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Le faltaba un burro que lo llevase. En un primer momento todavía pensó en dejarse de burros e ir a pie, pero, si el paso de un presente a otro tardaba, no le quedaría otro remedio que andar errante por esos desiertos guiándose por las estrellas cuando fuera noche y esperando que volvieran a aparecer cuando fuese día. Además, no tendría con quién hablar. Al contrario de lo que generalmente se piensa, el burro es un gran conversador, basta reparar en las diversas maneras que tiene de roznar y de rebuznar y en la variedad de movimientos de las orejas, no todas las personas que montan burros conocen su lenguaje, de ahí que se repitan situaciones aparentemente inexplicables como la de clavarse el animal en medio del camino, inmóvil, y no salir de ahí ni aunque lo muelan a palos. Se dice entonces que el asno es tan cabezota como un burro, cuando al fin y al cabo de lo que se trata es de un problema de comunicación, como tantas veces sucede entre los humanos. La idea de ir a pie no duró mucho en la cabeza de caín. Necesitaba un burro, aunque tuviese que robarlo, pero nosotros, que lo vamos conociendo cada vez mejor, sabemos que no lo hará. Aunque asesino, caín es un hombre intrínsecamente honesto, los disolutos días vividos en contubernio con lilith, censurables desde el punto de vista de los prejuicios burgueses, no fueron suficientes para pervertir un innato sentido moral de la existencia, véase la valiente confrontación que viene manteniendo con dios, aunque, es obligatorio decirlo, de tal cosa el señor no se haya percatado aún, salvo si se recuerda la discusión que ambos mantuvieron ante el cadáver todavía caliente de abel. En este ir y venir de pensamientos se le ocurrió a caín la salvadora idea de comprar uno de los burros que estaban a su cuidado, recibiendo en dinero contante sólo la mitad del sueldo y dejando la otra mitad en manos del propietario como pago anticipado. Un inconveniente iba a ser la lentitud del proceso de liquidación, pero caín no tiene prisas, no hay en el mundo nadie que lo espere, ni siquiera lilith, por más vueltas que su cuerpo, nervioso e impaciente, dé en la cama. El dueño de los burros, que no era mala persona, hizo las cuentas a su manera, de forma que beneficie los intereses de caín, al que tal cosa ni se le pasa por la cabeza, sobre todo porque las matemáticas nunca se le dieron bien. No fueron necesarias muchas semanas para que caín se viese, por fin, investido con la posesión de su jumento. Podría partir cuando quisiera. En la víspera de la salida decidió ir a ver cómo estaba su antiguo patrón, si ya se le habían curado las llagas, pero tuvo que verlo sentado en el suelo, ante la puerta de casa, raspándose las heridas de las piernas con un cascote de teja, tal como el día en que la maldición le cayó encima, que maldición, y de las peores, fue que dios lo abandonara en manos de satán. A gran nave, gran tormenta, dice el pueblo, y la historia de job lo viene demostrando hasta la saciedad. Discreto, como le conviene a un forajido, caín no se aproximó para desearle mejoría en su salud, en resumidas cuentas este patrón y este empleado ni habían llegado a conocerse, es lo malo que tiene la división de clases, cada uno en su lugar, a ser posible donde nació, así no habrá ninguna manera de que hagan amistad oriundos de diversos mundos. Montado sobre el burro que ya le pertenecía por derecho, caín volvió a su lugar de trabajo para preparar el equipaje. En comparación con el jumento que se quedó en los establos del palacio de lilith, aquella magnífica estampa de burro que hizo despertar la codicia del albéitar en jericó, la nueva montura es más una especie de rocinante jubilado que un ejemplar para desfiles. Sin embargo, incluso el menos exigente de los juicios independientes tendrá que reconocer que es sólido de patas, aunque las tenga delgadas y algo desgarbadas. En conjunto, como está pensando el antiguo dueño, que ha venido a despedirse a la puerta, caín no irá mal servido cuando al día siguiente, por la mañana temprano, se ponga en camino.

