Литмир - Электронная Библиотека

"El corresponsal en cuestión había dedicado a su investigación y su labor informativa un año entero. Parece haber sido él quien, tras considerarse más familiarizado con las figuras de los líderes, les dio los nombres en inglés de "Patrón" y "Guide" -Patrón y Guiador, respectivamente-. Puede ser que llegara a publicar esos nombres pensando que las anteriores denominaciones de "Salvador" y "Profeta", empleadas como suenan, provocarían una reacción adversa entre los lectores norteamericanos. Después del Salto Mortal, se cuenta que los mismos líderes empezaron a adoptar los nuevos apelativos en su trato mutuo, pues parece que no los hacían muy felices las denominaciones anteriores.

"Cuando el corresponsal estaba dando por terminada su labor informativa, se dio de manos a boca con el incidente del Salto Mortal. Visto desde fuera, ¿qué actuación fue la suya?, podemos preguntarnos. Ocurrió que ellos dos, desde la jefatura del movimiento, entraron en trato con la policía y el Departamento de Seguridad Pública para poner en su conocimiento que una facción radical dentro de su secta tenía planes que atentaban contra la sociedad. Ésa era la cuestión.

"Era un movimiento a escala bastante menor que el Shinrikyoo de Oom, pero en su centro investigador de Izu, constituido en el punto focal de actividades de la facción radical, habían tomado como objetivo prioritario la ocupación de una planta nuclear. Entre el personal investigador había un doctor en Física Nuclear. Pretendían volar la planta con la misma energía nuclear, como una bomba atómica, y hacer alarde de ello, para forzar al pueblo japonés a creer en la doctrina de los líderes, o al menos para predicar la necesidad de arrepentimiento, de cara al fin del mundo. O, yendo aún más lejos, proyectaban volar de hecho dos o tres plantas nucleares, con el fin de dar una auténtica impresión de lo cercano que estaba el fin del mundo. Su plan de predicación sobre la necesidad de convertirse se apoyaba en dicha base. Ante todo, manipular la situación del país para llevarlo a una crisis… ¿No es ésta acaso la estrategia de los grupos políticos extremistas? Pero el objetivo concreto eran las plantas nucleares; y eso ya… Desde su origen mismo, se trata de unas enseñanzas apocalípticas.

"Desde el punto de vista de los líderes, la cuestión estribaba en que, siéndoles imposible reprimir ese brote interno de la secta que era la facción radical, no tenían más remedio que llevar el lacrimoso caso a la policía y a las autoridades. Previendo tal vez que se llegara a eso, la facción radical adoptó la táctica de dispersarse por todo el país. Nadie sabía cuándo esos comandos latentes iban a lanzarse a ocupar plantas nucleares. Los líderes de la secta se dirigieron entonces a los medios de comunicación para solicitar una conferencia de prensa. Especialmente manifestaron a las cadenas de televisión las medidas que pensaban tomar en prevención, y pidieron una cobertura completa sobre dicha información. Naturalmente, el apoyo de las autoridades estaría también de su parte.

"Entonces el primero de los líderes, el que ahora se llama Patrón, se puso ante las cámaras de televisión para transmitir en directo a todo el país la siguiente declaración: "Me dirijo a los miembros del grupo radical de la iglesia esparcidos por todo el país: abandonad vuestros planes para ocupar las centrales nucleares. Aquí no hay ni un salvador ni un profeta. Las doctrinas que hasta ahora hemos predicado son pura broma. Nosotros mismos vamos a apostatar de esa iglesia. Todo lo que en ella hemos venido haciendo y diciendo hasta ahora ha sido simplemente una mala pasada por nuestra parte. Una vez que hemos hecho pública confesión de ello, os pedimos que abandonéis inmediatamente vuestra fe.

"Quisiera que vosotros en especial, miembros de la facción radical, os dierais cuenta de que nuestra secta, al estar construida sobre simplezas, es como un castillo edificado sobre arena. Nosotros nos hemos entretenido interpretando los papeles respectivos de Salvador de la humanidad y de Profeta de los últimos días, prodigando palabras grandilocuentes y gestos solemnes. Gracias a eso nos lo hemos pasado en grande, y hace dos años nos vimos legalmente reconocidos como nueva religión; y a costa de aquel frívolo alboroto ocasionado por una broma nos llegaron abundantes fondos en metálico. Pero hasta aquí hemos llegado, y de aquí no pasamos. Todo lo anterior ha sido una farsa. Vedme aquí en mi imagen transmitida por televisión. ¿Cómo podéis pensar que este que veis vaya a ser el salvador de la humanidad? ¿Cómo este compañero de siniestro semblante que está aquí conmigo podría ser el profeta de los últimos días?"

"A raíz de esta declaración televisada al país entero, la noticia del incidente que se llamó "Somersault" -palabra que envuelve el significado de "salto atrás" y "salto mortal"-, por haber usado aquel corresponsal dicha palabra, conoció una amplia difusión. La palabra vino después traducida en viaje de vuelta a Japón desde la redacción de Nueva York, y por una temporada tuvo que estar de moda aquí también.

