Pero la verdadera sorpresa -prueba de que la pintura, como la literatura, no es sino una sucesión de enigmas, -de sobres cerrados que encierran otros sobres cerrados en su interior- acechaba en apenas media línea escondida en la página 509 del libro de Camón Aznar, referida a ese mismo, y sospechoso, espacio vacío donde la radiografía reveló que:
«… Tras esa cabeza se adivina otra de perfil aguileño».
Y es que a menudo la realidad se divierte confirmando por su cuenta lo que nos parece ficción. Ignoramos porqué motivo Velázquez decidió eliminar posteriormente del cuadro esa cabeza ya pintada, y tal vez las siguientes entregas de la serie esclarezcan ese misterio
2. Pero ahora, casi cuatro siglos después de todo aquello, sabemos que íñigo Balboa nomentía; y que el capitán Alatriste estaba -está- en el lienzo de La rendición de Breda.
El Editor.
EXTRACTOS DE LAS FLORES DE POESÍA DE VARIOS INGENIOS DE ESTA CORTE.
Impreso del siglo XVII sin pie de imprenta conservado en la Sección «Condado de GuadalmEdina». Archivo y Biblioteca de los Duques del Nuevo Extremo. (Sevilla).
DE DON FRANCISCO DE QUEVEDO.
INSCRIPCIÓN
AL MARQUÉS AMBROSIO SPÍNOLA, QUE GOBERNÓ LAS ARMAS CATÓLICAS EN FLANDES.
Soneto
Lo que en Troya pudieron las traiciones,
Sinón y Ulises y el caballo duro,
Pudo de Ostende en el soberbio muro
Tu espada, acaudillando tus legiones.
Cayó, al aparecer tus escuadrones,
Frisa y Bredá por tierra, y, mal seguro,
Debajo de tus armas vio el perjuro
Sin blasón su muralla y sus pendones.
Todo el Palatinado sujetaste
Al monarca español, y tu presencia
Al furor del hereje fue contraste.
En Flandes dijo tu valor tu ausencia,
En Italia tu muerte, y nos dejaste,
Spínola, dolor sin resistencia.
DEL CABALLERO DEL JUBóN AMARILLO
A ÍÑIGO BALBOA, EN SU VEJEZ
Soneto.
VIVE Dios, que no alcanzo diferencia
Del hidalgo que en Flandes fue soldado
Al joven mochilero vascongado
Que dio cumplida fe de su existencia.
Añorando los lances y experiencia
Que de tu espadachín nos has contado,
El orbe, de su acero acuchillado.
Con llanto militar llora la ausencia.
Fue su valor tu dignidad y suerte;
Y a todo quien asista a vuestra historia
Espantará lo que con éI viviste.
Por ti, pese al olvido y a la muerte,
Conocerán los hombres la memoria
Del capitán don Diego de Alatriste.
DE DON PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
DEFENSA DEL CUARTEL DE TERHEYDEN
SACADA DE LA JORNADA III DE LA COMEDIA FAMOSA DE «EL SITIO DE BRED»
Romance.
D. FADRIQUE BAZÁN
¡Oh. si llegara por este
Puesto de los españoles
Enrique. qué alegre día
Fuera a nuestras iniciaciones!
D. VICENTE PIMENTEL
No somos tan venturosos
Que esa dicha, señor, logre.
ALONSO LADRÓN. capitán
Yo apostaré que va a dar
Allá con esos flinflones.
Con quien se entienda mejor.
Que dicen, cuando nos oyen
«¡Santiago! ¡Cierra. España!»,
Que aunque a Santiago conocen
Y saben que es patrón nuestro
Y un apóstol de los doce,
El Cierra España es el diablo;
Y que llamamos conformes
A los diablos y a los santos,
Y que todos nos socorren.
D. FRANCISCO DE MEDINA
Si en el camino de Amberes
Viene marchando, se pone
Frente de los italianos.
D. FADRIQUE: (Tocan al arma)
Ya parece que se rompen
Los campos.
