Justo cuando ella iba a preguntarle que estaba mal, Phury apareció en la puerta.
– Hey, mi hermano, Mary. -Dijo el hombre con una sonrisa. -¿Queréis que bajemos juntos?
Mary ocultó su frustración. Y decidió que si había una interrupción, no podía pensar en una mejor que mirar. La gloriosa melena, multicolor de Phury caía sobre sus amplios hombros y estaba vestido para matar. Un sentido proverbial. Su traje era negro azulado y sutilmente marcado por rayas y su camisa rosa pálido dejaba a la vista su gruesa garganta y ridículamente le sentaba bien. Sus mocasines pulidos como el infierno, sus puños franceses cerrados con pesados eslabones de oro y lucía un diamante en un anillo en el dedo meñique.
El hermano era todo un material de GQ. Y Bella y él se verían fantásticos juntos, pensó ella.
– Dime, Phury, ¿Aún no te has encontrado con Bella?
El tipo toqueteó el pañuelo del bolsillo de su pecho, aun cuando la cosa no estaba fuera de su sitio. -Sí, la encontré. La noche en que el muchacho y tú vinisteis al centro.
– Ella vendrá esta tarde.
– Yo, ah, lo se.
– Y ella no sale con nadie ahora mismo.
Chico, realmente se había ruborizado, pensó ella. Phury era adorable.
– Él no está interesado. -Dijo Rhage mientras metía una pequeña pistola en su espalda.
Mary le disparó una mirada dura a su hombre, que él omitió mientras se ponía la chaqueta.
– ¿Pero tú también estás soltero, verdad? -Le dijo ella a Phury. -¿No es verdad?
– Oh, él esta soltero, de acuerdo.
– Rhage, ¿vas a dejar que conteste? Entonces, Phury, si los dos sois libres, ¿por qué no le pides para salir a cenar algún día?
Phury se alisó las solapas, ruborizándose aún más. -Sí, no se sobre eso.
– Ella es realmente fabulosa…
Rhage negó con la cabeza y la condujo hacia el pasillo. -Déjalo solo, Mary. Vamos.
A mitad de camino en la escalera, ella hizo que Rhage se parara. Cuando Phury los adelantó, ella le susurró. -Se está tomando un descanso ¿verdad? Bella y él podrían disfrutar el uno del otro.
– La única cosa que Bella obtendrá de Phury es conversación.
– Qué le…
– No lo hace con mujeres.
– ¿Es gay?
– No, pero no empujes a Bella hacia él, ¿vale? No es justo para ninguno de los dos.
Los ojos de Mary se dispararon hacia Phury, quien acaba de dar un paso sobre el suelo de mosaico del vestíbulo. Incluso con su leve cojera, se movía como un hombre que tenía todas sus partes trabajando a la orden. Pero tal vez era solo una ilusión. Tal vez lo habían lesionado luchando.
– Él es, sabes, ¿impotente?
– No por lo que yo se. Es célibe.
Dios, que desperdicio, pensó ella, mirando el modo en que se movía el hombre.
– Entonces, ¿pertenece a alguna especie de orden religiosa?
– No.
– ¿Entonces por qué?
– Con Phury, todos los caminos conducen a su hermano gemelo, a Zsadist. Y sí, se que ellos no se parecen. -Rhage le dio un pequeño codazo y ella comenzó a bajar las escaleras otra vez.
– ¿Por qué Phury cojea?
– Lleva una prótesis. Perdió la mitad de su pierna izquierda.
– Por Dios, ¿cómo?
– Se pegó un tiro.
Mary se paró. -¿Qué? ¿Le pasó por equivocación?
– No, con intención. Mary, vamos, podemos acabarlo más tarde. -La cogió de la mano e hizo que avanzara.
Bella caminaba por el vestíbulo de la mansión con el doggen que la había conducido al lugar. Cuando miró a su alrededor, se sintió atontada. Su familia poseía una magnífica casa, pero no era nada como esto. Esto era la vida…real. Tenía sentido, por que el Rey Ciego y su reina residían allí.
– Bienvenida, Bella. -Dijo una profunda voz masculina.
Ella se giró y reencontró con el hermano del cabello multicolor, el que la había interrumpido a ella y a Zsadist aquella noche en el centro de entrenamiento.
– Soy Phury. Ya nos conocimos. En el gimnasio.