"A decir verdad, yo no sé hasta qué punto el incidente tuvo repercusiones en Japón. Ciertamente, a partir de entonces las cadenas privadas de televisión hicieron un seguimiento del tema en sus espacios de noticias tratándolo como una comedia burlesca. Pero he oído que la NHK (TV pública japonesa) dejó de referirse en adelante a tal asunto. Tú mismo, Ikúo, algo verías en televisión, con tus ojos infantiles de entonces. Yo me encontraba en América, y lo que más atrajo mi atención fue el artículo de seguimiento que aquel mismo corresponsal escribió en el aftermath del Salto Mortal, es decir: sobre sus secuelas inmediatas. "Los japoneses -según él escribía- tienen una aversión temperamental a los cambios de rumbo, y con este ingrediente añadido de que ellos dos usaran palabras tan frívolas para desautorizar su doctrina como una mera burla, resultó que aquel falso salvador y aquel falso profeta se convirtieran en blanco de crudos ataques". Informaba además el corresponsal de que la generalidad de los ciudadanos mostraba una indignación por encima de lo habitual. Sobre el falso salvador y el falso profeta descargaron entonces una lluvia de insultos. Incluso había personas que, sin tener relación alguna con la secta, escribieron cartas al periódico manifestando que era imperdonable tal inmoralidad; y esas cartas eran citadas en dicho artículo.

"El corresponsal en cuestión debió de considerar que había algo raro en estas críticas tan unilaterales. Tal vez -como él escribía- gracias al falso salvador y al falso profeta y a su Salto Mortal dando marcha atrás, se había podido evitar que unas cuantas ciudades del país se hubieran visto alcanzadas por la contaminación nuclear. Las autoridades afirmaron con mucho énfasis que ocupar las plantas nucleares no era una empresa factible, y que convertirlas en enormes bombas nucleares imposibles de transportar no estaba al alcance de la investigación. ¿Sería verdad? Sin embargo el pueblo en general no valoró para nada la actuación de esos dos líderes, que se habían jugado el tipo para abortar la crisis; y más bien se volcó en criticar la dudosa moralidad del falso salvador y del falso profeta. La facción radical fue denunciada y llevada a juicio, y cuando de ahí resultó con toda claridad que los líderes no iban a ser perseguidos -lo cual se atribuía al éxito de presuntas negociaciones-, las críticas hacia ellos dos subieron de tono cada vez más. El articulista concluía con consideraciones como "¡Qué raza tan extraña esta de los japoneses!".

"Ikúo, tú, que estabas aquí en Japón y viste algún reportaje de televisión, sin duda presenciarías esos movimientos de la opinión pública; pues has dicho que te gustaría estar ahí para plantar cara al fin del mundo. ¿Cuál fue tu impresión, Ikúo?

– Como ya he dicho, creo que lo que sentí es desprecio -respondió Ikúo-. Especialmente cuando esos programas de televisión de primeras horas de la tarde dedicados a mujeres retransmitían hasta el cansancio el discurso que el llamado "salvador de la humanidad" largaba sobre su retractación. Aunque yo era un niño, aquello hasta me hizo reír. Pero el caso es que en mi interior tal vez me sentía defraudado.

Acaso para contrarrestar el haber hablado por tanto rato, Kizu se limitó a conducir, con pocas palabras ya. En la actitud de Ikúo, tan propensa al silencio, Kizu creía percibir la existencia de un estrato interior profundo e inasible, del que no había sido consciente antes. Como fruto de su relación sexual con Ikúo, Kizu había visto restablecerse su propia autoestima; pero, de todos modos, a veces daba en pensar que el trato mantenido entre ambos no era, en cualquier supuesto, comparable con el de las parejas homosexuales que él estaba habituado a ver en su comunidad universitaria. En realidad, tal vez les ocurriera lo mismo a dichas parejas, pero el caso es que Ikúo no aceptaba la familiaridad normalmente esperable de la intimidad carnal, sino que establecía su distancia respecto a Kizu, y prefería dar muestras de que no necesitaba apoyarse en nadie.

Ikúo no ocultaba el interés que le había suscitado verse de nuevo ante aquella chica, con la que había trabado un contacto tan singular quince años antes. Ese interés iba íntimamente entretejido con el que sentía por aquel ex líder religioso para quien estaba trabajando la que fuera aquel día niña, hecha hoy una joven mujer. La respuesta de Ikúo a las palabras de Kizu daba indicios a éste sobre el hondo interés que sentía el joven por Patrón y Guiador, y asimismo -y no sin relación con lo anterior- sobre cómo tenía algo dentro que le estaba ocultando a Kizu. Éste volvió despacio su mirada a Ikúo: en la tez del joven se había atenuado aquel rojo que se dijera proceder de un vino tinto mezclado con su sangre, y su piel tensa volvía a darle un aire de estatua, cubriendo todas las hendiduras y las prominencias de los huesos. Daba la sensación de que bastaría con una sacudida para que aquella pesada pella de modelado se viniera abajo.

No obstante, al día siguiente llegó Ikúo y, una vez que posó de modelo a lo largo de la mañana, como para compensar la reticencia que había mantenido en el coche ante Kizu, sacó por sí mismo el tema de la joven.

– Aquella chica se encontró con ellos después del Salto Mortal, y con todo cree totalmente en Patrón y Guiador, ¿no? El mundo va a su ruina dice, y Patrón y Guiador nos van a enseñar el camino para hacer frente a esa destrucción. A ella parece importarle poco lo que esos hombres hicieron o dijeron a raíz del Salto Mortal.

22
{"b":"94168","o":1}