Exhaló un suspiro. Todo aquello empezaba a complicarse tanto que le entraban ganas de marcharse a casa corriendo y cubrirse la cabeza con las mantas. Sin embargo, subiría al coche, conduciría hasta la oficina y seguiría investigando el caso, como había hecho con tantos otros en el transcurso de los años. Había ganado más de lo que había perdido. Y eso era lo mejor que cualquiera que se dedicara a lo mismo que ella podía esperar.