Pasamos más o menos una hora haciendo pruebas diseñadas para determinar la sensibilidad de mi "don", la fuerza de las emociones que era capaz de escuchar, la distancia a la que tenía que estar la persona, y demás.
Finalmente, el doctor se arriesgó a darme una explicación.
– Como usted ya se habrá imaginado -dijo el doctor Mehta-, lo que produjo este resultado en su cerebro fue el efecto magnético del generador de imágenes. -Encendió un Camel. El cenicero era un souvenir de un lugar llamado Wall Drug en Dakota del Sur.
Exhaló una nube de humo que al parecer le permitía pensar con más concentración.
– No sé mucho de usted, sólo que es abogado o algo así y que antes trabajaba en la Agencia. No quiero saber más. En cuanto a mí, soy el jefe de siquiatría de la CIA.
– ¿Detectores de mentiras, pruebas sicológicas y demás?
– Básicamente. Estoy seguro de que mi personal le hizo pruebas antes de mandarlo a la Granja, antes de enviarlo a la misión que le asignaron, y al final, cuando usted se retiró del servicio. Han retirado su archivo así que no podría saber más sobre usted aunque quisiera. Y no quiero. -Otra nube de humo, después siguió hablando. -Pero si espera que yo le diga mucho sobre su capacidad para leer la mente, lamento desilusionarlo. Cuando Toby Thompson vino a verme hace unos años, pensé que estaba loco.
Yo sonreí.
– Francamente, no soy de los que creen en la percepción extrasensorial. No porque haya algo demasiado extraño en esa percepción en sí misma, eso no. Hay bastantes pruebas que sugieren que ciertas especies animales poseen la habilidad de comunicarse de esa forma, ya sean perros o delfines. Pero nunca vi nada que sugiriera que los seres humanos también pueden hacerlo, por lo menos fuera de ciertas anécdotas no demasiado creíbles.
– Supongo que ahora habrá cambiado de idea -dije.
Él rió.
– Los pensamientos recorren el cerebro humano en el hipocampo y la corteza del lóbulo frontal. Un colega, Robert Galambos, tiene la teoría de que el pensamiento "proviene" de las células gliales, no de las neuronas, ¿oyó hablar del cerebro de Broca?
Le dije que había escuchado el término pero no sabía lo que significaba.
– El cirujano francés Pierre-Paul Broca descubrió un área del cerebro humano donde se produce el lenguaje, un área en el lóbulo frontal izquierdo. El área de Broca es el lugar donde se asienta el mecanismo del habla. Otro lugar, conocido como el área Wernicke, es donde reconocemos y procesamos el habla. Esa área también está en los lóbulos temporal y parietal izquierdos. Estoy postulando la idea de que cuando una de esas dos áreas, posiblemente la de Wernicke, se altera de cierta forma, aunque fuera sutilmente, a través del magnetismo poderoso de un generador de imágenes por resonancia magnética, las neuronas se realinean. Y eso le permite a usted "oír" las ondas de radio de baja frecuencia emitidas por otras áreas de Broca. Hace tiempo que sabemos que el cerebro produce esas señales eléctricas. Lo que usted está haciendo, supongo, es recibirlas. Eso es todo. ¿Sabe que a veces nos podemos "oír" pensar, como en la voz hablada?
– Sí, a veces.
– Bueno, yo diría que en algún punto de la formación de esos pensamientos hay actividad también en los centros del habla. Y es en ese punto que se generan las señales eléctricas. De acuerdo. Y hay también dos recientes descubrimientos científicos que pueden hacernos pensar un poco."Uno se publicó hace más o menos dos años en la revista Science. Era de un equipo de la universidad de John Hopkins que descubrió que podía producir la imagen del proceso de pensamiento del cerebro en una computadora Le pusieron electrodos a un cerebro de mono y usaron los gráficos para rastrear la actividad eléctrica en la corteza motora, el área del cerebro que controla la actividad motora. Cuando el mono hacía algo, veían la actividad eléctrica en el cerebro del mono en la pantalla, una milésima de segundo antes de la acción misma. Sorprendente ¡Estábamos viendo pensar al cerebro!
"Y después, un grupo de geobiologos del Instituto de Tecnología Californiano descubrió que el cerebro humano contiene algo así como siete millones de millones de cristales magnéticos microscópicos Es decir, imanes en barra fabricados con cristales magnéticos, un mineral de hierro Se preguntaban si habría un puente de unión entre el cáncer y los campos electromagnéticos, aunque no hay pruebas de que los cristales magnéticos tengan algo que ver con esa enfermedad Pero mis colegas y yo pensamos ¿ y si usáramos el generador de imágenes por resonancia magnética para alterar esos imanes en el cerebro humano… para alinearlos? Sé que usted es abogado de patentes Supongo que está al día en cuanto a desarrollos tecnológicos
– En general, sí
– A principios de 1993, se anunció un gran avance casi simultáneamente en dos sitios al mismo tiempo El anuncio provino del gigante de las computadoras en Japón, Fujitsu, la Corporación Japonesa de Telégrafos y Teléfonos, y la Universidad Graz en Austria, una universidad tecnológica Usando varias técnicas de biocibernética, la colección de impulsos eléctricos que descarga el cerebro por medio del electroencefalograma, los seres humanos podían dar ordenes a la computadora con sólo pensarlas Sólo con la mente, movían un cursor en una pantalla de computadora o escribían letras determinadas Bueno, en ese punto supimos que era posible
– ¿Y por qué no pueden inducirlo en todos9
– Esa es la pregunta del millón de dolares -dijo- Tal vez tiene que ver con la forma en que esta construida su área de Wernicke Tal vez con el número, la densidad de las neuronas. Con lo que le da a usted su memoria eidética. Para ser sincero, no tengo ni idea. Son sólo especulaciones. Nada más. Pero aunque no sepamos la razón, o la confluencia de razones por las que se da, lo cierto es que a usted le pasó. Lo cual lo convierte en un sujeto valioso.
