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Perdona que me enrolle tanto, pero es que es como si volviera a estar en el colegio un viernes por la tarde esperando que sonara el último timbre para empezar el fin de semana.

Greg: Vaya, Rosie, lamento empañar tu buen humor pero tengo que irme a Belfast esta noche. No me he enterado hasta esta misma mañana, por eso no te he dicho nada antes. Lo siento.

Rosie: ¡Oh, no! ¿Por qué tienes que irte a Belfast?

Greg: Porque hay un seminario al que tengo que asistir.

Rosie: ¿Qué clase de seminario?

Greg: De finanzas.

Rosie: Hombre, ya sé que es de finanzas. No esperaba que fuera sobre cocina francesa. ¿Tienes que ir? ¿Alguien te echará en falta si no vas?

Greg: NO, nadie me echará de menos, la verdad, pero quiero ir. Esos seminarios son muy interesantes, ¿sabes?, y tengo que llevar la delantera.

Rosie: Pero ¿qué más puedes aprender sobre los malditos bancos? Te dan dinero y te piden que les devuelvas diez veces más. No lo veo tan complicado.

Greg: Lo siento, Rosie.

Rosie: Menudo fastidio. De todos los fines de semana que Bill me da libres, tienes que irte precisamente éste. Supongo que eres consciente de que no voy a tener un fin de semana libre hasta dentro de un año, ¿verdad?

Greg: Me encanta que nunca saques las cosas de quicio, Rosie. Escucha, tengo que ir, ¿de acuerdo? Ya hablaremos más tarde. Te quiero.

Rosie: Por cierto, antes de que te vayas, ¿has visto la factura del teléfono esta mañana?

Greg: ¿Era muy alta?

Rosie: Imagínate.

Greg: Maldita sea. Eso es por el rato que te pasas enganchada a internet enviando e-mails. No entiendo por qué Ruby y tú no podéis quedar para veros como la gente normal.

Rosie: Pues porque ningún establecimiento nos permite despatarrarnos en sus sofás en pijama y fumar. Es mucho más cómodo estar en casa. Además, ¿no crees que el importe de la factura podría tener algo que ver con todas las horas que te pasas al teléfono cada semana charlando con tu madre para convencerla de que es perfectamente capaz de vivir sola?

Greg: ¡No sé por qué tengo la impresión de que en realidad no tienes inconveniente alguno en que me pase las horas que haga falta tratando de convencerla, cariño!

Rosie: ¡Es verdad! Oh, ojalá conociéramos a un director de banco que pudiera concedernos un préstamo… Qué fácil sería la vida…

Greg: Por desgracia las cosas no funcionan así, Rosie.

Rosie: Imagínate mi desilusión al descubrirlo después de casarme contigo.

Greg: Te quedaste conmigo pese a todo. Te lo agradezco. Ahora tengo que dejarte, no me queda más remedio que denegarle una hipoteca a un cliente, para que veas. Te quiero.

Rosie: Te quiero.

De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Mi hermana favorita

Hola a mi hermana mayor que más prefiero en el mundo entero. Soy Kevin. Mándame un e-mail en cuanto puedas. Estoy en el ordenador de la universidad, ¡internet gratis!, y quiero preguntarte una cosa.

De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: Re: Mi hermana favorita

¿Por qué sólo sé de ti cuando necesitas algo?

De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Re: Re: Mi hermana favorita

Pareces mi ex novia. ¿Qué te hace pensar que necesito algo? A lo mejor sólo quiero ponerme al día y enterarme de cómo le va la vida a mi hermana. ¿Qué tal Katie? Dile que he preguntado por ella. ¿Qué tal Greg? Dile que he preguntado por él. ¿Qué tal Alex? Dile que he preguntado por él.

¿Ves lo interesado que estoy por tu vida? Si alguna vez necesitas un canguro para Katie no tienes más que decírmelo, será un placer echarte una mano. Bueno, no tengo más que decir, cuídate y llama de vez en cuando.

P. D.: ¿Existe la posibilidad de que le pidas trabajo a tu jefe para mí?

De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: ¡Ajá!

¡Ajá! ¡Sabía que tenía que ser una trampa! Por lo general te importa un bledo cómo me va la vida. Katie está bien, gracias, igual que Greg y que Alex. Podrías ver cómo están con tus propios ojos si alguna vez te dignaras venir a visitarnos. Sí, me encantaría que te ocuparas de Katie, muchas gracias, pero no sé si debo confiar en ti después de lo que ocurrió la última vez.

De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: ¡Hace seis años!

¡Vamos, Rosie! De eso hace por lo menos seis años, ¡sólo tenía diecisiete! ¿Cómo pudiste darle a un chico de diecisiete años la llave de un apartamento y no contar con que invitaría a unos cuantos amigos? Es lo más normal.

De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: ¡Normal!

Kevin, dejaste el piso hecho un asco. La pobre Katie estaba aterrorizada y a mí me disgustó encontrarte dormido en mi cama con aquella… con quien fuera…

De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Ha llovido mucho

Bueno, dijiste que estaba en mi casa… Da igual, ha llovido mucho desde entonces, ahora los dos somos adultos sensatos. (Tú un poco más que yo: ¡treinta el mes que viene!) Me encantaría que pudieras ayudarme. Te quedaría eternamente agradecido y te lo digo en serio, de verdad.

De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: ¡Me debes una!

De acuerdo, pero no esperes gran cosa. Y no lo eches todo a perder, o Bill lo usará contra mí y arruinará mi grandioso plan general para hacerme con las riendas de este hotel.

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡La vida!

