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Katie: No puedo, estoy ocupada.

Toby: ¿Lo ves? Ahora no digas que nunca te invito a nada.

Katie: ¿Cuánto hace que sabes que hoy voy al dentista?

Toby; Cinco minutos.

Katie: ¿Cuánto tiempo hace que invitaste a Monica Doyle a tu casa?

Toby: Una semana.

Katie: Justo lo que quería decir.

Tiene un mensaje instantáneo de: KATIE

Katie: Mamá, odio a los hombres.

Rosie: Enhorabuena, cariño. Bienvenida al club. Tu carné de socia está en el correo. Estoy tan orgullosa de este momento que ojalá tuviera una cámara.

Katie: Por favor, mamá, lo digo en serio.

Rosie: Yo también. ¿Qué ha hecho Toby esta vez?

Katie: Ha invitado a Monica Doyle a su casa para ver el partido de fútbol y a mí no me ha dicho nada. Bueno, sí que lo ha hecho, pero sólo cuando ha sabido que no podía ir.

Rosie: Ay, cariño, veo que ya ha cogido el virus. ¿Estamos hablando de la quejica de Monica? ¿La niña que cuando cumpliste diez años se pasó toda la fiesta llorando hasta que vinieron a recogerla sus padres porque se le había caído una uña postiza?

Katie: Sí.

Rosie: Vaya por Dios. Detesto a esa cría.

Katie: Ya no es una cría, mamá. Ha cumplido catorce años, tiene los pechos más grandes del colegio, lleva el pelo teñido de rubio, se deja los botones del polo desabrochados y se agacha para que los chicos le vean el escote. Hasta flirtea con el señor Simpson: finge no entender lo que cuenta en clase de informática porque así se le pone detrás y se inclina encima de ella para mostrarle lo que tiene que hacer.

Sólo sabe hablar de ir de compras, así que no entiendo por qué finge que le interesa el fútbol. Bueno, en realidad sí sé por qué.

Rosie: Me parece que ahí tenemos un caso de Bethanitis aguda.

Katie: ¿Qué? ¿Qué hago con Monica?

Rosie: Bueno, es muy sencillo. Asesínala.

Katie. Por favor, mamá, ponte seria por una vez en la vida.

Rosie: Soy una mujer increíblemente seria. El único modo de manejar esto es silenciarla. Porque si no, terminará volviendo a rondarte cuanto tengas treinta y dos años. La muerte es la única solución definitiva.

Katie: Gracias, pero sigo abierta a otras sugerencias que puedas hacerme.

Rosie: ¿Dices que te ha invitado?

Katie: Sí, pero sólo porque sabía que no podía ir.

Rosie: Mi querida, dulce e inocente hija, una invitación es una invitación. Sería una grosería no aceptarla. Sugiero que esta tarde llames a su puerta a la hora convenida. Te daré dinero para el autobús hasta su casa.

Katie: ¡Pero mamá, no puedo ir! Sabes que tengo hora con el dentista.

Rosie: Bueno, el dentista puede esperar. Este partido de fútbol es muy importante, ¿sabes? No quisiera que te lo perdieras por una nimiedad como que te arreglen los dientes. Y ahora desconecta, no vaya a ser que el señor Simpson te pille, se chive a la señorita Narizotas Malaliento Casey y me despida.

Katie: Qué más quisieras, mamá. No sé cómo puedes trabajar con ella cada día.

Rosie: En realidad, aunque me sorprende reconocerlo, no está tan mal. En cuanto han desaparecido los jefes se ha mostrado de lo más agradable. Se llama Julie. ¿Puedes creerlo? Tiene nombre de pila. Y además es un nombre bonito y normal. Me hubiese imaginado algo más en la línea de Vladimir o Adolfo.

Katie: Ja, ja, yo también. Pero ¿no resulta muy raro estar trabajando con alguien que te gritaba a diario?

Rosie: Tenemos una relación un poco curiosa, es verdad. Cada día hablamos un poquito más, de forma más amistosa, menos sobre el trabajo y más sobre la vida. Hemos pasado tantos años discutiendo que resulta chocante que estemos de acuerdo. Pero cada día hablamos más. ¡¿Sabes que pensaba que Alex era tu papá?!

Katie: ¡¿De verdad?!

Rosie: En fin, le dije que tu padre era Brian y se partió de risa… En realidad no sé si debería contarte todo esto.

Katie: Espera a que Alex se entere de que te cae bien. Se quedará pasmado.

Rosie: Tendrás que contárselo tú.

Katie: Ay, se me olvidaba que seguís sin hablaros.

Rosie: Sí, bueno, es una larga historia, cielo.

Katie: Cuando alguien dice que es una larga historia quiere decir que es una historia corta y tonta de la que no tiene ganas de hablar o que le da demasiada vergüenza contar. ¿Por qué no hablas con él?

Rosie: Porque ya no me importa lo que haga o lo que deje de hacer. Es muy libre de hacer lo que quiera con su vida y yo no tengo nada que ver. Además, no quiere oír lo que tengo que decirle.

Katie: Nuestro vecino Rupert dice: «Los errores son los portales del descubrimiento».

Rosie: Eso no lo dice Rupert. Lo dijo James Joyce.

Katie: ¿James qué? ¿Le conozco?

Rosie: Está muerto.

Katie: Vaya, lo siento, ¿le conocías bien?

Rosie: ¿Qué demonios os enseñan en el colegio?

Katie: Ahora mismo educación sexual. Un aburrimiento mortal.

Rosie: En eso estoy de acuerdo. En fin, volviendo a Alex, ha cambiado como persona, cariño. No es el hombre que yo conocía. Es diferente.

Katie: Pues menos mal. Tenía cinco años y babeaba cuando le conociste. Si cuando tenga tu edad Toby sigue comportándose como un chico de catorce, también me preocuparé.