– Guerrero.-Dijo ella, doblándose totalmente. No era difícil tener temor a los hermanos, especialmente con uno como este. Tan grande. Tan… ¿Era real todo ese pelo?
– Estamos contentos de que pudieras venir. -Le sonrió a ella, sus amarillentos ojos calientes. -Permíteme cogerte el abrigo.
Cuando acabó, ella puso la cosa sobre su brazo. -No puedo creer que esté aquí, a decir verdad. ¡Mary! ¡Hola!
Las dos se abrazaron y luego hablaron con Phury. Poco después Bella estuvo completamente cómoda alrededor del guerrero. Había algo de tranquilidad y confianza en él y aquellos ojos eran el golpe de gracia. Eran genuinamente amarillos.
Era muy atractivo, pero ella buscaba al hermano con cicatrices. Manteniéndose al corriente de la conversación, ella discretamente exploró el enorme vestíbulo, vistoso. Zsadist estaba en alguna parte en los alrededores. Tal vez pasaría de la fiesta. No parecía un tipo social: eso era seguro.
Cuando Mary se marchó para estar con Rhage, Bella tomó la determinación de no sentirse defraudada. Por Dios, no tenía ningún trabajo persiguiendo a alguien como Zsadist, de todos modos.
– Entonces, Phury- Dijo ella- Podría…no se si será grosero, pero podría tocar tu pelo. -Ella lo tocó antes de que él pudiera decir algo y capturó los rizos rubios y rojos, frotando los gruesos mechones con su mano. -Magnífico. La coloración es asombrosa. Y…ah, huele muy bien. ¿Qué tipo de champú usas?
Ella examinó sus ojos, esperando hacer una especie de cometario ligero. En cambio él se quedó congelado. No parpadeó mientras apartaba la mirada de ella.
Y de repente comprendió que Rhage lo miraba con una expresión de shock en su cara. Así como el otro guerrero con perilla. Y un hombre grande humano. Y…
Bien, la fiesta tenía alguna clase de razón, ¿verdad?
Ella dejó caer la mano y susurró. -Lo siento mucho. He debido hacer algo realmente impropio ¿no?
Phury salió del trance en el había estado. -No. No pasa nada.
– ¿Entonces por qué todos me están mirando?
– No están acostumbrados a verme con…esto, con ninguna mujer…ah…- Phury le cogió la mano y la apretó. -Bella, no has hecho que pasara nada. Seriamente. Y no te preocupes por mis hermanos ¿vale? Están celosos por que quieren que les toques su pelo.
Pero había algo que estaba seriamente desconectado con él, y ella no se sorprendió cuando él se disculpó poco después.
Un doggen se colocó enfrente de ella. -Perdóneme, señora, debería haber recogido su abrigo antes.
– Oh, Gracias.
Después de que ella lo dejó caer en las manos del hombre, comprendió que la fiesta había migrado hacia lo que parecía una sala de billar. Estaba a punto de entrar cuando sintió un frío envío que le llegaba desde algún sitio detrás de ella. ¿Las puertas de la casa estaban abiertas?
Ella se dio la vuelta.
Zsadist estaba en una zona tenue del vestíbulo, mirándola fijamente desde las sombras. Iba vestido con la misma clase de jersey de cuello alto y pantalones holgados negros que llevaba la última vez que lo había visto, y como entonces, su imagen nocturna era salvaje. Sexual.
Oh, si, pensó ella mientras enrojecía. Era por lo que había venido. Tenía que volver a ver al hombre otra vez.
Tomó aliento y fue hasta él.
– Hola. -Cuando él no dijo nada, ella se obligó a sonreír. -Una tarde encantadora, ¿verdad?
– ¿Te gusto tocar a mi gemelo?
¿Era su gemelo? Cómo podía ser que los dos fueran…Bien, había alguna semejanza. Si se imaginaba que desaparecía la cicatriz de Zsadist y se dejaba crecer el pelo…
– Te hice una pregunta, mujer ¿Te gustó tocarle el pelo? – Los oscuros ojos viajaron hacia su cuerpo, remontando las líneas de la blusa se seda y la estrecha falda que llevaba. Cuando volvió a su cara, su vista se retardó sobre su boca. ¿Vas a contestarme, mujer?
– Bella. -Murmuró automáticamente- Por favor, llámame Bella.
Zsadist la miró con los párpados caídos. -¿Piensas que es hermoso?
– Ah…él es apuesto, sí.