Cómo me gustaría que me contestaras pronto contándome de tus paseos, y decime qué tendría que hacer con este asunto. Vos me dirás que a qué diablos te vengo a embromar con mis problemas. En cuanto a Hectorcito, ya Mita lo está preparando para que entre al colegio el año que viene, a los siete años ya pueden entrar directamente a primer grado, así que Mita le está enseñando todo lo de Jardín de Infantes. Pienso cuando el mío empiece el colegio, aunque yo tenga que salir a asaltar a la gente por la calle le voy a dar todo lo que necesite para estudiar, y que tenga su título, después posiblemente le va a parecer que el padre es poco para él, hay hijos que dan muy mal pago, pero no me importa, así se va a salvar de la lucha infame que tuvo el padre, la verdad Jaime es que no le deseo a nadie la lucha que estoy teniendo, sin ningún arma, las uñas nomás.
Mita sigue insitiendo en que nos vayamos a La Plata y me emplee en cualquier cosa y mientras termino de noche el bachillerato y después sigo abogacía, lo que siempre me gustó, pero yo no la puedo enterrar en la casa de los padres, viviendo de favor, en una casa que no es nuestra, con un sueldo de hambre, hasta que me reciba, siete años casi. No, eso no es posible, los mejores años no se los voy a hacer pasar con privaciones, y yo le prometí a los padres que le iba a dar todo lo que le hiciera falta. Ya no es hora de estudiar, ya se me pasó el cuarto de hora. Qué lástima haber dejado el colegio a los quince años, eso nunca comprendí cómo pudiste decidirlo. Si necesitabas ayuda en la fábrica te podrías haber conseguido cualquier muchacho de confianza ¿qué necesidad había de que me sacaras de la escuela, simplemente porque necesitabas alguien de confianza con vos? No, Jaime, eso nunca pude comprenderlo, cómo pudiste sacarme del colegio, antes de que pudiera hacerme de algún arma para luchar en la vida. Y después se te ocurrió vender la fábrica e irte a Buenos Aires. Y te fuiste. La cuestión es que el señor haga su gusto, y siempre has hecho lo que has querido.
Bueno, para qué hablar de pleitos perdidos, ya es tarde ahora, no tiene arreglo. Lo que me da rabia es que me hayas dejado tanto tiempo sin noticias, aunque sea por Hectorcito, que pregunta por el padre y si la madre ya no tiene más dolor de cabeza. Pobrecito, se porta mejor que el padre, no nos da ningún trabajo. Ahora me voy a tener que gastar una fortuna en estampillas para mandarte esta carta, más larga que esperanza de pobre. ¿Y a qué me voy a gastar un centavo en escribirte, para que no me contestes, como a la otra carta? No sé para qué te escribo si no te importa nada de mí, y creo que nunca te importó, Jaime, estoy lleno de veneno hoy, y no te voy a mandar esta carta me parece, no te quiero amargar, vos también tendrás tus problemas con la salud de tu mujer. Pero te cuento todo esto para que tengas mis noticias, aunque sean malas ¿no esperas carta mía? ¿no te importa recibir mis noticias? ¿verdad? Si no te importó sacarme del colegio cuando era un chico, yo eso no te lo puedo perdonar, y total se te antojó cerrar la fábrica después y quedé en la vía, trato de pensar que sos lo único que tengo, mi hermano mayor, lo único que me queda, y vos también tendrás tus razones por todo lo que hiciste, pero por más que trato no te puedo perdonar, Jaime, no te puedo perdonar, maldito sea tu egoísmo y malditas todas las putas que sigas por la calle. Esta carta va al tacho de la basura, para vos no pienso gastar un centavo en estampillas.