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Lámina 9. El Santuario Interior

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El Santuario Interior

En nuestro precedente artículo indicábamos una distinción entre el esoterismo de lo que es vulgar de suyo y el de aquello que elevado en sí y originario de fuentes iniciáticas primitivamente, resulta EXOTÉRICO mediante el esfuerzo de los Maestros por explicarlo o inspirarlo y el de los discípulos por comprenderlo y divulgarlo, tratándose de principios que infiltrados en el ambiente ideológico de una época, dan un impulso al perfeccionamiento humano.

Estos principios, orientando a los que son capaces de interpretarlos con profundidad, se convierten en claves preciosas para descifrar los misterios del oculto saber. Mientras una gran mayoría se limita a considerarlos como simples conocimientos que añadir a su bagaje intelectual y otros tratan de traducirlos en normas de conducta, algunos más sagaces no se conforman con eso y, aquello de la “Philosophia Sagax” que decía Paracelso, procuran desentrañar el fondo esotérico de las revelaciones. De tal suerte es como el exoterismo, está formada por dos llaves: son dos, porque expresan las dos mitades sexuadas de todo conocimiento completo: la tesis y la antítesis que contribuyen para la construcción de la síntesis llevando a una expresión tan evidente de la verdad que esta hácese axiomática y adquiere la capacidad de difundirse por lo cual le conviene el signo de multiplicar.

Estos principios o conocimientos, se apoyan en un peldaño ya más alto que el conocimiento vulgar y ascienden rectamente hasta los peldaños superiores abarcando por igual los conocimientos y experiencias de los planos inferiores y de los superiores. Arrancan de una revelación, de una verdad completa en sí misma, simbolizada por el óvalo de cada llave, el cual tiene contacto con la sabiduría esotérica y con la compasión de los Instructores que en actitud de orar piden luz para el mundo.

Las llaves son de oro en señal de excelsitud como son “de oro” las páginas más selectas que han producido de consuno el genio humano y la inspiración superior; como son “de oro” los versos de Pitágoras.

Representar el cruce de las llaves en el cuarto escalón, es lo mismo que colocar la T o la cruz, en el centro del hexagrama conocido por salomónico, aún cuando data de eras muy anteriores a aquella en que viviera el sabio rey.

Hay pues un exoterismo sagrado, hijo de la piedad de los Maestros, que conduce directamente al esoterismo; que enseña la palabra de pase a cuya vibración, el silencioso guardián, cesa de oponerse a que el candidato aplique sus llaves a las dos cerraduras, una inversa de la otra.

¿Qué es el Santuario Místico?

– Un refugio para orar y meditar, en pos de un estado propio para la percepción directa de las IDEAS.

Pero, se dirá; ¿no se puede orar o meditar en cualquier parte?

Sí, hasta cierto punto. Hay una química del pensamiento y del sentimiento, que trabaja con materiales etéreos, y que al igual que toda otra química, necesita un laboratorio especial, si bien es cierto que algunas de sus más sencillas operaciones podrían igualmente efectuarse fuera del laboratorio.

En el santuario interior, el que medita se halla rodeado de influencias mágicas. Siendo un sitio cerrado y que se destina sólo a la meditación, está totalmente impregnado de los efluvios mentales volitivos que emitieron todos los que allí meditaron antes. Esta razón, aún cuando no hubiera otras, bastaría para justificar la existencia de los Santuarios secretos y el sigilo con que se evita en ellos la entrada de profanos. ¿Consentiría un químico que una persona extraña pretendiese manejar o curiosear las probetas y matraces en donde él está realizando algunas delicadas operaciones de su arte? – No opondría acaso inconvenientes a un colega que versado en sus trabajos viniera a colaborar en ellos o simplemente a estudiarlos con la inteligencia y el cuidado necesarios para no interrumpirlos o estorbarlos.

