– Síp.
– Tuvo algún contacto con ella desde que se fue?
– Nop-.
– Ustedes eran amigos cuando ella vivía aquí.
– No exactamente.
Eve esperó. El ritmo de una entrevista en Texas, decidió, era enteramente diferente al de New York. -Que eran exactamente ustedes, Sr. Springer?
– Yo la conocía. Era la hijastra de mi jefe. Mi jefe, también. No le he visto el pelo desde que se fue. Ni había razón para que lo hiciera. Jefe, tengo que terminar con la cerca.
– Chuck, la teniente Dallas está tratando de hacer su trabajo. Ahora si estás pensando que me voy a mosquear sobre algo que pasó entre Julianna y tú cuando eran adolescentes cabezas huecas, olvídalo. Me conoces lo suficiente, y también sabes lo suficiente de lo que me sucedió a mi. -Hizo una pausa y Chuck frunció el ceño mirandose las botas. -Me imagino que no me tienes rencor por eso. Es agua pasada. La teniente quiere saber si te tumbaste a Julianna.
El hombre se ruborizó. Eve observó, fascinada, como el rojo oscuro aparecía bajo el profundo bronceado. -Aw, Jake T., no puedo hablar de ese tipo de cosas con una mujer.
Eve sacó su placa. -Hable con la placa.
– Sr. Parker, -empezó Roarke. -Creo que podemos recorrer un poco el campo. Tengo un rancho de ganado en Montana y algún interés en el proceso.
– Mire donde pisa. -Advirtió Parker, y se bajó. -Chuck, haz lo correcto.
Porque se sentía estúpida sentada en el Jeep sola, Eve se arriesgó a bajarse. El caballo inmediatamente levantó la cabeza, topándola en el hombro. Ella no lo golpeó con el puño cerrado que mantenía al costado, pero faltó poco.
– Sólo esta viendo si usted tiene algo más interesante para comer que el pasto. -Chuck acarició la nariz del caballo. -Este siempre está buscando un bocado.
– Dígale que estoy vacía. -Eve dio un paso a un costado, poniendo a Chuck firmemente entre ella y el caballo. Cuando éste relinchó, sonó como una risa. -Hábleme de Julianna, Chuck.
– Diablos. Yo tenía dieciséis. -Echó su sombrero hacia atrás, u sacó una bandana para secar el sudor de su frente. -Un chico de dieciséis, no piensa con su cerebro. Si usted sabe lo quiero decir.
– Tuvo sexo con ella.
– Ella fue a los establos. Limpiarlos era parte de mi trabajo. Ella olía a gloria y tenía puesta una especie de camiseta y unos shorts diminutos. Dios todopoderoso, era para mirarla. Empezamos a tontear como hacen los chicos. Luego empezamos a tontear sobre algo más. -El miró fijamente sus botas. -Nos vimos mucho a escondidas fuera de la casa ese verano, hacíamos el amor en uno de los boxes. Yo siempre ponía heno fresco ahí. Luego empezó a venir a mi casa, trepaba por mi ventana. Era excitante el principio, pero, Jesús, si mi madre nos hubiera encontrado, me hubiera desollado vivo. Y, maldita sea, yo tenía dieciséis, y estaban todas esas otras chicas. Un chico empieza a mirar alrededor. Julianna apenas me dejaba respirar, y eso empezó a picarme-
– Rompió con ella.
– Traté una vez, y ella me atacó como un maldito gato. -El levantó la mirada. -Mordiendo, arañando. Nadie la dejaba a ella de lado, dijo. Me asusté, porque parecía medio loca. Luego empezó a llorar y suplicar, y bueno, una cosa llevó a la otra y terminamos juntos otra vez. Y al día siguiente, Julianna fue derecho a mi casa, entró a la cocina y le dijo a mi madre que yo me había estado metiendo con ella. Y que si no me enviaba a algún lado fuera de aquí, iba a ir con su padrastro y hacer que despidieran a mi padre.