– Valioso -repetí-, ¿,para quién7 -Pero él ya se había vuelto para salir de la habitación
– En realidad, estoy muy satisfecho -dijo Toby Thompson. Realmente parecía muy feliz consigo mismo
Yo estaba sentado en una sala de interrogatorio, blanca, antiséptica, bien iluminada, mirando a Toby que me miraba a su vez desde la habitación conjunta, a través de un panel de vidrio grueso El vidrio estaba lleno de huellas dactilares y la habitación era tan brillante que era fácil olvidarse de que eran las ocho de la mañana y yo no había dormido en toda la noche Yo sabía que estábamos en el subsuelo del mismo edificio de oficinas, desagradable y anónimo construido en la década del 60
– Dime algo -le dije- ¿Por qué la barrera de vidrio9 ¿Por qué no produces la interferencia con los elf como hiciste en el refugio?
Toby sonrió, una sonrisa casi nostálgica
– Ah, también está la interferencia Mejor no correr riesgos No creo mucho en la tecnología, ¿y tú?
Pero yo no estaba de humor para chistes, después de haber estado más de una hora sometido a las pruebas del doctor Mehta.
– Si me las hubiera arreglado para escapar -empecé a decir.
– No hubiéramos ahorrado esfuerzos para encontrarte, Ben Eres demasiado valioso. En realidad, tu perfil sicológico indicaba que intentarías escapar una vez, lo daba como algo bastante seguro. Así que no me sorprende del todo. No te olvides de que cuando te fuiste de la Agencia, perdiste el olor de la colonia, Ben.
– ¿El olor de la colonia?
– Entomología, hormigas. Te acuerdas de mi interés en las hormigas…
Toby había estudiado entomología antes de la Segunda Guerra Mundial, momento en que las circunstancias lo llevaron muy lejos hacia el campo de la inteligencia militar, la ose, y más tarde hacia la CIA Pero no había perdido interés y seguía en contacto con un viejo amigo de Harvard, E.O. Wilson, que ahora era uno de los estudiosos más importantes en el tema. El único uso que se las había arreglado para encontrar Toby a su pasión por las hormigas tenía que ver con las metáforas.
– Claro que me acuerdo, Toby. ¿El olor de la colonia?
– Cuando una hormiga saluda a otra, le pasa las antenas sobre el cuerpo. Si la otra es una intrusa de otra especie, la atacarán. Pero si es de la misma y de una colonia distinta, la aceptan. Sin embargo, le dan menos comida hasta que adquiere el mismo olor, la misma ferohormona, que las otras. Entonces, es como si ya fuera una de ellas.
– ¿Así que soy de otra colonia? -pregunté, impaciente.
– ¿Alguna vez viste cómo ofrece comida una hormiga? Es muy íntimo, muy conmovedor. El ataque, en cambio, es muy desagradable. Una, o las dos, mueren.
Pasé los dedos sobre la mesa de conferencias de fórmica, imitación madera.
– De acuerdo -dije-. Ahora, dime, ¿quién me atacó anoche?
– ¿En Boston?
– Correcto. Y "no sabemos" me parece insuficiente.
– Insuficiente pero exacto. Realmente no sabemos. Lo que sí sabemos es que hay un espía…
– Mierda, Toby -dije en un estallido-. Tenemos que decirnos las cosas de frente.
Levantó la voz casi hasta el grito, lo cual me sorprendió.
– ¡Estoy diciéndote las cosas de frente, Ben! Desde el accidente de París, estoy a cargo de este proyecto. Lo llaman el Proyecto Oráculo: ya sabes la tendencia que tienen los muchachos de cobertura a lo melodramático. Del latín oraculum, de orare, hablar. La mente habla, ¿no es cierto?
Me encogí de hombros.
– El Proyecto Oráculo es el Proyecto Manhattan de telepatía, caro, intensivo, ultrasecreto y considerado un fracaso seguro por casi todos los que saben que existe. Desde esos meses del caballero holandés con fes, para ser preciso ciento treinta y tres días, hasta que se suicidó, ya pasamos por más de ocho mil sujetos de experimentación.
– ¡¿Ocho mil?! -exclamé.
– La vasta mayoría, por supuesto, no sabía que estaba formando parte de un experimento, y se les daba bastante dinero. De todos ellos, dos terminaron con pequeñas manifestaciones de fes, pero la habilidad se desvaneció después de uno o dos días. Contigo…
– Ya van dos días y nada ha cambiado.
– Excelente. Excelente.
– ¿Pero para qué es esto, carajo? Ya terminó la Guerra Fría, y…
– Ah -dijo él-, es que eso es un error. Sí, el mundo cambió pero sigue siendo un lugar muy peligroso. La amenaza rusa sigue ahí, esperando otro golpe de Estado o la quiebra total del sistema, como la Alemania de Weimar esperaba que Hitler restaurara su imperio arruinado. El Medio Oriente es un caldero. El terrorismo cunde, estamos entrando en una era de terrorismo de una violencia que nunca vimos antes. Tenemos que cultivar esa habilidad que ahora tú tienes, la necesitamos desesperadamente. Necesitamos agentes que puedan adivinar intenciones. Siempre habrá Saddams Husseins o Khaddafis o quién sabe quién.