Se repetía en la carne y en los huesos de Victorino Perdomo, detalle por detalle, golpe por golpe, la pasión y muerte de José Gregorio Rodríguez, sucesos estos ocurridos en la misma ciudad de Caracas cuatro años antes, durante la noche del 26 de mayo de 1962, mientras el mencionado José Gregorio Rodríguez permanecía, en calidad de detenido político, en las oficinas de la Dirección General de Policía, Digepol. Hay ligeras diferencias, sin embargo. Victorino Perdomo acababa de cumplir 18 años. José Gregorio Rodríguez, en cambio, tenía 35, dejó cuatro hijos huérfanos y no era un personaje de novela. Pero nos estamos desviando del tema.