¿Cuáles son las condiciones requeridas para poder penetrar en el Santuario interior? El objeto de la sabiduría no es otro que el perfeccionamiento humano, y por consiguiente toda persona animada por móviles egoístas ejerce un influjo perjudicial sobre las auras del santuario. Es este un este un laboratorio mágico donde se gestan la iluminación y la felicidad de la especie humana: aquel que distraiga en beneficio personal la más mínima parte de los elementos de místico poder que allí se incuban, es un profanador del santuario y un vampiro de la humanidad.

Aquel que lleve consigo un aura excitada por odios o rencores, por ambiciones u otros desórdenes de la voluntad, ejercerá en las auras del santuario un influjo parecido al de una turbamulta de muchachos traviesos en el estudio de un sabio.

Por esto la serpiente que guarda la entrada es al mismo tiempo emblema de sabiduría y de sigilo.

La puerta que da acceso al santuario tiene un marco cuyo ancho está limitado interiormente por una parábola y exteriormente por dos lados de un triángulo equilátero, cuya base la constituye el séptimo y último peldaño de la escalinata.

La parábola es la expresión geométrica de la relación entre lo móvil y lo inmóvil, o en otras palabras: lo mutable y lo inmutable; términos de los cuales se encuentran en los himnos védicos frecuentes referencias. Imaginad que se traza una curva en torno de dos puntos fijos, manteniendo tirante con la punta de un lápiz (que produce el tercer punto) un hilo tendido entre ellos. Resultará una elipse. Si uno de esos dos puntos fuera fijo y el otro se apartara continuamente del primero, ya el trazado no sería factible mediante un hilo, pero efectuado por el cálculo, o simplemente por el pensamiento en el espacio, produciría una parábola.

El pórtico,.formado por el triángulo y la parábola, expresa los tres puntos; en equilibrio recíproco y en función. La interpretación simbólica del primer caso es la misma de la Trimurti brahmánica: esto es, el equilibrio universal, en una forma dinámica, debido a la transformación incesante, bajo sus dos aspectos de aparente creación y aparente destrucción; más el principio fijo donde se verifican esos cambios. En otras palabras: Brahma el creador, Vishnú el conservador, y Shiva el destructor. Sin especificar la acepción muy relativa que ha de darse a esas funciones por tratarse de un asunto ampliamente desarrollado en otros lugares, añadamos algunos conceptos más difíciles de encontrar en las literaturas orientalista y hermética, sobre la parábola. Es ésta una expresión de la Ley Kármica que determina los efectos correspondiendo con las causas, dado un medio capaz de ser influido por éstas No solamente en nuestra lámina figura la parábola con este valor simbólico. La hallamos también en el surtidor de leche que surge de la cabeza de Addha Nari, (la Naturaleza). Este surtidor simboliza que la esencia de vida, traza en su descenso, dentro de un mismo plano pero en dirección opuesta, la misma curva que le fue impuesta en su ascenso.

Todo, todo en el dibujo que explicamos, tiene un significado profundamente simbólico;

hasta los más mínimos detalles. La puerta de dos hojas, que al abrirse deja una sola abertura; las dos cerraduras, dispuestas una al revés de la otra, etc., todo invita a una seria y fructuosa meditación. Esta oposición de las cerraduras, por ejemplo, lleva a los versados en el simbolismo esotérico, hacia el estudio de los misterios de la sexualidad, clave cuyo valor inmenso jamás podrán ni vislumbrar sus profanadores; clave absoluta de la biología, que es la ciencia por la cual hay que empezar el estudio de lo aparentemente inerte, porque en realidad no hay más que distintos estados de la vida; clave fecundísima en correspondencias metafísicas con arreglo al axioma de Hermes: “Como lo de abajo así es lo de arriba…etc.»

Es simbólica la ornamentación de la puerta que recuerda el hexagrama de todas las liturgias; es simbólica la palabra sánscrita esculpida en la cúspide del portal triangular, expresando el hálito de vida; es simbólica la sillería distribuida por períodos septenarios; todo en fin.

Dejemos al inteligente lector, a solas con sus reflexiones: con lo dicho basta por el momento para inspirarlas y orientarlas. No acariciemos la ilusión de agotar en un breve artículo lo que podría ser asunto de muchos volúmenes.

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