Antes de que ella pudiera responder, Mira apareció y Eve experimentó todavía otro Shock al ver a la generalmente elegante Mira en una camiseta talla extra grande y pantalones ajustados negros. Los pies descalzos, las uñas pintadas de un bonito rosa caramelo.
– Dennis? Quien dijiste que…Oh, Eve.
– Lo lamento. No debería estar aquí. Estaba camino a mi casa y yo… me disculpo por molestarla en su hogar. Yo sólo, ah, la voy a contactar en su oficina en la mañana.
Era raro, pensó Mira, ver a Eve nerviosa. -No nos has molestado en absoluto. Vamos a tomar vino, Dennis?
– Vamos a tomar? -El miró confundido otra vez, luego se fijó en la botella en su mano. -Oh. Si, vamos a tomar. Traeré otro vaso.
– No, por favor. No se moleste. No debería estar aquí. Debo irme.
– No seas tonta. -Mira le sonrió. -Siéntate. Si estás en una misión, podemos ofrecerte algo más ligero que vino.
– No, estoy fuera, pero…
– Bien. -Ella cruzó la habitación, deteniéndose para reabotonar el cardigan de su esposo con tan simple intimidad que hizo que Eve se sintiera más como una intrusa que si ellos hubieran intercambiado un húmedo y descuidado beso. Mira eligió otro vaso para si misma de un gabinete, y luego simplemente puso una mano en el hombro de Eve para empujarla hacia una silla.
Por lo que Eve se encontró sentada en el living de Mira, una bonita y colorida habitación, aceptando un vaso de vino.
– Como estuvo tu vacación? -empezó Mira.
– Bien. Estuvo buena.
– Te ves descansada.
– Si, bueno, jugué a la babosa la mitad del tiempo.
– Lo necesitabas. Tú y Roarke. El está bien, confío.
– Sí. -Eve se giró en la silla. -Está bien. -Y ella pensaba mantenerlo en esa forma.
Mira sorbió el vino, inclinando su cabeza hacia su esposo. -A menudo discutimos aspectos de casos con Dennis, pero si lo prefieres podemos subir a mi oficina.
– No, no quiero arruinar su momento en casa. No tendría que haber traído un caso a su living. De todas formas, usted no tuvo tiempo de leer los datos.
– Pero tengo tiempo.
– Que haría usted… -Eve se obligó a cortar. -Luego llamo a su oficina en la mañana y hago una cita.
– Relájate Eve. Podemos hablar ahora. No hubieras venido aquí de esta manera si no fuera importante. Y me gustaría que te sintieras lo bastante cómoda, aunque sea momentáneamente, para hacerlo. Hubo un tiempo, no hace mucho, en que tú no hubieras considerado hacerlo.
– Siempre respeté sus habilidades, Dra. Mira.
– Respeto y comodidad son diferentes materias. Estás aquí por Julianna Dunne.
– La maldad -dijo Dennis a nadie en particular, -viene en todas las formas, y a menudo algunas atractivas. – Volvió sus ojos repentinamente intensos y claros a Eve. -Crees en la maldad?
– Si.
– Bien. No puedes detnerla si no crees en ella.
– Dennis es hábil para definir un punto en su más elemental nivel. Es muy útil para mi.
Mira sorbió su vino otra vez, y luego se sentó junto a una pequeña mesa redonda antes de continuar. -Julianna Dunne fue completamente probada, evaluada, examinada antes y durante su juicio. La opinión de los expertos llamados para esos propósitos fue el sujeto había sufrido el trauma del abuso sexual de parte de un miembro de la familia, lo que había dañado su mentalidad y emocionalidad. Con esta capacidad disminuída, ella, siendo una adulta, buscó otros hombres que representaran a su abusador. Luego castigó a estos representativos ya que había sido incapaz de castigar al hombre que la había lastimado a ella.
Hizo una pausa para recoger sus bonitas y formadas piernas debajo de ella. -Con el frío cálculo de los asesinatos y su beneficio de ellos, la defensa fue incapaz de negociar una condena en unn centro de salud mental, ni convencer al jurado que el sujeto era inocente, completamente inocente, dada su disminuída capacidad. Ellos, sin embargo, pudieron darla a su cliente una sentencia de por vida.
– Prefiero su punto de vista que el perfil inicial.
– Adenás está eso. En mi opinión, dados los datos, los expertos se equivacon en sus evaluaciones y conclusiones. Julianna Dunne no estaba operando bajo capacidad disminuída, no en un sentido legal. Ella jugó el juego perfectamente, -continuó Mira- Sus respuestas fueron exactamente acertadas, como fueron sus reacciones, sus gestos su tono. Y ese fue su error, uno de los que pasó por alto. Esa clase de perfección debe ser calculada. Es una mentirosa, pero una excelente.
– Ella nunca fue violada cuando era adolescente. -Eve se inclinó hacia delante. -No fue atemorizada, o cazada. No hay dolor, ni miedo, ni rabia dentro de ella.
Mira la alcanzó, apoyando brevemente su mano sobre la de Eve. Sabía que no podían hablar de la infancia de Eve con Dennis en la habitación. -Mi opinión es, y puedo tener las pruebas de su personalidad para asegurarme, que esa relación sexual fue consensual. Para Julianna, el sexo es un arma. El hombre es el enemigo. Es improbable que disfrute la experiencia sexual. Es un trabajo, una intención para un fin. Y que el hombre disfrute de eso, de su cuerpo, es una cuestión de orgullo y disgusto.
– Porque no se volvió hacia las mujeres, sexualmente?
– Tiene más respeto por ellas, como especie. Y otra vez, el sexo no le interesa. Ella no puede ver placer ahí. Su placer viene de causar dolor, humillación, de conquistar y arruinar a los vencidos.