Hizo una pausa, y luego sonrió sorprendiendo a Eve. -Mi madre, ella nunca dejó que nadie le tirara mierda. Hija del jefe o no. Le dijo a Julianna que no entrara a su casa sin invitación nunca más. Y que no iba a tolerar que una pequeña vagabunda como ella se parara en su cocina y amenazara a su familia. Le dijo que si se habían metido con ella, maldito si no lo podría haber detenido. Y que iba a hablar con la madre de Julianna sobre eso.
– Lo hizo?
– Mi madre decía que iba a hacer algo, y lo hacía, por lo que me imagino que sí. Nunca me dijo lo que hablaron entre ellas, pero Julianna no volvió a rondar por los establos ese verano. No la ví rondar para nada. Pero yo estuve arrestado en mi casa por un maldito mes y me dieron una conferencia que me hizo arder las orejas.
– Y después del verano?
– Realmente nunca volví hablar con ella. Ella vino hacia mí una vez cuando yo estaba con una chica, y me dijo cosas insultantes sobre una parte sensible de mi anatomía. Lo dijo con voz tranquila, realmente fría, con una sonrisa en su cara. Y una vez encontré un zorrino muerto en mi cama y me imagino que fue ella. Y…
– Y?
– Nunca se lo dije a nadie. -El se movió, acomodó su mandíbula. -La noche antes de mi boda, eso sería seis años atrás el mes pasado, me llamó. Dijo que quería darme sus mejores deseos. Pero en la forma en que lo dijo, como es ella, disculpe, me decía que me jodiera. Y que sabía que estaría pensando en ella la noche de mi boda, porque ella iba a estar pensando en mi. Que tal vez vendría a verme alguna vez, y hablaríamos de los viejos tiempos. Yo sabía que estaba en prisión. Eso me sacudió un poco, pero no vi el punto de decírselo a nadie. Iba a casarme al día siguiente.
– Se contactó con usted otra vez?
– No, pero el pasado día de San Valentín recibí un paquete. Había una rata muerta adentro. Parecía haber sido envenenada. Tampoco de esto le dije a nadie. Sólo lo dejé pasar. Señora, yo tenía dieciséis años. Sólo nos revolcamos en el heno por un par de meses un verano. Tengo una esposa, un hijo, un bebé en camino. Porque demonios ella quiere arruinarme después de todo este tiempo?
– El la rechazó. -le dijo Eve a Roarke cuando regresaban en el auto. -Ella se metió con un chico de su propia edad, y él cortó la relación antes de que ella lo cortara a él. Luego su madre la levantó en peso. Dos cachetazos. Intolerable.
– Si ella hubiera sido una chica normal, eso debería haberla avergonzado temporariamente. Luego hubiera seguido adelante. En vez de eso, decide seducir a su padrastro. Los hombres mayores, como su padre, son más fáciles de controlar, más inclinados a verla como una inocente.
– Eso fue más que seducirlo. Fue usar el sexo para avergonzarlo, y a su madre. Para castigar y beneficiarse. No había pensado en el asesinato todavía, pero era sólo cuestión de tiempo. Porque lastimar cuando puedes destruir totalmente? Obtuvo lo quería de eso, pero no hubiera olvidado ese rechazo.
No podía recordar como era ser una chica de quince años. Pequeña maravilla, pensó Eve. Ella nunca había sido una adolescente normal. Y tampoco, al parecer, lo había sido Julianna Dunne.
– Lo llamó la noche antes de su boda. -dijo Eve. -Ella cuidó lo que decía en caso de que él lo reportara, pero dijo lo suficiente para preocuparlo, sacudirlo, y que no pudiera parar de pensar en ella la noche de su boda. Plantó la semilla.
– Que vas a hacer con él?
– Está lo bastante preocupado por su familia para cooperar con los locales. Va a ir a hablar con Parker, y mi impresión es que Parker va a poner seguridad extra en el rancho. Voy a hablar con los policías de aquí, para asegurarme de que están haciendo su trabajo. Luego voy a hacer el mío y encontrarla.
– Y luego volvemos a New York?
Ella miró por la ventana. -No. -Cerró los ojos. -No, vamos a ir a Dallas.