ALONSO
¡Cuerpo de Cristo!
¡Que de aquesta ocasión gocen
Los italianos y estemos
Viéndolo los españoles
Sin pelear!
D. FADRIQUE.
¡No digáis
Tal cosa! Dejad que os nombre
Al maestre de la Daga
Con algunos españoles.
Que en mitadde la ocasión
juegan recio del estoque.
D. GONZALO FDZ. DE CÓRDOBA:
¿Desobedecen?
D. FADRIQUE:
¡No tal!
Que vense en el trance donde
El hombre que no usa acero
Deja de llamarse hombre
Y español más…
D. GONZALO:
La obediencia
Es la que en la guerra pone
Mayor prisión a un soldado:
Más alabanza y más nombre
Que conquistar animoso
Le da el resistirse dócil.
D. FADRIQUE:
Pues. si no fuera más gloria
La obediencia. ¿qué prisiones
Bastaran a detenernos?
ALONSO:
Con todo eso, no me enojen
Estos señores flamencos:
Que. si los tercios se rompen.
Tengo de pelear hoy,
Aunque mañana me ahorquen.
D. VICENTE: (Tocan cajas)
¡Qué igualmente que se ofenden!
D. FADRIQUE: (Tocan cajas)
¡Y qué bien suenan las voces
De las cajas y trompetas
A los compases del bronce!
D. FCO. DE MEDINA:
¡Viven los cielos. que han roto
El cuartel de los valones!
D. FADRIQUE: (Tocan cajas)
¡Ya llega a los italianos!
ALONSO:
¡Oh, los malditos flinflones.
Que cuando cierran con ellos
No aguantan sus escuadrones!
D. GONZALO:
Mirad allí al de la Daga…
ALONSO: (Aparte)
(Jiñalasoga en malnombre)
D. GONZALO:
… Cómo sucumbe soberbio
Con sus fieros españoles.
Hasta el final resistiendo.
D. FADRIQUE: (Tocan cajas)
¡Que a tanto me obligue el orden
De la obediencia que esté,
Cuando tal rumor se oye.
Con el acero en la vaina!
¡Que digan que estando un hombre,
Quedo. más que peleando.
Cumple sus obligaciones!
D. VICENTE:
Ya roto y desbaratado
El cuartel se ve. ¿No oyes
Las voces? ¡Por Dios que pienso,
Que entre en la villa esta noche!
ALONSO:
¿Cómo en la villa?
D. FADRIQUE:
¿En la villa?
La obediencia me perdone.
Que no ha de entrar.
D. VICENTE:
Embistamos,
Que se enoje o no se enoje
El general.
D. GONZALO:
Caballeros.
Piérdase todo, y el orden
No se rompa.
D. FADRIQUE:
No se falta
A nuestras obligaciones,
Que en ocasiones forzosas
No se rompe, aunque se rompe.
D. VICENTE:
Pero, atentos a la acción
Que intenta atrevido un hombre,
Mudo el viento se detiene
Y el sol se ha quedado inmóvil.
¿No véis al mayor sargento
Italiano, que se opone
Al ejército de Enrique
Y, animando con sus voces
Toda la gente. detiene
El paso a los escuadrones
Del enemigo? Esta acción
Ha de darle eterno nombre.
Carlos Roma, y dignamente
Mereces que el Rey te honre
Con cargos. con encomiendas,
Con puestos y con blasones.
Con la espada y la rodela
Furiosos los campos rompe.
Y a su Imitación se animan
Los italianos. ¡Que gocen
Ellos la gloria y nosotros
Lo veamos! Aquí es noble
La envidia. y aun la alabanza;
Que España, que en más acciones
Se ha mirado victoriosa.
No es razón que quite el nombre
A Italia de la victoria.
Si ellos son los vencedores.
D. FCO. DE MEDINA:
También victoria se llama
Y de triunfo gana el nombre
Librar la propia bandera
De cautiverio y baldones.
Así lo han hecho esos pocos