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El terreno

El señor Moc camina con un vendedor de bienes raíces y éste, con mucho orgullo, le describe las cualidades del lugar.

Vendedor: -Como usted puede ver, la carretera pasa muy cerca de aquí…

Moc: -Bueno, de hecho, los que pasan cerca son los coches…

Vendedor: -… Sí, claro…

Moc: -… La carretera está quieta.

Vendedor: -… Bueno, es una manera de decir, se entiende que uno está hablando de lo cómodo que es llegar a este terreno, que, también…

Moc: -Sería como decir que el lecho de un río pasa muy rápido, cuando lo que corre es el agua.

Vendedor: -… Eh, sí, tiene razón, era sólo una expresión… quisiera mostrarle…

Moc: -¿Como ¡ay! que es una expresión de dolor, o como esto (da un salto) que es una expresión de alegría?

Vendedor: -No, eh, no quise decir que fuera una expresión de sentimiento sino que es un modo de hablar, si usted se fija…

Moc: -O sea que usted usó una expresión como una manera de decir que era una manera de decir…

Vendedor: -… Eh, sí… ¿Qué le parece si caminamos hasta esos árboles? La vista desde allí es maravillosa.

Moc: -De acuerdo.

Vendedor: -… Además hay ardillas.

Moc: -¿Para qué?

Vendedor: -¿Cómo para qué?

Moc: -Claro, ¿para qué hay ardillas?

Vendedor: -Bueno, no es que estén por algún propósito en especial, ya se encontraban desde antes. Siempre estuvieron.

Moc: -¿El fin depende del tiempo?

Vendedor: -¿Perdón?

Moc: -Digo que si las cosas que están desde más tiempo pueden prescindir de tener una finalidad.

Vendedor (abrumado): -No lo sé.

Moc: -Usted acaba de afirmar eso.

Vendedor: -Sólo comentaba que hay ardillas porque es gracioso verlas pasar, es bonito.

Moc: -Si nadie las viera pasar, ellas de todas maneras estarían.

Vendedor: -Lo sé, quiero decir: no es que estén porque es gracioso verlas, supuse que a usted le gustaría observarlas.

Moc: -Me encanta ver ardillas…

Vendedor: -Por eso… mire, le propongo que…

Moc: -… y la naturaleza en general, me parece un espectáculo maravilloso.

Vendedor: -Perfecto, ¿qué le parece si firmamos el contrato, entonces?

Moc: -Claro, ¿cuántas ardillas calcula que hay por aquí?

Vendedor: -¡Mi Dios! (Suspira.) No lo sé…

Moc: -¿Cuántas ha visto pasar usted?

Vendedor: -Bueno, no todas las veces pasan.

Moc: -Digamos, ¿una de cada dos veces?

Vendedor: -… Eh, sí.

Moc: -¿Y cuántas pasan?

Vendedor: -… ¿Dos o tres cada vez?

Moc: -¿Y cuántas veces vino usted?

Vendedor: -Unas veinte veces.

Moc: -O sea que hay entre cuarenta y sesenta ardillas.

Vendedor: -… ¿Sí? Sí, quizás (un poco mareado).

Moc: -Perfecto.

Vendedor: -Qué bueno que ya hayamos averiguado eso, ¿por qué no firmamos?

Moc: -De acuerdo… o bien podría ser la misma ardilla que haya pasado entre cuarenta y sesenta veces, ¿no cree?

Vendedor (suspira abatido).

Moc: -¿Cual será la razón para que una ardilla pase tantas veces?

Vendedor: -No lo sé.

Moc: -Veamos: o bien ella es muy inquieta o el lugar no es tan cómodo como parece.

Vendedor: -No, yo creo que… es la ardilla que está loca, el lugar es maravilloso.

Moc: -¿Y por qué habrá enloquecido?

Vendedor: -Nno… no lo sé.

Moc: -¿No será que usted viene demasiado seguido?

Vendedor: -Por eso, ¿por qué no lo compra y así no vengo más?

Moc: -¡Al contrario! Creo que a la pobre le gusta la tranquilidad de su hogar y no que se lo vendan sin saber quién lo comprará.

Vendedor: -Mire, es una ardilla, yo no creo…

Moc: -¡Allí pasa! Pidámosle disculpas.

Vendedor: -¿¿¡¡…!!??

Moc: -Le ruego, señora ardilla, que acepte nuestras excusas.

Vendedor: -Eh… no creo que nos haya oído, ya está lejos, ¿no?

Moc: -Corramos tras ella, todavía podemos alcanzarla (empieza a correr). ¡Señora ardilla! ¡Permítanos disculparnos!

Vendedor (corre detr á s del se ñ or Moc): -Oiga, ¿y si firmamos y listo?

Moc (corre): -En caso de comprar este terreno, créame que la tendría como su legítima dueña.

Vendedor (corre agitado): -Sí, ardillita, dígale que lo compre.

Moc (se detiene): -¡No le hable así! La está presionando. Mire cómo corre. Creo que sin duda está con los nervios destrozados.

Vendedor (agitado).

Historias De Los Se?ores Moc Y Poc - pic_6.jpg

Moc: -Mejor pospongamos la compra, no parece un momento adecuado para discutir con los más afectados.

Vendedor (agitado).

Moc: -¡Hombre! Mire cómo respira, sin duda fue usted que le transmitió sus nervios a la pobre ardilla, le recomiendo que no vuelva por aquí hasta que se le pase esta agitación.

Vendedor: -¿No va a comprar entonces?

Moc: -Si hubiera estado menos pendiente de vender y vender, habría pensado más en la ardilla, cuidándose de venir tantas veces. Ella no estaría alterada y yo lo hubiera comprado con mucho gusto, pero en estas condiciones… usted me entiende.

Vendedor: -Sí… claro (agitado).

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