Литмир - Электронная Библиотека

Y eso me asustaba

– No, Ben -siguió diciendo Moore- No eras una bala perdida Tenías una rara combinación de intelecto prodigioso y pelotas de acero, digamos. Lo que le pasó a Laura no fue culpa tuya. Fuiste uno de los mejores. Eso, más tu memoria fotográfica, o como quiera que se llame, te hace todo un baluarte.

– Mi memoria… eidética, como la llaman los neurólogos, tal vez fue de gran ayuda en la universidad, pero ahora, con las bases de datos electrónicas en todo el mundo, ya no vale mucho.

– ¿Conoces a Truslow?

– Se presentó en el funeral de Hal Hablamos unos cinco minutos Eso fue todo Ni siquiera sé para qué me quiere.

Moore se puso de pie y cruzó la habitación hacia las ventanas Una de ellas crujía y se sacudía más que las otras La ajustó y la trabó, para parar el ruido Cuando volvió, dijo.

– ¿Te acuerdas de ese famoso caso de derechos civiles contra la cIa a principios de los 70? Un negro se presentó para un puesto de analista y lo rechazaron sin razón

– Claro

– Bueno, el que resolvió el caso fue Alex Truslow. Y se aseguró de que el personal de la Agencia no volviera a sufrir discriminación sexual o racial. Fue extraordinario El tenía una visión de la cIa en la que la institución era realmente una mentocracia, un lugar que no permitiría a la vieja guardia pisotear los derechos de las minorías Muchos de los antiguos todavía lo odian por eso Él fue el que dejó entrar a todas esas minorías en el club de blancos puros Y probablemente será el que reemplace a tu suegro, eso ya lo sabes

Asentí

– ¿Cuánto sabes de lo que está haciendo? -preguntó Moore después de un momento

– Nada, diría yo "Trabajo de seguridad" para la Agencia, me dicen. Procedimientos que Langley no puede o no quiere hacer

– Voy a mostrarte algo -dijo Moore, levantándose otra vez, e indicándome con un gesto que lo siguiera. Subió la escalera de madera hasta el otro piso con un gruñido -Uno de estos días ya no podré subir estos escalones, eso lo sé -Se había quedado sin aliento -Y ese día, voy a mudar todo Ruskin aquí arriba, donde nunca volveré a verlo Mierda con eso, nunca me gustó ese viejo hijo de perra Ese es el resultado de un matrimonio entre dos primos Bueno, aquí vamos. Mi botín.

Habíamos caminado unos tres metros por el balcón, frente a varios volúmenes en cubierta de cuero, cuando Moore se detuvo frente a un pedazo de pared desnuda entre los estantes Tocó ligeramente uno de los paneles hasta que se abrió y dejó ver un cajón de archivo de color gris institucional

– Lindo -dije- ¿Te lo hiciste hacer con los chicos de Servicio Técnico?-En realidad, no era un buen escondite estaba en el primer lugar que hubiera mirado cualquiera que supiera algo de robo y cajas fuertes Pero yo no pensaba decírselo

Él abrió el cajón Hizo un ruido sordo, mohoso

– No, en realidad estaba ahí cuando compré la casa en 1952 Una simpleza tipo novela de Edith Wharton, diría yo, compartimientos secretos y todo eso Hay un panel secreto sobre la chimenea y yo no lo uso Claro que la persona que construyó esta casa no podía imaginar que un día iría a parar a manos de un espía de pura raza

El cajón parecía contener archivos de inteligencia, por lo menos por lo que yo veía en los índices

– No sabía que te dejaban llevarte archivos cuando te retirabas -dije

Él se volvió hacia mí y se ajustó los anteojos sobre la nariz.

– Es que no te dejan -Sonrió -Confío en tu discreción

– Siempre

– De acuerdo Y en realidad, no estoy violando ninguna ley de segundad nacional

– ¿Te los dio alguien?

– ¿Te acuerdas de Kent Atkins, de París?

– Era un amigo

– Bueno, ahora está en Munich Jefe de estación Y se arriesgó mucho para conseguírmelos Lo menos que podía hacer era tomar la precaución de esconderlos de ladronzuelos y de otros que pudieran estar interesados

– Entonces, tengo que suponer que la Compañía no lo sabe

– Dudo de que lo hayan notado -dijo él y sacó una carpeta color marrón- Esto es de lo que está ocupándose Alex Truslow ¿Sabes algo de lo que estaba haciendo tu suegro antes de morir?

La lluvia estaba empezando a disminuir Moore había desplegado un grupo de archivos sobre una vieja mesa de roble cerca de las ventanas Tenían que ver con la desaparición de la kgb y de los servicios de inteligencia del bloque oriental el flujo permanente de secretos y de personal desde Moscú y Berlín y desde todas las ciudades de lo que una vez se llamó la Cortina de Hierro Había extractos de informes de oficiales de la kgb que intentaban vender secretos a cambio de protección en Occidente u ofrecían archivos a la venta, ya fuera a la cIa o a otras corporaciones del oeste Había cables decodificados que informaban sobre fragmentos de noticias en las oficinas de la kgb en todo el mundo y todo eso (me di cuenta con sólo darle una mirada) tenía un gran potencial explosivo

– Ya ves -dijo Moore con amabilidad-, hay bastante información Y te diré que no sé si parte de ella no debería haberse quedado enterrada en Lubyanka

– ¿Qué quieres decir con eso?

Él suspiró

– ¿Sabes qué es el Club de los Miércoles, verdad?

