Estoy hecha polvo, Stephanie. Voy como una zombi todo el día. Apenas consigo leer lo que estoy escribiendo (por cierto, perdón por el puré de plátano del final de la página: pequeño accidente durante el desayuno). Katie se pasa la noche entera llorando. Tengo un dolor de cabeza permanente. No hago más que deambular por la casa como un robot recogiendo los ositos de peluche y los juguetes con los que tropiezo. Es complicado llevar a Katie por ahí porque no deja de chillar vayamos donde vayamos. Tengo miedo de que la gente piense que la estoy secuestrando o que soy mala madre. Sigo estando hinchada como un globo. Sólo puedo ponerme chándales y no son nada favorecedores. Tengo el culo inmenso y la barriga llena de estrías. Y esa gordura que no parece tener intención de marcharse por más que le grite. He tenido que tirar todos mis tops. Tengo el pelo tan seco que parece estropajo. Y las tetas GIGANTESCAS. No me parezco a mí. No me siento yo. Es como si tuviera veinte años más. No he salido desde el bautizo. No recuerdo la última vez que me tomé una copa. No recuerdo la última vez que un miembro del sexo opuesto me miró (excepto las personas que me miran enojadas en los cafés cuando Katie se pone a chillar). No recuerdo siquiera la última vez que me importó que un miembro del sexo opuesto no me mirara. Me parece que soy la peor madre del mundo. Creo que cuando Katie me mira sabe que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
Ahora ya casi camina, lo cual significa que voy corriendo de un lado a otro diciendo «¡NO, KATIE, NO! ¡Katie, no toques eso! ¡NO! ¡Katie, mamá te ha dicho que no!». Me parece que a Katie le importa un bledo lo que piensa su mamá. Creo que Katie es la clase de niña que cuando ve algo que le gusta va a por ello. ¡Miedo me da pensar en cuando sea adolescente! Pero el tiempo pasa tan aprisa que habrá crecido y se mudará antes de que me dé cuenta. Quizás entonces pueda descansar un poco. Aunque, si lo piensas bien, seguro que es lo mismo que pensaron papá y mamá en su momento.
Pobres papas, Steph. Me siento fatal. Se han portado de maravilla. Les debo mucho y no me refiero sólo al dinero. Aunque ésa es otra situación deprimente. Cobro un subsidio y cada semana les doy cuanto puedo para nuestra manutención, pero siempre tengo la impresión de que no es suficiente y ya sabes cómo van las cosas en casa, Steph, siempre hemos ido pasando justo. No sé cómo me las voy a apañar para mudarme, trabajar y cuidar de Katie. Un día de esta semana, papá y yo vamos a ir a una clínica para hablar con un tipo sobre la posibilidad de que se me incluya en una lista para poder tener casa propia. Mamá no deja de decir que puedo quedarme con ellos, pero sé que papá lo hace para ayudarme a que me sienta un poco más independiente.
Mamá se ha portado de fábula. Katie la adora y le hace caso. Cuando mamá dice: «¡No, Katie!», Katie sabe que tiene que parar. Cuando lo digo yo, Katie se echa a reír y sigue con lo suyo. ¿Cuándo me sentiré como una madre de verdad?
Alex ha conocido a una chica en Boston; tiene la misma edad que yo y suficiente sesera como para estudiar medicina en Harvard. Aunque me pregunto si realmente es feliz. En fin, tengo que dejarte. Katie me reclama.
Escribe pronto.
Besos,
Rosie
Para Rosie
Me alegra que todo vaya bien con Katie. Las fotos que me enviaste del día que cumplió tres años son preciosas. Las he enmarcado y están en la repisa de la chimenea de casa.
Papá y mamá quedaron encantados de verte cuando fueron a Dublín el mes pasado. No dejan de hablar de ti y de Katie. Todos estamos la mar de orgullosos de que hayas creado una niña tan perfecta.
Espero que tuvieras un feliz cumpleaños. ¡Ya son veintidós! Siento no haber podido ir a celebrarlo contigo, pero las cosas se han salido de madre en la facultad. Como es mi último curso, he tenido que currar como un loco. Me dan terror los exámenes. No sé qué haré si suspendo.
Sally me preguntó por ti. Aunque aún no os habéis visto nunca, tiene la sensación de conocerte por lo mucho que le hablo de nuestros viejos tiempos.
Alex
Para Alex
La dentición de Katie está yendo mejor que antes.
Katie pronto irá a la guardería.
Hoy Katie ha dicho cinco palabras nuevas.
El fin de semana pasado fue el cumpleaños de papá: tiramos la casa por la ventana y nos fuimos a cenar al restaurante Hazle, el mismo, si no recuerdo mal, al que fuiste con Bethany la Putilla y los ricachos de sus padres hace un montón de años para celebrar tus dieciocho.
Me sentó de perlas poder soltarme la melena y relajarme sin Katie. Me permití el lujo de contratar a una canguro y te aseguro que mereció la pena.
Rosie
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: (ninguno)
¡Venga, Rosie! ¡Estás quedando fatal! ¡Más vale que tengas alguna locura que contarme la próxima vez!
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: Niña de tres años
Por si no lo sabías, tengo una niña de tres años, de modo que me resulta algo complicado poder salir y agarrar una borrachera de padre y muy señor mío, porque luego me despierto con un dolor de cabeza espantoso y una niña chillona que necesita que me ocupe de ella y que no me permite pasarme media mañana arrodillada delante del retrete.