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No tuvo que andar mucho para dejar el triste presente de las tierras de uz y verse rodeado de verdeantes montañas, de lujuriosos valles por donde corrían riachuelos de la más pura y cristalina agua que ojos humanos hubieran visto y boca saboreado alguna vez. Esto, sí, podría haber sido el jardín del edén de nostálgica memoria, ahora que tantos años han pasado y los malos recuerdos, con la ayuda del tiempo, más o menos se han diluido. Y sin embargo, se percibía en el deslumbrante paisaje algo postizo, artificial, como si se tratase de un escenario preparado adrede para un fin de imposible interpretación si se viene cabalgando sobre un vulgar jumento y sin guía michelín. Caín bordeó una peña que le venía ocultando desde hacía un buen trecho el panorama y se encontró a la entrada de un valle con menos árboles, pero no menos atractivo que los anteriormente vistos, donde se exhibía una construcción de madera que, por el aspecto de sus componentes y por el color de sus materiales, se asemejaba mucho a un barco o, para ser más exactos, a una gran arca cuya presencia allí era altamente intrigante, porque los barcos, si barco era, se construyen, por principio, a la orilla del agua, y un arca, y mucho más de ese tamaño, no es cosa para tener en un valle, a la espera de no se sabe qué. Curioso, caín decidió ir a la fuente primera, en este caso a las personas que, tanto si era para su propio uso como si era encargo de terceros, estaban construyendo el enigmático barco o la no menos enigmática arca. Encaminó el burro hacia el astillero, allí saludó a los presentes e intentó iniciar una conversación, Bonito sitio éste, dijo, pero la respuesta, aparte de tardar, fue dada de la manera más sintética posible, un sí meramente confirmativo, indiferente, sin interés, sin compromiso. Caín continuó, Quien por aquí viaja, como es mi caso, espera encontrar de todo menos una construcción de la grandeza de ésta, pero la insinuación, intencionadamente lisonjera, cayó en saco roto. Se veía que las ocho personas que trabajaban en la obra, cuatro hombres y cuatro mujeres, no estaban dispuestas a confraternizar con el intruso y no hacían nada por disimular el muro de hostilidad con que se defendían de sus intromisiones. Caín decidió dejarse de rodeos y atacó, Y lo que están haciendo qué es, un barco, un arca, una casa, preguntó. El mayor del grupo, un hombre alto, robusto como sansón, se limitó a decir, Casa no es, Y arca tampoco, cortó caín, porque no hay un arca sin tapa, y la tapa de ésta, si existiese, no habría fuerza humana que la consiguiera levantar. El hombre no respondió e hizo intención de retirarse, pero caín lo retuvo en el último instante, Si no es casa ni arca, entonces sólo puede ser un barco, No respondas, noé, dijo la mayor de las mujeres, el señor se enfadará contigo si hablas más de la cuenta. El hombre asintió con un movimiento de cabeza y le dijo a caín, Tenemos mucho que hacer y tu conversación nos distrae del trabajo, te pido que nos dejes y sigas tu camino, y remató en un tono levemente amenazador, Como puedes ver con tus propios ojos, somos aquí cuatro hombres fuertes, mis hijos y yo, Muy bien, respondió caín, veo que las antiguas reglas de hospitalidad mesopotámica, desde siempre respetadas en nuestras tierras, han perdido todo valor para la familia de noé. En ese exacto momento, en medio de un trueno ensordecedor y de los correspondientes relámpagos pirotécnicos, el señor se manifestó. Venía en ropa de trabajo, sin las lujosas vestimentas con las que reducía a obediencia inmediata a quienes pretendía impresionar sin tener que recurrir a la dialéctica divina. La familia de noé y el propio patriarca se postraron acto seguido en el suelo cubierto de tablas de madera, mientras el señor miraba sorprendido a caín y le preguntaba, Qué haces por aquí, no te veía desde el día en que mataste a tu hermano, Te equivocas, señor, nos