Madre mía, Alex, ¿quién sabía que Kevin ha aprendido a caminar y hablar? Pensaba que todavía iba al colegio. Y de repente ha crecido. Tampoco es que haya sido la confidente de sus andanzas, ya lo sé. Es muy reservado. El mundo debería andarse con ojo con las personas como él.

Las cosas cambian muy aprisa. Justo cuando te acostumbras a algo, ¡zas!, cambia. Justo cuando comienzas a entender a alguien, ¡zas!, se hace mayor. Con Katie me pasa lo mismo. Cambia cada día; su cara es un poco más adulta cada vez que la miro. A veces tengo que dejar de fingir que me interesa lo que está diciendo para darme cuenta de que realmente me interesa. Vamos juntas a comprar ropa y sigo sus consejos. Salimos a almorzar y nos reímos de tonterías. Me veo incapaz de rebobinar hasta el momento en que mi hija dejó de ser una chiquilla y se convirtió en una persona.

Y además se está convirtiendo en una persona fantástica. No sé qué pretendo con este e-mail, Alex, pero últimamente he estado pensando en un montón de cosas y estoy un poco hecha un lío.

La vida está hecha de tiempo. Los días se miden en horas, los salarios se miden en función de esas horas, nuestros conocimientos se miden en años. Robamos unos minutos a nuestras jornadas para tomar un café. Volvemos corriendo a nuestros puestos, miramos el reloj, vivimos de cita en cita. Y, sin embargo, el tiempo termina agotándose y en el fondo de tu alma te preguntas si esos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y décadas se están empleando de la mejor manera posible.

Todo da vueltas a nuestro alrededor: trabajos, familia, amigos, amantes… Te vienen ganas de gritar «¡ALTO!», mirar alrededor, cambiar la disposición de unas cuantas cosas y luego continuar. Seguro que entiendes lo que quiero decir. Sé que ahora mismo estás pasando una época muy difícil. Por favor, recuerda que siempre estoy aquí para lo que sea.

Te quiero,

Rosie

Capítulo 19

Querido Alex:

Vale, como probablemente sepas, mamá cumple treinta el mes que viene, y yo y Toby le estamos preparando una fiesta de cumpleaños sorpresa. ¿Vas a venir?

De momento en la lista de invitados están la abuela, el abuelo, la tía Stephanie, el tío Kevin (aunque no queríamos invitarlo porque nos da miedo), Ruby, Teddy, los papás de Toby, Toby y yo. Éstos son los que hay de momento. Ah, sí, y también Greg, si está aquí. Siempre está trabajando y mamá siempre le está gritando por eso. El otro fin de semana mamá no trabajaba y estuvo muy animada toda la semana porque había hecho planes con Ruby y Greg. Sé lo que siente porque odio el colegio y me encanta cuando llega el fin de semana. Total, que en el último momento Greg tuvo que marcharse otra vez. Entonces Ruby la llamó y dijo que estaba enferma, así que mamá se quedó en casa y vio la tele conmigo y con Toby, y dejó que se quedara a dormir.

Toby tiene una linterna nueva muy enrollada. Es la mejor que se puede conseguir. Cuando mamá se fue a la cama la probamos por la ventana y llegaba hasta las nubes y todo de tan potente. Bueno, también iluminamos el otro lado de la calle y vimos al señor y la señora Gallagher en su casa. Toby dice que estaban saltando al potro. Nos partimos de risa pero entonces la señora Gallagher cruzó la calle en bata muy enfadada, y aporreó la puerta y le gritó a mamá. Mamá se enfadó tanto que dijo que no nos llevaría al desfile. Pero nos llevó igual.

Toby y yo nos pintamos la cara cuando llegamos al centro y quedamos muy guays. Hasta conseguimos que mamá se pintara el trébol de Irlanda en la cara, y lo hizo, pero luego se arrepintió porque se puso a llover y la pintura verde, blanca y dorada que llevábamos en la cara se nos corrió. Parecían lágrimas de arco iris. A Toby se le metió un montón de pintura en el pelo y yo me froté los ojos sin querer y la verde se me metió dentro. Me picaban tanto los ojos que no podía mantenerlos abiertos, así que Toby y mamá me cogieron de las manos y me llevaron a casa. Tuvimos que marcharnos antes de que empezara el desfile.

Cuando llegamos a casa estábamos empapados y el traje nuevo de mamá estaba lleno de pintura verde. La señora que nos la puso en la cara dijo que las manchas que pudieran hacerse en la ropa desaparecían al lavarla. No es verdad. Toby ha tenido el pelo verde durante toda la semana y la señorita Narizotas Aliento Apestoso Casey no está contenta. ¿Puedes creerte que ahora es la directora? Mamá dice que el colegio debe de estar muy desesperado. Total, que cuando volvimos del centro nos pusimos a ver el desfile en la tele pero sólo vimos el final porque tardamos mucho en llegar a casa por culpa de los jodidos turistas. Esto lo dijo mamá.

¿Vendrás a la fiesta? Puedes traer a Josh también. Necesitamos más gente, además. La tía Stephanie no puede venir porque sale de cuentas el mes que viene y me parece que el piloto no la dejará volar porque pesa demasiado. La abuela y el abuelo irán a visitarla a ella, a Pierre y al bebé cuando nazca. El tío Kevin no puede venir porque está empezando su nuevo trabajo de chef en un hotel nuevo en el sur del país. Así que sólo quedan Ruby y Teddy y Ruby dice que no puede prometer que Teddy venga porque no le gusta hacer planes con él con tanta antelación. Pero sólo faltan dos semanas.


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