS. PAT. T.

– CLAUSAE PATENT -descifró sin dificultad la baronesa-: Abren lo cerrado, las puertas cerradas… El ermitaño significa conocimiento, estudio, sabiduría. A su lado, fíjese, el mismo perro negro que, según la leyenda, acompañaba a Agripa. El perro fiel… De Plutarco a Bram Stroker y su Drácula, sin olvidar el Fausto de Goethe, el perro negro es uno de los animales preferidos por el diablo para encarnarse… En cuanto al farol, pertenece al filósofo Diógenes, que tanto despreciaba los poderes temporales y lo único que pedía al poderoso Alejandro era que no le hiciese sombra; que se apartara porque le tapaba el sol, la luz.

– ¿Y la letra Teth?

– No estoy segura -golpeó ligeramente la lámina-. El Ermitaño del Tarot, muy parecido a éste, va a veces acompañado de una serpiente, o del bastón que la simboliza. En la filosofía oculta, la serpiente y el dragón son guardianes del recinto maravilloso, jardín o Vellocino, y duermen con los ojos abiertos. Son el Espejo del Arte.

– Ars diavoli -dijo Corso al azar, y la baronesa sonrió a medias, asintiendo misteriosa. Sin embargo él sabía, por Fulcanelli y otras viejas lecturas, que el término Espejo del Arte no se encuadraba en la demonología, sino en la alquimia. Se preguntó cuánto de charlatanería encerraba la erudición con que lo obsequiaba su interlocutora y suspiró para sus adentros, sintiéndose como un buscador de oro metido en un río hasta la cintura y con el cedazo en las manos. Después de todo, concluyó, las quinientas páginas de un best-seller tenían que llenarse con algo.

Pero Frida Ungern ya pasaba a la tercera lámina:

– El lema es VERB. D.SUM C.S.T ARCAN. Es decir: VERBUM DIMISSUM CUSTODIAT ARCANUM. Lo podemos traducir como: La palabra perdida guarda el secreto. Y el grabado es significativo: un puente, la unión entre la orilla clara y la oscura. Desde la mitología clásica hasta el juego de la oca, su sentido está claro. Puede unir la tierra con el cielo o con el infierno, igual que el arco iris… Naturalmente, para cruzar éste hay que abrir antes las puertas amuralladas que lo cierran.

– ¿Y el arquero escondido en la nube?

Esta vez casi se le alteró la voz al preguntar. En los ejemplares Uno y Dos, del hombro del arquero colgaba un carcaj vacío. Pero en el número Tres el carcaj contenía una flecha. Frida Ungern apoyaba un dedo en ella.

– El arco es el arma de Apolo y de Diana, la luz del supremo poder. La ira del dios, o de Dios. Es el enemigo que acecha a quien cruza el puente -se inclinó, queda y confidencial-. Aquí significa una terrible advertencia. No es recomendable jugar con estas cosas.

Corso asintió mientras pasaba a la cuarta lámina. Sentía rasgarse velos en su razón; las puertas empezaban a abrirse con chirridos demasiado siniestros. Ahora tenía ante sí al bufón y su laberinto de piedra, bajo el lema: FOR. N.N OMN. A. QUE. Frida Ungern lo tradujo como FORTUNA NON OMNIBUS AEQUE: La suerte no es igual para todos.

– El personaje equivale al loco del Tarot -aclaró-. El loco de Dios del Islam. También lleva, por supuesto, su bastón o serpiente simbólica en la mano… Es el bufón medieval, el Joker de la baraja, el comodín. Simboliza el Destino, el azar, el fin de todo, la conclusión esperada o inesperada: observe los dados. En el medievo, los bufones eran seres privilegiados; se les permitían cosas vedadas a otros, teniendo por misión recordar a los señores su condición mortal, y que su fin era tan inevitable como el de los demás hombres…

– Aquí expresa lo contrario -objetó Corso-. La suerte no es igual para todos.

– Claro. Quien se rebela, quien ejercita su libertad y arriesga, puede ganar un destino distinto. De eso trata este libro, y de ahí el bufón, paradigma de libertad. El único hombre realmente libre, y también el más sabio. En la filosofía oculta el bufón se identifica con el mercurio de los alquimistas… Emisario de los dioses, conduce a las almas a través del reino de las sombras…

– El laberinto.

– Sí. Ahí lo tiene -señaló el grabado-. Y como ve, la puerta que le da acceso está cerrada.

También la de salida, observó Corso con un estremecimiento involuntario, antes de pasar nuevas páginas en busca de la siguiente lámina.

– Esta leyenda es más simple -dijo-: FR.ST.A. Es la única que me atrevo a aventurar. Yo diría que faltan una u y una r: FRUSTRA. Eso significa En vano.

– Muy bien. Es exactamente lo que dice, y la alegoría coincide con el lema. El avaro cuenta su oro, ajeno a la Muerte que sostiene en las manos dos símbolos definitivos: el reloj de arena y una horca de campesino.

– ¿Por qué la horca y no una guadaña?

– Porque la muerte siega, pero el diablo recolecta.

Se detuvieron en el sexto grabado, el hombre colgado de la almena por un pie. Frida Ungern hizo un gesto de tedio con las manos y la boca, como si fuese demasiado obvio:

– DIT.SCO M.R. es DITESCO MORI: Me enriquezco con la muerte, frase que puede pronunciar el diablo con la cabeza muy alta. ¿No le parece?…

– Supongo que sí. Después de todo es su oficio -Corso pasó un dedo por la lámina-. ¿Qué simboliza el ahorcado?

– En primer lugar, el arcano número doce del Tarot. Pero hay otras interpretaciones. Yo me inclino por la que anuncia el cambio a través del sacrificio… ¿Conoce la Saga de Odín?:

Herido, colgué de un cadalso
barrido por los vientos
durante nueve largas noches…

– …Puestos a establecer asociaciones -prosiguió la baronesa-: Lucifer, paladín de la libertad, sufre por amor al hombre. Y le proporciona el conocimiento a través del sacrificio, condenándose a sí mismo.

– ¿Qué puede decirme de la séptima lámina?

– DIS.S P.TI.R MAG. no es demasiado explícito en principio; pero deduzco una frase tradicional, muy del gusto de los filósofos herméticos: DISCIPULUS POTIOR MAGISTRO.

– ¿El discípulo supera al maestro?

– Más o menos. El rey y el mendigo juegan al ajedrez en ese extraño tablero donde todas las casillas tienen el mismo color, mientras el perro negro y el blanco, el Mal y el Bien, se despedazan con saña. En la ventana aguarda la luna, que es al mismo tiempo la oscuridad y la madre. Recuerde la creencia mítica de que, tras la muerte, las almas se refugian en la Luna. Usted leyó mi Isis, ¿verdad?… El negro es color simbólico de las tinieblas y las sombras cimerias, el sable de la heráldica, tierra, noche, muerte… El negro de Isis se corresponde con el color de la Virgen, que va de azul y se asienta sobre la luna… Al morir volvemos a ella, a la oscuridad de donde venimos, ambivalente por protectora y por peligrosa… Los perros y la Luna tienen también otra interpretación: la diosa cazadora Artemisa, la Diana de los romanos, era conocida por la forma en que se vengaba de quienes se enamoraban de ella o trataban de aprovecharse de su femineidad… Supongo que sabe a qué me refiero.

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