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: Perdón
Perdona, Rosie. No quería parecer insensible. Sólo quería darte a entender que tú también tienes que disfrutar de la vida. Cuida de ti misma y no sólo de Katie. Perdona si te he ofendido.
De: Rosie
Para: Stephanie
Asunto: Un momento de queja
Oh, Stephanie, a veces tengo la impresión de que las paredes se están juntando y me van a aplastar. Adoro a Katie. Me alegra haber tomado la decisión que tomé, pero estoy cansada. Completamente agotada. A todas horas.
Me siento así y cuento con la ayuda de papá y mamá. No sé cómo me las voy a arreglar por mi cuenta. Y tarde o temprano tendré que hacerlo. No puedo vivir con ellos para siempre. Aunque en realidad me gustaría.
Pero no querría que Katie dependiera tanto de mí cuando sea mayor. Por descontado, quiero que sepa que siempre puede contar conmigo y que mi amor es absolutamente incondicional, pero es preciso que sea independiente.
Y yo también necesito ser independiente. Creo que ya ha llegado la hora de que crezca, Steph. Lo he ido posponiendo y eludiendo durante mucho tiempo. Katie pronto comenzará a ir al colegio. ¡Imagínate! Todo ha pasado tan deprisa… Katie conocerá gente nueva y comenzará su vida y yo me he olvidado de la mía. Tengo que hacer de tripas corazón y dejar de compadecerme de mí misma. La vida es dura, ¿y qué? Es dura para todo el mundo, ¿no? Quien diga que vivir es fácil miente.
Con todo esto, se ha abierto una brecha inmensa entre Alex y yo porque me da la impresión de que vivimos en mundos muy distintos y ya no sé de qué hablar con él. Y antes podíamos pasarnos la noche entera charlando. Me llama una vez por semana y escucho mientras me cuenta lo que ha hecho durante la semana y procuro morderme la lengua cada vez que me pongo a contarle alguna anécdota de Katie. La verdad es que no tengo otro tema de conversación y soy consciente de que eso aburre a la gente. Creo que en otros tiempos mi vida resultaba más interesante.
Total, que por fin he decidido ir a visitarle a Boston. Por fin voy a enfrentarme a lo que habría podido ser mi vida si Alex hubiese cogido ese avión y me hubiese acompañado al baile de debutantes en vez de…, bueno, ya sabes quién. A estas alturas podría estar licenciada y ser una mujer con carrera. Ya sé que parece una tontería atribuir todo lo que ha ocurrido al mero hecho de que Alex no asistiera a ese baile, pero si hubiese venido, no habría ido con Brian. No me habría acostado con Brian y no habría tenido un bebé. Pienso que debo enfrentarme a lo que podría haber sido de mí para comprender y aceptar lo que soy.
Con todo mi amor,
Rosie
Stephanie:
Cariño, soy mamá. Me estaba preguntando si podrías ponerte en contacto con Rosie para intentar hablar con ella. Ha regresado de Boston una semana antes de lo previsto y parece disgustada por algo, pero se niega a decir qué le pasa. Me temía que fuera a ocurrir algo así. Sé que tiene la impresión de haber perdido grandes oportunidades. Ojalá fuese capaz de ver el lado positivo de lo que tiene ahora. ¿Hablarás con ella? Siempre se alegra mucho cuando recibe noticias tuyas.
Te quiero, corazón.
Mamá
Tiene un mensaje instantáneo de: STEPH
Steph: Oye, tú, no estás contestando al teléfono.
Steph: Sé que estás ahí, Rosie. ¡Veo que estás conectada on-line!
Steph: Muy bien, voy a darte la vara hasta que contestes.
Steph: ¡Hooooooola!
Rosie: Hola.
Steph: ¡Por fin! ¡Hola! ¿Por qué tengo la sensación de que pasas de mí?
Rosie: Perdona, estaba muy cansada. No tenía ánimos para hablar con nadie.
Steph: Bueno, te perdono. ¿Va todo bien? ¿Qué tal el viaje a Boston? ¿Es tan bonito como en las fotos que nos manda Alex?
Rosie: Sí, es un sitio precioso. Alex me llevó a todas partes. No tuve ni un segundo libre mientras estuve allí. Me trató como a una reina.
Steph: Sólo faltaría. ¿Y dónde fuisteis?
Rosie: Me llevó al Boston College para que viera cómo habría sido mi vida de estudiante allí, y todo es tan mágico y bonito… Además hizo un tiempo buenísimo…
Steph: Caramba, suena fantástico. Deduzco que aquello te gustó, ¿verdad?
Rosie: Sí que me gustó. Es incluso mejor de lo que vi en las fotos cuando mandé mi solicitud de ingreso. Hubiese sido un buen sitio para estudiar…
Steph: Seguro que sí. ¿Dónde te alojaste?
Rosie: En casa de los padres de Alex. Viven en una zona muy pija; no tiene nada que ver con lo de aquí. La casa es maravillosa: salta a la vista que el padre de Alex está ganando un pastón en su nuevo trabajo.
Steph: ¿Qué más hicisteis? ¡Seguro que tienes alguna anécdota divertida que contar! ¡Tratándose de vosotros dos, seguro que no os aburristeis ni un instante!
Rosie: Bueno, fuimos a ver las tiendas, me llevó a un partido de los Red Sox en Fenway Park y no me enteré de nada de lo que pasaba en el campo, pero me tomé un perrito caliente muy rico; salimos a unos cuantos bares y discos… Lo siento, pero no tengo nada muy interesante que contar, Steph…