hemos visto, aunque no me hayas reconocido, en casa de abraham, en las encinas de mambré, cuando ibas a destruir sodoma, Ese fue un buen trabajo, limpio y eficaz, sobre todo definitivo, No hay nada definitivo en el mundo que has creado, job creía estar a salvo de todas las desgracias, pero tu apuesta con satán lo ha reducido a la miseria y su cuerpo es una pura llaga, así lo vi al salir de las tierras de uz, Ya no, caín, ya no, su piel ha sanado completamente y los rebaños que tenía se duplicaron, ahora tiene catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras, Y cómo los ha conseguido, Se doblegó ante mi autoridad, reconoció que mi poder es absoluto, ilimitado, que no tengo que dar cuentas a nadie, salvo a mí mismo, ni necesidad de detenerme en consideraciones de orden personal y que, esto te lo digo ahora, estoy dotado de una conciencia tan flexible que siempre está de acuerdo con lo que quiero hacer, Y los hijos que job tenía y murieron bajo los escombros de su casa, Un pormenor al que no he de darle demasiada importancia, tendrá otros diez hijos, siete varones y tres hembras como antes, para sustituir a los que perdió, De la misma manera que los rebaños, Sí, de la misma manera que los rebaños, los hijos no son nada más que eso, rebaños. Noé y la familia ya se habían levantado del suelo y asistían con asombro al diálogo del señor y caín, que más parecía el de dos viejos amigos que acababan de reencontrarse después de una larga separación. No me has dicho qué estás haciendo aquí, dijo dios, Nada especial, señor, es más, no vine, me encontré aquí, De la misma manera que te encontraste en sodoma o en las tierras de uz, Y también en el monte sinaí, y en jericó, y en la torre de babel, y en las tierras de nod, y en el sacrificio de isaac, Has viajado mucho, por lo que se ve, Así es, señor, pero no por mi voluntad, me pregunto si estas continuas mudanzas que me llevan de un presente a otro, tanto del pasado como del futuro, no serán también obra tuya, No tengo nada que ver con eso, son habilidades primarias que se me escapan, trucos para épater le bourgeois, para mí el tiempo no existe, Admites entonces que hay en el universo otra fuerza, diferente y más poderosa que la tuya, Es posible, no tengo por hábito discutir trascendencias ociosas, pero una cosa vas a saber, no podrás salir de este valle, ni te aconsejo que lo intentes, a partir de ahora las salidas están guardadas, en cada una habrá dos querubines con espadas de fuego y con orden de matar a quien se aproxime, Como el que pusiste a la puerta del jardín del edén, Cómo lo sabes, Mis padres hablaban mucho de él. Dios se volvió a noé y le preguntó, Le has contado a este hombre para qué va a servir la barca, No, mi señor, que la lengua se me caiga de la boca si miento, tengo a mi familia como testigo, Eres un siervo leal, hice bien en elegirte, Gracias, señor, y, si me permites la pregunta, qué hago ahora con este hombre, Llévalo en la barca y júntalo a la familia, tendrás un hombre más para hacer hijos en tus nueras, espero que a sus maridos no les importe, Prometo que no les importará, yo mismo trataré de cumplir con mi parte, seré viejo, pero no tanto como para volver la cara ante un buen cuerpo de mujer. Caín se decidió a intervenir, Se puede saber de qué estáis hablando, preguntó, y el señor respondió como si repitiese un discurso ya hecho antes y memorizado, La tierra está completamente corrompida y llena de violencia, sólo encuentro en ella corrupción, pues todos sus habitantes han seguido caminos errados, la maldad de los hombres es grande, todos sus pensamientos y deseos se dirigen siempre y únicamente hacia el mal, me arrepiento de haber creado al hombre, pues por su causa mi corazón ha sufrido amargamente, el fin de todos los hombres ha llegado para mí, y porque ellos llenaron la tierra de iniquidad, voy a exterminarlos, a ellos y a la tierra, y es a ti, noé, a quien he elegido para