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– Yo tengo una pieza con dos camas, pero tome asiento, señora. ¿Cómo encontraron la casa?

– Me mandaron del Hostal, fui ahí y pregunté dónde era que había vivido Juan Carlos estos últimos años.

– Mire, señora, si quiere le pongo otra camita en esa pieza y pueden estar cómodos los tres ¿su marido no viene con usted?

– No, se quedó en Buenos Aires. Pero me parece que seguimos viaje a La Falda, hoy mismo ¿hay micro?

– Sí, pero se van a tener que apurar. Es dentro de media hora.

– Sí, mejor que lo tome.

– Qué ricos los nenes, veo que a usted no le falta nada en la vida ¿pero no van al colegio? ¿están por muchos días de paseo?

– Nenes, vayan un poquito al patio, que tengo que hablar con la señora.

– Usted sabrá que Juan Carlos murió en Vallejos. Él se fue de acá a fines de marzo a pasar unos días con la familia, y no volvió más…

– Sí, ya sé, ya medio año que está muerto. ¿Y usted hace mucho que está acá?

– Sí, unos años, puse esta pensión y él se vino para acá. La familia le mandaba muy poco y si le alcanzaba para pagar una pensión no le alcanzaba para el tratamiento. Por eso puse pensión, pero yo no me imaginaba en la que me metía. Es algo de nunca terminar el trabajo de una pensión… Qué raro de vacaciones en octubre, hizo bien, porque hay poca gente, y no hace ni frío ni calor.

– ¿Juan Carlos se acordaba de mí?

– Sí, a veces la nombraba.

– …¿Y él a usted la quería?

– No me haga esas preguntas, Nené.

– Usted sabrá que yo lo quise con toda el alma ¿no?

– Sí, pero nadie tiene derecho a preguntarme nada, yo soy una mujer que se gana el pan y no le pide nada a nadie. Y usted es una señora casada que tiene todo, así que ya sabe. No quiero hablar de Juan Carlos, que en paz descanse.

– Yo no soy más una señora casada. Me separé de mi marido, por eso me vine para acá.

– No sabía… ¿y por qué vino para acá?

– Juan Carlos en las cartas me contaba siempre de Cosquín, quería conocer, y hablar con alguien que me contara cosas de él.

– Estaba muy delgado, Nené. Y era siempre el mismo, siempre iba al bar, y al final a mí me dio muchos dolores de cabeza, aunque esté mal decirlo… Jugaba mucho, al final era lo único que lo distraía, pero yo no sabe usted lo que tengo que cinchar acá en la pensión, tengo que estar en todas, Nené, porque si no la cocinera me gasta demasiado, y yo hago la limpieza y las compras y tengo que estar lo que se dice en todas. El único modo de que una pensión le dé un poco de ganancia es que la dueña esté en todas. Me encontrará muy avejentada ¿no es cierto?

– Y, pasaron muchos años.

– Pero cuánto lo siento lo de su marido… ¿qué pasó? ¿no me puede contar?

– Son cosas que pasan… Fue hace dos semanas, hace poquito, por eso me vine para acá. Pero el abandono de hogar lo hizo él, así que yo no tengo por qué preocuparme.

– ¿Había otra mujer de por medio?

– No, pero se dio cuenta de que entre los dos ya se había terminado todo. Ahora él está arrepentido y nos vino a despedir al tren, pero yo creo que es mejor así. Aunque los chicos pierdan unos días de clases mejor que me vine para acá porque si no me iba a dar lástima y por ahí le aflojaba de nuevo.

– ¿Y los chicos? ¿no van a sufrir de no tener al padre?

– Peor es que nos vean perro y gato peleando todo el día.

– Usted sabrá lo que hace.

– Yo al único hombre que quise en mi vida fue a Juan Carlos.

– El último año, sobre todo, sufrió mucho, pobre muchacho… Yo me tenía que levantar de noche a cambiarle las sábanas empapadas de sudor, y darle una muda limpia, y a cada rato comida, le venía el hambre a cualquier hora, después me dejaba la mitad en el plato. Pero acá la lucha más grande es con las sirvientas, porque son tan faltadoras las cordobesas, y yo sobre todo lo que necesitaba era a la lavandera porque con tanta ropa que se cambiaba y las sábanas nunca me daba abasto, Nené, y a mí me parecía no sé qué dejarle las mismas sábanas. Hubo rachas que todos los días le cambiaba las sábanas. ¿Quiere que le muestre la pieza? Él tenía su pieza aparte, con la camita turca ¿la quiere ver?

– Bueno…

– Y él la nombraba muchas veces a usted Nené.

