Sara levantó la mirada. Tenía la cara a pocos centímetros de Tessa.
Su hermana movió los labios, aún no acostumbrada a utilizar la boca. Musitó la palabra: «¿Quién?». Quería saber quién lo había hecho, quién había matado al niño.
– No lo sé -dijo Sara-. Intentamos averiguarlo, cariño. Jeffrey hace todo lo que puede. -Se le hizo un nudo en la garganta-. Se asegurará de que el que lo hizo no vuelva a hacerle daño a nadie.
Tessa llevó los dedos a la mejilla de Sara, debajo del ojo. Con una mano temblorosa, le secó las lágrimas.
– Lo siento mucho, Tessie. Lo siento mucho. -Sara le imploró-: Dime qué puedo hacer. Dímelo.
Cuando Tessa habló, tenía la voz rasposa, poco más que un susurro. Sara la vio mover los labios, pero oyó hablar a Tessa con la misma claridad que si hubiera gritado.
– Encuéntralo.