que inicies la nueva humanidad, y así mandé que construyeses un arca de maderas resinosas, que la dividieses en compartimentos y la protegieras con alquitrán por dentro y por fuera, te ordené que su largo fuese de seiscientos pies y ellos ahí están, que la anchura fuese de cien pies y la altura de sesenta, que en lo alto hicieras una lumbrera a dos pies de altura, que colocases la puerta del arca a un lado y construyeses en ella un piso inferior, un segundo y un tercer piso, pues voy a lanzar un diluvio de agua que, al inundarlo todo, eliminará a todos los seres vivos que existen bajo el cielo, todo cuanto hay en la tierra va a morir, pero contigo, noé, hice un pacto de alianza, en el momento apropiado entrarás en el arca con tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos, y de todas las especies de seres vivos llevarás al arca dos ejemplares, macho y hembra, para que puedan vivir contigo, por tanto, de cada especie diferente de seres vivos, sean aves, cuadrúpedos u otros animales, irán dos ejemplares contigo, debes también buscar y almacenar los diferentes tipos de comida que cada especie suele comer, así como provisiones para ti y para todos los animales. Este fue el discurso del señor. Entonces caín dijo, Con estas dimensiones y la carga que va a llevar dentro, el arca no podrá flotar, cuando el valle comience a inundarse, no habrá impulso de agua capaz de levantarla del suelo, el resultado será que se ahogarán todos los que estén dentro y la esperada salvación se transformará en una ratonera, Mis cálculos no me dicen eso, enmendó el señor, Tus cálculos están equivocados, un barco debe ser construido junto al agua, no en un valle rodeado de montañas, a una distancia enorme del mar, cuando está terminado se empuja al agua y es el propio mar, o el río, si ése fuera el caso, quienes se encargan de levantarlo, tal vez no sepas que los barcos flotan porque todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso del fluido desalojado, es el principio de arquímedes, Permíteme, señor, que yo exprese mi pensamiento, dijo noé, Habla, dijo dios, manifiestamente contrariado, Caín tiene razón, señor, si nos quedamos a la espera de que el agua nos levante acabaremos muriendo todos ahogados y no podrá haber otra humanidad. Frunciendo la frente para pensar mejor, el señor le dio unas cuantas vueltas al asunto y acabó llegando a la misma conclusión, tanto trabajo para inventar un valle que antes no existía, y ahora para nada. Entonces dijo, El asunto tiene buen remedio, cuando el arca esté lista, mandaré a mis ángeles obreros para que la transporten por los aires hasta la costa del mar más próximo, Es mucho peso, señor, los ángeles no van a poder, dijo noé, No sabes la fuerza que tienen los ángeles, con un solo dedo levantarían una montaña, lo que me salva es que sean tan disciplinados, si no fuera por eso, ya habrían organizado un complot para deponerme, Como satán, dijo caín, Sí, como satán, pero a éste ya he encontrado una manera de tenerlo contento, de vez en cuando le dejo una víctima en sus manos para que se entretenga, y con eso le basta, Tal como le hiciste a job, que no osó maldecirte, pero que lleva en el corazón toda la amargura del mundo, Qué sabes tú del corazón de job, Nada, pero sé todo del mío y algo del tuyo, respondió caín, No creo, los dioses son como pozos sin fondo, si te asomas a ellos ni siquiera conseguirás ver tu imagen, Con el tiempo todos los pozos acaban secándose, tu hora también ha de llegar. El señor no respondió, pero miró fijamente a caín y dijo, Tu señal de la frente está mayor, parece un sol negro levantándose sobre el horizonte de los ojos, Bravo, exclamó caín batiendo palmas, no sabía que fueses dado a la poesía, Es lo que te acabo de decir, no sabes nada de mí. Con esta sentida declaración dios se apartó y, más discretamente que a la llegada, se sumió en otra dimensión.

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