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Era cautivadora.

John miró a Michael y vio esa mirada familiar en la expresión de su hermano. Estaba totalmente embrujado. Michael lo miró y frunció el ceño, casi imperceptiblemente. Quizá viera en John a un rival, al menos en lo que se refería a la señorita Rowan Smith.

Se miraron por un instante, y John intentó calcular hasta dónde había caído Michael. Sin duda, su hermano ya estaba bastante prendido, pero disimulaba bien sus emociones. Si John no conociera tan bien a Michael, no habría visto el brillo de la rivalidad en su mirada.

Cuando iban al instituto, inventaron la regla de «Yo la Vi Primero», para no pelearse por las chicas. Sólo se llevaban un año, y a menudo sucedía que les gustaban las mismas chicas. Para que la paz reinara en la familia, decidieron que el primero en ver a una chica tenía derecho a ser el primero en exponerse a un rechazo.

Esta vez no.

John olvidó la regla en ese preciso instante. Por cómo lo miraba Michael, él también lo sabía.

Ya se lo compensaré.

Por otro lado, no tenían tiempo para diversiones ni juegos mientras un asesino anduviera suelto. Y la primera responsabilidad de John era proteger a los suyos. Y ahora, también a Rowan Smith.


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