Yo asentí El Club de los Miércoles era un encuentro socialregular de hombres y mujeres que habían pasado por las filas de la cIa directores y directores de estación y demás que disfrutaban la compañía de otros como ellos y almorzaban juntos en un restaurante francés de Washington todos los miércoles Los más jóvenes en la Agencia lo llamaban el Club de los Fósiles

– Bueno, se habla mucho sobre lo que está saliendo de lo que era la Unión Soviética

– ¿ Algo útil?

– ¿Útil? -Me miró con firmeza, como un buho, por sobre el marco de los anteojos. -¿Te parecería útil recibir pruebas documentales irrefutables de que la Unión Soviética arregló el asesinato de John F Kennedy?

Yo me quedé mirándolo por un momento y después sacudí la cabeza

– No creo que Oliver Stone se sintiera feliz con eso

Él dejó escapar una carcajada

– Pero por un segundo te lo creíste, ¿,eh?

– Conozco tu sentido del humor

Él rió unos momentos más y luego levantó los anteojos sobre la nariz

– Ya tuvimos generales de la Stasi y la kgb que trataron de vendernos información sobre agentes rusos en todo el mundo Nombres de personas que trabajaban para ellos

– Eso me parece importante

– Tal vez, en sentido histórico -dijo Moore, y se sacó los anteojos Se masajeó la nariz con un dedo -Pero, ¿a quién puede importarle saber quién era un viejo Rojo que cooperó» hace treinta años con un gobierno que ya no existe?

– Estoy seguro de que hay gente a la que le importa

– Sin duda A mí no me interesa Hace unos meses en uno de nuestros almuerzos de los miércoles oí una historia sobra, Vladimir Orlov. -El ex jefe de la kgb

– Más precisamente el último jefe de la kgb, antes de qua, la gente de Yeltsin la destruyera ¿ Adónde te imaginas que puede ir un tipo así cuando le mueven el suelo que pisa?

– ¿ A Paraguay, a Brasil?

Moore se rió

– El señor Orlov era inteligente No hizo nada semejante a quedarse cerca de su dacha en Moscú hasta que el gobierno ruso lo enviara a juicio por hacer su trabajo lo mejor posible Se fue al exilio

– ¿ Pero dónde?

– Ese es el problema -Ed sacó un grupo de papeles abrochados, de la mesa y me lo entregó Era una fotocopia de un cable de un funcionario de la cIa en la estación de Zurich informando de la aparición de un tal Vladimir I Orlov, antiguo jefe de la kgb soviética, en un cafe de Sihlstrasse

El hombre estaba acompañado por Sheila McAdams, asístente ejecutiva del director de la cIa, Harrison Sinclair El cable tenía menos de un mes

– No estoy seguro de entender -dije

– Tres días antes de la muerte de Hal Sinclair, su asistente ejecutiva y bueno, espero no estar revelándote nada nuevo amante, Sheila McAdams, se encontró en Zúrich con el ex jefe de la kgb

– La cita parece haber sido cosa de Sinclair

– Seguramente estaban negociando algo

– Por supuesto -dijo Moore, impaciente- Al día siguiente, el nombre de Vladimir Orlov desapareció de todos los bancos de datos de la cIa, por lo menos de los accesibles a todos, excepto los que seguían a disposición de los cinco o seis funcionarios superiores Y luego, Orlov desapareció de Zurich No sabemos adonde fue Fue como si Orlov hubiera ayudado en algo a Hal a cambio de que él lo sacara de nuestros sonares, de nuestra vista Pero nunca sabremos lo que pasó Dos días después, Sheila murió asesinada en ese callejón de Georgetown Y al día siguiente, Hal murió en ese horrendo "accidente"

– ¿ Y quién pudo haberlos matado?

– Eso, querido Ben, es exactamente lo que le gustaría saber a Alex Truslow -El fuego se estaba apagando, y Moore lo sacudió, distraído -Hay confusión en la Agencia Una confusión terrible Una terrible lucha por el poder

– ¿ Entre…

– Escúchame Europa está hecha un lío Inglaterra y Francia están muy mal, y Alemania está en medio de una depresión o algo así El fantasma de los elementos nacionalistas y sus guerras es…

– Sí, pero ¿qué tiene que ver eso con…

– Se dice -no es más que charla, eso es cierto, pero es charla entre jubilados de la Agencia de conexiones impecables- que ciertos elementos de la Agencia encontraron una forma de insinuarse en el caos de Europa

– Eso es demasiado vago, Ed

– Sí -dijo él, con una voz tan severa que me asustó- Ciertos elementos… insinuarse… y esas frasesitas que usamos cuando sabemos que todo es parte de un rumor Pero el punto es que los viejos, que deberían estar jugando al golf y disfrutando de sus martims secos, están muy asustados. Amigos míos que alguna vez dirigieron la organización hablan deenormes sumas de dinero que cambiaron de mano en Zúrich…

– ¿En pago a lo de Vladimir Orlov, quieres decir? -interrumpí-. ¿O es que él nos pagó a nosotros por la protección?

– ¡El dinero no es el punto! -Los dientes demasiado parejos de Ed eran de un color amarillo, demasiado amarillo.

– ¿Y cuál es el punto entonces? -le pregunté con amabilidad.

– Digamos que no empezamos a desenterrar lo que causa el olor a podrido, no todavía. Cuando lo hagamos, tal vez la cIa se una a la kgb en las cenizas de la historia.

12
{"b":"98850","o":1}