Tiene un mensaje instantáneo de: KATIE
Katie: ¡Feliz cumpleaños, mamá! ¿Qué se siente a los cincuenta?
Rosie: Calor.
Katie: ¿Vuelves a tener sofocos?
Rosie: Sí. ¿Qué se siente con casi treinta y uno? ¿Hay algún indicio de que mi única hija vaya a sentar cabeza, consiga un empleo decente y me dé nietos?
Katie: Hmmm… No estoy segura, aunque esta mañana había un chiquillo haciendo castillos de arena en la playa y por primera vez en mi vida me pareció mono. Quién sabe, igual termino amoldándome a la manera de pensar del resto del mundo.
Rosie: Bueno, eso suena esperanzador. Pensaba que tendría que renunciar a mi sueño, pero me has dado esperanza. Quizá podré comenzar a decirle a la gente que realmente tengo una hija.
Katie: Muy graciosa. ¿Cómo va el hotelito?
Rosie: Lleno, gracias a Dios. Estaba actualizando la página web cuando he recibido tu mensaje. Ahora Casa Amapola tiene siete habitaciones con baño.
Katie: Ya lo sé y no me extraña, por qué el sitio es genial.
Rosie: Es PORQUE, no POR QUÉ.
Katie: Perdona, es que los DJ no tenemos que saber escribir. AY, DIOS MÍO, ¡casi se me olvida contártelo! ¡No entiendo cómo no te lo he dicho enseguida! ¡Nunca adivinarás a quién me encontré anoche en el club!
Rosie: Bueno, si nunca voy a adivinarlo, creo que no quiero jugar a este juego.
Katie: ¡¡A Toby Flynn!!
Rosie: ¿Quién es, un antiguo novio?
Katie: ¡Mamá! ¡Toby Flynn! ¡Toby!
Rosie: No creo que repetir su nombre vaya a servir de gran cosa.
Katie: ¡Mi mejor amigo del cole! ¡Toby!
Rosie: ¡Oh, señor! ¡Toby! ¿Cómo está?
Katie: ¡Muy bien! Trabaja como dentista en Dublín, tal como deseaba, y está pasando quince días de vacaciones aquí, en Ibiza. ¡Fue muy extraño verlo después de diez años, pero no ha cambiado nada!
Rosie: Cuánto me alegro. Dile que he preguntado por él, ¿lo harás?
Katie: Claro. Me dijo un montón de cosas maravillosas sobre ti. En realidad he quedado con él esta noche. Iremos a cenar.
Rosie: ¿Es una cita?
Katie: ¡No! Cómo voy a tener una cita con Toby. ¡Es Toby! Sólo vamos a ponernos al día.
Rosie: Lo que tú digas, querida Katie.
Katie: ¡Francamente, mamá! No puedo salir con Toby: era mi mejor amigo. Sería muy raro.
Rosie: No veo que haya nada malo en salir con tu mejor amigo.
Katie: ¡Mamá, sería como si tú salieras con Alex!
Rosie: Bueno, eso también me parecería perfectamente normal.
Katie: ¡Mamá!
Rosie: ¿Qué? ¿A qué vienen tantos aspavientos? Da igual. ¿Has hablado con Alex últimamente?
Katie: Sí, ayer mismo. Vuelve a estar en el diván, por decirlo de alguna manera. Bethany está volviendo a hacerle la vida imposible. La verdad, pienso que los dos están siendo unos idiotas al esperar a que Theo se vaya a la universidad.
Rosie: Bueno, para empezar los dos fueron unos idiotas por casarse. Aunque ya sabes cómo es Theo, Katie: un blandengue. La separación de sus padres le romperá su corazoncito. Claro que tendrá que enfrentarse a la realidad desde la facultad de Bellas Artes de París, y no entiendo por qué piensan que así lo encajará mejor.
Katie: Cuanto antes, mejor. Esa pareja no pega ni con cola, ya lo he dicho mil veces. Josh dice que se muere de ganas de que se separen. No soporta a Bethany.
Rosie: Aun así, han durado más de lo que todo el mundo pensaba. Saluda a Josh de mi parte.