– ¿Y a qué otra nombraba?

– A Mabel. También la nombraba mucho a ella.

– ¿Sí?

– Pero no la quería nada, decía que era una egoísta. Mientras que de usted hablaba siempre bien, que fue con la única que pensó en casarse, eso se lo digo sin celos de mi parte, Nené, la vida tiene tantas vueltas ¿verdad?

– ¿Y qué más decía de mí?

– Y, eso, que usted era una buena chica, y que en un momento se iba a casar con usted

– ¿Y no sabe si tenía ganas de verme, en los últimos tiempos? como amiga quiero decir…

– Y mire… la verdad es que yo me enojaba cuando él hablaba de chicas, así que muchas cosas no me las decía… Y venga a ver la pieza que ya se tiene que ir para la estación, que va a perder el micro.

– No sé si irme o quedarme…

– No, mejor es que se vaya, Nené ¿ve qué linda piecita blanca? ésa era la cama de él ¿no es cierto que mejor no remover las cosas de antes? No lo tome a mal…

– ¿Él se quedaba mucho en la pieza?

– Cuando estaba mal. ¡Don Teodoro, pare un poquito!… Mire Nené, justo pasa el coche de alquiler ¿lo quiere tomar?

– Sí…

– Qué avejentada me habrá encontrado ¿verdad, Nené?

– No, para todos pasan los años.

– ¡Un momentito, Don!

– Chicos, vengan que es tarde.

– Es una suerte, porque acá hay tan poquitos coches de alquiler.

– Señora… yo tengo ganas de quedarme…

– No, mejor que no, Nené, yo no quiero hablar más de las cosas del pasado, me lo quiero olvidar todo lo que pasó.

– Yo quería que me contara más cosas…

– No, mire, yo estoy muy amargada ¿y para qué la voy a amargar a usted?… Un minuto, Don Teodoro, que ya va la señora… la tiene que llevar rapidito a la estación de micros…

…«-Mientras que de usted hablaba siempre bien, que fue con la única que pensó en casarse»… Señor que estás en el cielo, eso Tú lo has de escuchar ¿verdad que Tú no lo olvidas? «A LA FALDA 40 KILÓMETROS» sin rumbo voy ¿hacia dónde? sin rumbo… «-¿Y qué más decía de