Rosie: En ese caso, como advertencia de una mujer que sabe de qué habla, vete preparando para conocer a muchos hombres de treinta y dos años que creen que aún tienen catorce.

Katie: Sí, ya. No es la primera vez que me lo dices. Papá viene por Navidad, ¿lo sabías? Me pidió que te preguntara si iríamos a cenar con él y sus padres por Nochebuena. Como este año de todos modos estaremos solas, pensé que sería una buena idea.

Rosie: Vaya, fantástico. Viva la Navidad.

Hola querida:

Espero que todo vaya bien. Fue fantástico verte el pasado fin de semana. Gracias por venir a vernos al oeste. Prometo que la casa estará en mejores condiciones la próxima vez que vengáis a vernos, pero me está costando mucho amoldarme después de tantos meses viajando.

Amoldarnos a una casa nueva en un pueblo nuevo de un condado nuevo es toda una aventura para nosotros. Aquí todo el mundo es muy simpático y poco a poco vamos recordando el irlandés. Aunque nuestros vecinos no son tan fascinantes como los que según parece tenéis vosotras en el nuevo apartamento.

Eres mi niña maravillosa y valiente, Rosie, y tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti. Espero que lo sepas. Eres fuerte, nunca te dejas abatir por nada y eres la mejor madre que Katie podría tener. Está hecha toda una batalladora, ¿verdad? Sin duda ha salido a su madre. Siento que Dennis y yo nos marcháramos en un momento tan crucial de vuestra vida, me partió el corazón separarme de ti y de Katie cuando aún no se había resuelto todo con Comosellame. Pero tú eres una chica dura y lo que no te mata te hace más fuerte.

Sería una lástima que no asistieras a la boda de Alex. Hace poco estuve hablando con Sandra y me dijo que están planeando una gran boda para Navidad. Quieren casarse antes de que nazca el bebé y Bethany no quiere que el vestido la ponga en evidencia. A Sandra le encantaría que fuerais tú y Katie; os han visto crecer y os quieren mucho. Me dio la impresión de que Sandra no es una gran fan de Bethany, pero quiere a Alex y está decidida a apoyarlo.

Sandra me dijo que Dennis y yo también estamos invitados, pero por desgracia no podemos ir porque como ya sabes pasaremos la Navidad en París con Stephanie y Pierre. La Navidad en París será preciosa, qué duda cabe, y me entusiasma la idea de conocer a mi segunda nieta. Qué pena que tú y Katie no podáis ir también, pero comprendo que la niña quiera pasar su primera Navidad con su padre y, de paso, conocer a sus «otros» abuelos. ¡Aunque la verdad es que me pone un poco celosa que ellos vean a mi Katie por Navidad y yo no!

¡Kevin ha conocido a una chica, lo creas o no, y pasará la Navidad con ella y sus padres en Donegal! ¡Parece que va en serio! Creo que es camarera en el hotel donde él trabaja, pero no estoy muy segura. Ya conoces a Kevin: no se le da muy bien dar información.

Saludos de tu padre. Está en cama con una gripe de tomo y lomo. Cayó enfermo el día después de que os fuerais, así que tuvisteis suerte de no pillarlo enfermo. Ha estado muy cansado desde que volvimos del viaje. Me cuesta creer que ambos hayamos cumplido los sesenta, Rosie. Nunca entenderé cómo es posible que el tiempo haya pasado tan aprisa: asegúrate de saborear cada día de tu vida. En fin, más vale que te deje porque me está llamando. Francamente, tal como se comporta ¡cualquiera diría que está en su lecho de muerte!

Estoy muy orgullosa de mis dos chicas de Dublín.

Te quiere, Mamá

El doctor Reginald amp; Miranda Williams

invitan a Katie Dunne a la celebración

del enlace entre su querida hija

Bethany

y el

doctor Alex Stewart

en la

Capilla de la Universidad de Harvard

el 28 de diciembre a las 14 h

y a la recepción en el

Boston Harbor Hotel

SRC Miranda Williams

Capítulo 40

Bienvenidos al salón de charla de los Alegres Dublineses Divorciados. En este momento hay cinco personas on-line.

Divorciada_I: Venga, DamaSolitaria, deja de llorar un minuto de tu vida y piensa en tu situación. Tendrías que estar enfadada, no triste. Repite conmigo: soy una mujer fuerte.

DamaSolitaria: Soy una mujer fuerte.

Divorciada_I: Controlo mi vida.

DamaSolitaria: Controlo mi vida.

Divorciada_I: No es culpa mía que Tommy se marchara.

DamaSolitaria: No es culpa mía que Tommy se marchara.

Divorciada_I: Y no me importa que lo hiciera porque es un cabrón.

DamaSolitaria: ¡Eso no puedo decirlo!

Divorciada_I: Oye, deja que ponga tu vida en perspectiva. Te abandonó después de sólo seis meses de matrimonio, se llevó los muebles, los cacharros de la cocina, hasta la puñetera esterilla del baño, y te dejó una nota, por Dios, así que repite conmigo: ¡No me importa que lo hiciera porque es un cabrón!

DamaSolitaria: ¡No me importa que lo hiciera porque es un CABRÓN!

Divorciada_I: ¡Que se joda!

DamaSolitaria: ¡Que se joda!

Insegura: Señoras, no estoy segura de que ésa sea una forma muy saludable de ayudar a DamaSolitaria.

Divorciada_I: ¡Eh, cierra el pico, nunca estás segura de nada!

DamaSolitaria: ¡Eh, cierra el pico, nunca estás segura de nada!

Divorciada_I: DamaSolitaria, eso no tenías que repetirlo.

FlorSilvestre: Ja, ja, ja, ja.


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