Katie: Lo haré. Bueno, voy a contarle a Alex lo de Toby. ¡No dará crédito! ¡No trabajes más de la cuenta, mamá, es tu cumpleaños!
Tiene un mensaje instantáneo de: KATIE
Katie: Hola, Alex.
Alex: Hola, queridísima ahijada. ¿Cómo estás y qué quieres?
Katie: ¡Estoy bien y no quiero nada!
Alex: Las mujeres siempre queréis algo.
Katie: No es verdad y lo sabes.
Alex: ¿Cómo está mi hijo? Espero que trabajando duro.
Katie: Al menos sigue con vida.
Alex: Bien. Dile que me llame más a menudo. Aunque me gusta mucho que me mantengas informado, estaría bien que él mismo me hablara sobre su vida.
Katie: Lo entiendo, se lo diré. En fin, el motivo de este mensaje es decirte que nunca adivinarás a quién me encontré anoche en el club.
Alex: Si nunca voy a adivinarlo, creo que no quiero jugar a este juego.
Katie: ¡Es exactamente lo que ha dicho mamá! Da igual, ¡¡¡me encontré con Toby Flynn!!!
Alex: ¿Es un ex novio o un famoso? Dame una pista.
Katie: ¡Alex! Francamente, tú y mamá estáis perdiendo memoria con la edad. ¡Toby es mi mejor amigo del cole!
Alex: ¡Ah, ese Toby! Caray, eso sí que es regresar del pasado. ¿Cómo está?
Katie: Bien. Trabaja como dentista en Dublín y está pasando un par de semanas de vacaciones aquí, en Ibiza. Me preguntó por ti.
Alex: Estupendo, bueno, dale recuerdos si vuelves a verlo. Era un buen chico.
Katie: Descuida. En realidad voy a verlo esta noche. Hemos quedado para cenar.
Alex: ¿Tenéis una cita?
Katie: Oye, ¿qué os pasa a ti y a mamá? Era mi mejor amigo. No podría salir con él.
Alex: No seas estúpida. No hay nada de malo en salir con un amigo íntimo.
Katie: ¡Mamá también ha dicho eso!
Alex: ¿En serio?
Katie: Sí, de modo que he intentado ponérselo en perspectiva y le he dicho que sería como si saliera contigo.
Alex: ¿Y qué ha contestado a eso?
Katie: Me parece que no le ha desagradado del todo la idea. Así que ya sabes, Alex, si alguna vez sacas tu perezoso trasero de esa casa que tienes, al menos hay una mujer que te acogerá. Ja, ja.
Alex: Ya…
Katie: Jesús, Alex, anímate. Bueno, te dejo, que tengo que arreglarme para la cena.
Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE
Rosie: Hola, vieja, ¿qué estás haciendo?
Ruby: Estoy sentada en mi mecedora, tejiendo. ¿Qué más? No, Gary, María y los niños acaban de irse y estoy reventada. No puedo correr tras ellos como solía.
Rosie: ¿Acaso quieres realmente ir tras ellos?
Ruby: No, y los músculos agarrotados son una excusa perfecta para no jugar al escondite. ¿Qué andas haciendo tú?
Rosie: Tomándome un respiro. Llevo horas quitando el polvo que dejaron los paletas. Francamente, ¿es que no han oído nunca la palabra «aspiradora»?
Ruby: No, y yo tampoco. ¿Es un invento nuevo? ¿Cómo ha quedado el ala nueva?
Rosie: Es fantástico, Ruby, ahora tendré mucha más intimidad. Puedo quedarme en mi parte de la casa y los huéspedes en la suya. He decorado una habitación siguiendo tus gustos para que sea la tuya cuando vengas. Dime cuándo vas a venir. Esta noche salgo con Sean.
Ruby: ¿Otra vez? Bueno, no sé de qué me extraño, empieza a ser habitual.
Rosie: Es un hombre encantador y estoy muy a gusto con él. Aunque la casa siempre esté llena de extraños, a veces me siento sola y resulta agradable reunirse con alguien de vez en cuando.