– Si yo pudiera. -Dennis abrió las manos, atrapando la atención de Eve. El había estado tan tranquilo y quieto, que ella lo había olvidado. -Los hombres no son oponentes. Son vïctimas. Ella necesita víctimas para poder prosperar.
– Ella trata de atraerlos. -agregó Eve.- En la forma que harías con algún tipo de presa. Ella se convierte en lo que los atrae, deslizándose en una personalidad como tú lo harías en un traje nuevo. Un hombre mayor, uno que esté cansado o insatisfecho o sólo aburrido de su esposa, su familia, su vida sexual es el perfecto objetivo. Más fácilmente atraído hacia la belleza, más fácilmente atrapado.
– Un hombre de una cierta edad es candidato a ser halagado por las atenciones románticas de una joven y bella mujer. Cada género tiene sus puntos débiles.
– Practicó con su padrastro. Ella hizo la seducción ahí. -declaró Eve. -Afilando sus habilidades. El no quiso testificar en el juicio contra ella. La fiscalía no tuvo la oportunidad de llamarlo, dejando que el jurado lo viera. La defensa pudo aprovecharlo igual. Vean esto, este hombre que forzó a esta pobre, inocente jovencita. Ella estaba indefensa, atrapada. El era su padre, debería haber estado a salvo con él. Sin embargo el tomó su inocencia, la dejó dañada. Si alguien es responsable por las muertes, es él.
– Ella no podía permitir que lo llamaran ahí, bajo juramento. -dijo Mira- Y eso le cavó la fosa. Tú quieres hablar con él por ti misma.
– Está en Texas. En Dallas.
– Si, lo sé. -los ojos de Mira decían un millon de palabras. -Ví los datos. Puedes ir?
No quieres ir. -pensó Eve. Puedes ir. -No lo sé. No lo sé. -repitió.
Mira se volvió, tocó la mano de su esposo. -Dennis. – fue todo lo que dijo, y él descruzó sus largas piernas y se paró.
– Si ustedes, señoras, me disculpan, tengo alguna que otra cosa que hacer. Tenías razón sobre ella, Charlie. -El dejó un toque de sus labios sobre la cabeza de Mira, luego puso una mano larga y estrecha sobre la curva de su brillante cabello castaño. -Pero siempre la tienes. Encantado de haberla visto, Eve. Vuelva cuando quiera.
– No tenía que mandarlo fuera. -dijo Eve cuando él salió de la habitación. -Esto no es sobre mí.
– Mírame. Mírame, Eve. -Mira dejó su copa, tomó una de las manos de Eve entre las suyas. -Si no estás lista para regresar a Dallas, envía por él. Traelo aquí.
– No tengo causas ni autoridad para traer a Jake Parker a New York.
– Entonces haz la entrevista vía enlace o por holograma.
– Usted sabe que tiene que ser hecho cara a cara si voy a presionarlo para me diga lo que sucedió, como sucedió, que hizo ella, a quien se lo hizo. El no va querer venir aquí. Hay también una posibilidad de acuerdo a los datos que conseguí hoy de que él pueda ser un objetivo. Tengo que ir, y no se si puedo manejarlo.
– Voy contigo.
Por un momento Eve pudo sólo mirarla fijo, y luego su visión se enturbió. Tuvo que parase y volverse. -Jesus.
– Yo puedo ayudarte, Eve. Quiero hacerlo. Por un largo tiempo no me dejaste acercar, me ofendiste. Pero eso cambió.
– No quise ofenderla. Usted me asustaba. La gente que me asusta me jode.
– Me alegro de no asustarte más.
– A veces lo hace. -Ella se pasó el dorso de su mano bajo la nariz, y luego se volvió. -No estoy lista, o no quiero poner todo lo que era dentro de lo que soy ahora. Viene en pedazos, y los pedazos se van agrandando. No se lo que va a suceder conmigo cuando el cuadro esté completo. Pero cuando esté lista, voy a ir con usted. Ok?
– Si.
– De todas maneras. -Ella se sentó para tomar aliento. -Como dije, esto no sobre mí. Feeney y yo estuvimos en Dockport hoy.
Se sentó otra vez, dándole a Mira el resto de los detalles.
– Crees que ella puede enfocarse en Roarke. Desearía decirte que tus instintos están equivocados.
Un puño cerró la garganta de Eve y otro le golpeó el estómago. -Porque lo haría? El no encaja en el perfil de sus objetivos.
– Porque es tuyo. Lo que Dennis dijo sobre que los hombres no son rivales para ella es exacto. Pero las mujeres son oponentes, compañeras, herramientas, competidoras. Sus sentimientos hacia ellas pueden haber sido reforzados y refinados por su tiempo en una instalación correccional de mujeres. De los oficiales primarios que trabajaron para arrestarle, tú eras la única mujer. La única con la que ella pidió hablar personalmente. Tú la superaste, y eso la impresionó. Ella quería tu respeto y no quisiste dárselo. Es lógico que dada la oportunidad, quiera una revancha, no sólo por la detuviste, sino que la rechazaste. Esto responde porque vino a New York.
– Y porque se queda aquí. Sé que está aquí. Ella subió un escalón en su proceder anterior. Ya no utiliza el romance, el matrimonio. No trata de seducirlos. Pero si está vigilando a Roarke, está buscando una forma de atraerlo.
Se levantó de la silla otra vez, apretando las manos en los bolsillos y paseando. -Maldita sea, usted sabe lo que está sucediendo ahora. Voy a ir a casa, decirle a Roarke, pedirle que incremente la seguridad y agregue protección policial. Se va a rebelar, me va a decir que puede protegerse solo. Blah, blah, blah. Luego tendremos una pelea. -Suspiró.- No hemos tenido una pelea hace tiempo. Supongo que lo haremos.