mí?…-Y, eso, que usted era una buena chica, y que en una época se iba a casar con usted»… ¿conmigo? así es, conmigo, que solamente a él amé en la vida, «GUÍE DESPACIO, CURVA A 50 KILÓMETROS» ¿y al corazón quién lo guía? porque sin que nada nos lo haga presentir se oirá un clarín a lo lejos, y cuando aparezcan los ángeles buenos en el cielo azul, de oro los cabellos y los vestiditos todos de organdí «¿LO MEJOR DE CÓRDOBA? AGUA MINERAL LA SERRANITA» ¿lo mejor del cielo? muy pronto los ángeles me lo han de mostrar ¿adónde me llevan? la tierra abajo quedó, eclipse de vida en la tierra, las almas ya vuelan hacia el sol, eclípsase el sol de repente y es negro el cielo de Dios. A lo lejos un clarín se oye ¿anuncia que quien mucho ha amado por su ser más querido no habrá de temer? tinieblas sin fin del espacio, y los ángeles ya junto a mí no están… «GRAPPA MARZOTTO, LA PREFERIDA EN LA ARGENTINA» ¿y yo de quién soy la preferida? ¿lo seré en la muerte si no lo fui en la vida? la gente falleció, los cuerpos tiesos de mis familiares abajo quedaron, aquel que pellizcarse quisiera para de un posible sueño despertar en vano intentaría con sus dedos de algodón o de nube la piel tocar ¡pues toda carne se volatilizó! y en nombre de este amor y por el bien de él propongo un trueque a Dios, «GUÍE DESPACIO, CURVA A 70 METROS» si yo habré de salvarme antes ha de salvarse él ¿estará cerca o distante? esas nubes de azabache entrever dejan un cementerio blanco, creo reconocerlo… es suelo de la pampa… con florcitas silvestres que otrora recogí ¿por qué mandato extraño aquí habré llegado? ¿será éste un cementerio cercano al de Vallejos? junto a una humilde tumba de pie está mi padre, se me acerca y me dice que en nombre de Juan Carlos y por mi bien me dice adiós, con un beso en la frente ya se apartó de mí y del brazo de mi madre se alejan paso a paso ¿y es cierto lo que veo? sus pasos polvo elevan, ¿los muertos recobraron su bagaje carnal? ¿dónde estoy? ¿quién soy? ¿quién fui? ¿Dios ha absuelto a mi alma de toda culpa y cargo? yo viví entre espinas herida sin saber de un momento de amor, si Juan Carlos se acerca y me dice «querida», todavía sangrante me arrancará cual flor. Juan Carlos, si puedes tú con Dios hablar, que olvidarte no pude te responderá,…la vida, con sus platos sucios y pañales y los besos de otro que debí esquivar ¿pretendió la vida de ese modo tu amor borrar? ja, ja… pero tú, quién sabe hacia dónde irás, quién sabe a cuál de tus ex novias hoy elegirás ¿esa tipa vieja prefieres a mí? ¿o conviene que sea ella y no otra más bella que yo? ¡silencio! palidece el mundo porque él caminando con paso seguro por fin reaparece… y su rostro bello refleja el ansia de buscar… no hallar, va caminando por calles desiertas ¿a quién buscará? yo me oculto temerosa ¿hacia dónde sus pasos dirige? avanzan mujeres muy bien arregladas, las mira y las deja pasar ¿dónde estamos? ¿por qué me ha venido a buscar a la tienda? el uniforme me queda tan mal, y esto sí que debí esperarlo:… la viuda de negro le cierra el paso entre dos mostradores… él la mira… le dice muchas gracias por tus sacrificios… ella no le cede el paso… él con dulzura y firmeza la hace a un lado… y detrás del mostrador surge la Celina, ¡y detrás de ella Mabel muy paqueta!… ¿por qué estará Mabel junto a esa víbora? ¡Celina escondida y por eso los demonios no la encontraban! pero donde pisa ella la tierra tiembla, se abre y envuelve a las dos negra llamarada ¡desaparecieron! no me atrevo a mirarlo… tiemblan mis manos, sí, tiemblo yo toda… ¿por qué elegiste para ponerte hoy esa campera? mi papá se reía de ti… «el estanciero»… ¿viste qué mal hicimos en preocuparnos tanto? ¿viste cómo al final jumos estamos? esa enfermedad que tú creíste… una barrera, fue tan sólo el desvío que hoy nos uniera… tu hermana que me odiaba… hoy ya no cuenta, tu madre despreciativa quedó alejada… y ese inmundo de Aschero ¿acaso qué importa? todo quedó atrás… en la otra vida ¿mi marido? no era malo… nunca lo quise ¿mis hijos? a Dios le cantan… con más ángeles forman dulce coro ¿mi madre? se fue, y con ella mi padre: dejaron para nosotros esta casita… Dame tus manos, ven, toma las mías, pronto va a refrescar, se acaba el día… cortinas nuevas traje yo de Buenos Aires… y tú tienes razón pues el portón recuerdos trae, pero seamos prudentes y vamos adentro, que todo aquello empezó… por un resfrío, ¿ya no tenés más ni un poquito de catarro? Mirá, en este cuartito yo vivía, cuando todavía era soltera… podemos pasar aquí la vida que nos resta ¿una vida de amor? ¡lo que Dios quiera! Juan Carlos, estamos ante Dios, esto el Catecismo nos lo anunciaba, se llama Resurrección y es del Juicio Final la consecuencia ¿no estás contento? con que la llamada Resurrección de la Carne esto era, ¿pero no será que yo lo estoy soñando? ¿cómo hacer para del sueño despertar sin sufrimiento? ¿y si me pellizco yo? ¿qué? mis dedos ya no son de algodón blando, no, basta de tanto miedo que mis dedos tocan mi carne y no estoy soñando pues el pellizco me despertaría ¡Dios nos devuelve a la vida en cuerpo y alma! es la voluntad de Dios ¿sientes vergüenza? y hay fuego en las hornallas, mi mamá cocinando estaría cuando oyó a los ángeles llamarla con clarines… Juan Carlos! sorpresas tengo… en todos estos años que separados vivimos… ¡aprendí a cocinar! ¡sí! puedo prepararte lo que más te plazca, Juan Carlos ¿me pides que junto a ti hoy me acueste? para dormir la más reparadora de las siestas ¿recuerdas que me pediste en una carta que me acostara vestida de uniforme? ¿y ese beso qué es? ¿qué significa? ¿estará permitido que me beses? Juan Carlos! en este momento lo veo claro ¡por fin me doy cuenta de una cosa!… si Dios te hizo tan lindo es porque Él vio tu alma buena, y te premió, y ahora de la mano arrodillados miremos a lo alto, por entre los volados de las cortinas nuevas, junto a esta humilde camita de soltera ¿nuestro nido? y preguntemos a Dios Nuestro Señor si él nos declara, por una eternidad, yo tu mujer tú mi marido…

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