Ruby: Sé a qué te refieres. Parece todo un caballero.
Rosie: Lo es.
Ruby: Me he enterado de que el matrimonio de Alex se ha acabado.
Rosie: Ruby, ¿cómo va a terminar ese matrimonio si a duras penas puede decirse que comenzara? Desgraciadamente para él.
Ruby: ¿Qué sientes?
Rosie: Me apeno por él. Me alegro por él.
Ruby: Ahora puedes decirme la verdad. ¿Qué sientes realmente?
De: Katie
Para: Rosie
Asunto: Oh, mamá
Oh, mamá.
Oh, Dios mío, mamá.
Ha ocurrido algo de lo más extraño.
No me había sentido tan… rara en toda mi vida.
Ayer pasé la noche más increíble de mi vida. Me encontré con Toby y fuimos a cenar al restaurante Raúl, en la parte vieja de la ciudad. Para llegar allí tuvimos que subir por una cuesta muy empinada de adoquines donde vi a las mujeres de aquí, vestidas de negro de la cabeza a los pies, sentadas en sillas de madera delante de sus casas para disfrutar del fresco y el silencio del atardecer.
El restaurante sólo tenía unas pocas mesas y como éramos los únicos turistas, me sentí un poco intrusa, pero la gente que lo lleva es muy simpática y el ambiente muy cordial. Por desgracia, mi trabajo no me deja disfrutar con frecuencia de esta parte de la isla.
El director del hotel de Toby fue quien le recomendó el sitio y desde luego acertó: estábamos en lo alto de una colina con la isla a un lado y el mar al otro. El aire era templado, las estrellas titilaban, un hombre tocaba el violín en un rincón. Parecía una escena sacada de una película, sólo que era mucho mejor porque era real y me estaba ocurriendo a mí.
Charlamos y charlamos durante horas hasta mucho después de haber terminado la cena y finalmente, hacia las dos de la madrugada, nos pidieron que nos marcháramos. Me parece que no me había reído tanto en mi vida. ¡Seguimos conversando mientras paseábamos por la playa y había algo mágico en el aire! Hablamos de los viejos tiempos y nos pusimos al corriente de los nuevos.
Mamá, no sé si fue cosa del vino, del calor, de la comida o de mis hormonas, pero anoche se desataron fuerzas misteriosas. Toby me tocó el brazo y… no sé, fue como si me pasara la corriente de la cabeza a los pies. Tengo casi treinta y un años y nunca había sentido algo así. Y entonces se hizo el silencio. Un silencio realmente extraño. Nos miramos el uno al otro como si nos estuviéramos viendo por primera vez. Era como si el mundo hubiese dejado de dar vueltas sólo para nosotros. Un silencio extraño y mágico.
Entonces me besó. Toby me besó. Y fue el mejor beso que me han dado en treinta años. Y cuando separamos los labios mis pestañas se abrieron despacio y lo vi mirándome fijamente como si estuviera a punto de decirme algo. Y en el más puro estilo Toby me dijo: «Apuesto a que había pimiento en tu comida».
Qué bochorno.
Me llevé las manos a los dientes de inmediato, recordando las bromas que siempre me hacía a propósito de la comida que se me quedaba pegada en los aparatos. Pero él me cogió las manos, me las apartó suavemente de la boca y me dijo: «No, esta vez lo he saboreado».
Por poco me fallan las rodillas. Me resultaba muy extraño que fuese Toby quien me estaba besando, pero por otra parte me parecía lo más natural del mundo y creo que justamente por eso me resultaba tan extraño, no sé si sabes qué quiero decir.
Hoy nos hemos pasado el día entero juntos y sólo de pensar que volveré a verlo esta noche se me hace un nudo en el vientre. El corazón me late con tanta fuerza que las vibraciones prácticamente hacen que el guardapelo me golpee el pecho. Ahora sé a qué se referían mis amigas cuando intentaban describirme esta sensación. Es tan buena que es indescriptible. Papá no ha parado de burlarse de mí por pasarme el día sonriendo como una boba.